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domingo, 11 de septiembre de 2016

Redes: el escaparate de los desafíos más aberrantes

Redes: el escaparate de los desafíos más aberrantes


El #abdcrack fue una de las tendencias que arrasó el pasado verano en Instagram.
Dicen que la estupidez humana no conoce límites. Y, a veces, basta con darse un garbeo visual por Instagram para dar fe de ello. Durante el verano que ahora termina, la red alumbró la última -y peligrosa- memez bendecida por miles de 'likes' en todo el planeta. #abcrack, la llamaron. En español, la barbaridad que se esconde tras esa almohadilla suena más terrible si cabe: rotura abdominal.
Aunque resulte imposible de creer, modelos, celebridades y 'fit girls' se pasaron las vacaciones exhibiendo sus magros torsos partidos por la mitad por una profunda línea, considera como el summum de la esbeltez. El termómetro de Google confirmaba la fortaleza de la tendencia, al convertirse en uno de los términos más buscados con más de 300.000 resultados.
¿Cómo se consigue lucir esa línea supuestamente tan sexy? Se preguntaban miles de instagramers. La respuesta: con una rutina bestial de ejercicio, una dieta severa o, he aquí el quid de la cuestión... ¡dando a luz! Porque, paradojas de la vida, esa diástasis abdominal de la que tanto se presume ahora en las redes es una de las secuelas que más complejos genera entre las parturientas.

ATROCIDADES

Lo más preocupante es que, más allá del horror estético, este reto supone un serio riesgo para la salud. Al romperse, esa faja natural que son los músculos abdominales deja de cumplir su función. Toda la presión de las vísceras cae sobre el suelo pélvico, provocando problemas de incontinencia, disfunciones sexuales y dolores lumbares. Así que la bromita le puede costar a uno pasar por el quirófano.
El #abcrack ha sido el boom estival pero Internet está plagada de otros desafíos físicos tan absurdos como nocivos. Jueguecitos urdidos por desaprensivos, como el #collarbone, capaces de incitar a que las jóvenes comprueben cuántas monedas son capaces de sostener en la clavícula.

O, como propone el #A4Challenge, a comprobar si su torso mide lo mismo que un folio tamaño DIN A4. ¿Para qué? Para acreditar esa delgadez que, a su juicio, es el ideal de belleza.

El alarde de una delgadez extrema es también el objetivo final de otros tres desafíos que arrasan en las redes sociales: #bikinibridge, #thighgap y #bellybutton. El primero consiste en fotografiarse ese puente que se le forma a algunas mujeres -muy delgadas- entre ambos huesos de la cadera al tumbarse a tomar el sol.

Estar lo suficientemente flaca como para que corra el aire entre muslo y muslo también cotiza al alza en Instagram. Ese es el ideal que propugna el #thighgap. La tendencia opuesta, y mucho más cercana a la realidad, la encarnan las piernas de sirena o #mermaidthighs.

¿Alarde de flexibilidad o de extrema delgadez? Esa es la cuestión. El #bellybuttonchallenge, que no ha cuajado entre los famosos, cuenta con millones de seguidores en China.

La obsesión por el culto al cuerpo también se nos va de las manos. En la red se encuentran imágenes tan alucinantes -por no usar otro calificativo- como la de Sarah Stage, una modelo que presume de abdominales marcados en la recta final de su embarazo.

La locura por lucir un abdomen marcado no tiene edad. Aunque provoque repulsión y miedo a partes iguales, hay padres que no dudan en entrenar y exponer los cuerpos hipermusculados de sus hijos.

¿Por qué tienen tanto éxito estás atrocidades? "La gente busca un reconocimiento parcial a través de las redes. Miden su felicidad y su sensación de bienestar en función de los números de 'likes' que obtienen las imágenes que publican", explica Jesús María Prada, psicólogo de EnpositivoSÍ.
Instagram se ha convertido en el escaparate perfecto para los que anhelan el aplauso a sus acciones: "Es una vía rápida de reforzar su autoestima. Muestran el fruto de su esfuerzo, algo que no todo el mundo puede lograr, para que se les valore por ello". El peligro radica en los imitadores, en los que no se dan cuenta de que "esos cuerpos ideales, fruto de una genética privilegiada, suelen ser inalcanzables" para el común de los mortales.
En cualquier caso, advierte de lo ficticio de esa realidad: "Sólo ofrecemos nuestra mejor cara. Nuestra felicidad, nuestro lado bueno. Es como cuando recibimos a invitados en casa un domingo. Todo es tan perfecto como irreal".

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