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lunes, 2 de noviembre de 2009

LA INDIA-CAPÍTULO 13-BENARÉS

Benarés

Es una gran ciudad que está al lado del río Ganges. Es una de las siete sagradas del hinduismo.

Dice la leyenda que la ciudad la fundó el dios Shiva. Dicen que tiene más de tres mil años de antigüedad. Y que era en centro religioso dedicado al dios del sol. Era una ciudad centro de lo religioso, educativo y artístico. Se extendía a lo largo de la ribera del Ganges. Eran importantes sus telas, sedas, perfumes, marfiles…En el 1.300 más o menos la ciudad fue saqueada por los afganos. La dejaron hecha unos zorros. Y luego fue atacada por los mogoles. Que no mongoles.

-Ya nos quedó claro.

-Pues eso. Es que querían acabar con el hinduismo.

Ahora mismo esta ciudad es considerada por los hinduistas como una de las ciudades para ir a peregrinar. Como una ciudad santa. Es que una de las cabezas del dios Brahmá descansó cuando llegó a esta ciudad.

-Qué fuerte. Una cabeza del dios. O sea el dios tenía mogollón de cabezas. Que además se cansaban.

-Pues sí. Ni me imagino la cantidad de dinero que se gastaba el dios en sombreros.

-Era un dios. Pero es que además la esposa del dios Shiva, la diosa Satí, se suicidó. Y se suicidó a lo bonzo. Se quemó. Y una de las manos, la izquierda, cayó en la ciudad. Así que en la ciudad hicieron un templo a los dioses.

-Hicieron los templos por cabezas y manos.

-Yo diría que hicieron los templos por narices.

-Por cataplines.

-Por ...porque sí.

El hinduismo dice que el que quien muera en Benarés se queda liberado del ciclo de reencarnaciones. Y pasa directamente al nirvana. Los baños en el río se consideran purificadores de los pecados. Ni que decir tiene que el Ganges es cualquier cosa menos puro. Es decir entre los cadáveres que flotan, los animales que se echan allí, las basuras que son arrojadas al río…uno se imagina que bañarse en estas aguas no es exactamente como ir a un balneario.

Por eso Benarés se ha convertido en la ciudad a la que quieren ir los enfermos y ancianos. A lo largo del río hay casas que acogen a los moribundos. Mientras se creman los que ya están muertos. Y se arrojan al río. Al mismo tiempo pasan en especie de camillas hecha de palos a los enfermos que según ellos están terminales. Y estos pobrecitos pueden ver cómo preparan su futuro. Pero las piras crematorias aunque son muchas a lo largo del río, también se muere mucha gente. Allí estamos presenciando las cremaciones. Pero no da tiempo. Cuando pasa un rato aunque al cuerpo no le haya dado tiempo a desaparecer, se echa al río. Así que podemos tener la oportunidad de ver flotar un trozo de pierna, y otros pedazos que no son todavía cenizas. Desde las calles hay escaleras de piedra que bajan hasta el Ganges. Allí bajan las personas para darse sus baños purificadores.

Los sitios más importantes para ver son el templo dorado, dedicado al dios Shiva. Uno de los más sagrados. Si no eres hinduista, no entras ni de chiripa.

También está la mezquita Mezquita de Gyanvap de color blanco. Siempre está el ejército por allí por si pudiera haber un ataque de grupos ultra hinduistas. La entrada se reserva a los musulmanes.

En fin, entre unas cosas y otras esto es lo más interesante de la ciudad. Pero a los ojos del occidental, lo que puede ser traumático es contemplar todas esas cremaciones, toda esa pobreza, todos los cadáveres flotando en el río sagrado. Tú puedes ver no sólo trozos de cadáveres casi incinerados sino también los cuerpos flotantes de las personas que no han tenido el derecho de la incineración ya que el hinduismo prohíbe dicho ritual a los que han muerto de forma violenta como los asesinados, suicidados, o sea no muertos de forma natural. Se dice que en Benarés el fuego no se ha apagado desde hace años a causa de las cremaciones. Imaginemos cuántos árboles tienen que cortar para todo esto. Lo que esto supone para la desforestación y para la polución y contaminación del ambiente que huele a putrefacción y muerte.

Se dice que el hombre más rico de Benarés es quien se encarga de distribuir y vender la madera para las cremaciones. Ya sabemos por qué es tan rico. Le importa un carajo el medio ambiente, la tala indiscriminada de árboles y su propio país. Cuánta razón tenía Marx, al decir que la religión es el opio del pueblo. En algunos casos.

Este es el final de mi viaje a La India. Un país lleno de contradicciones que venera a los actores de Bollybood una fábrica de hacer cine como se hacen churros. Dando al pueblo “pan y circo” para que estén tranquilos sin atreverse a iniciar ningún tipo de revuelta comunista que quizás podría llevarles a algún tipo de escape. La India, este mágico país al que por el momento no volveré al menos en mis próximas siete reencarnaciones. Pero que uno tiene que visitar. Alguna vez.

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