LA CIENCIA AVANZA QUE ES UNA BARBARIDAD.
CAPÍTULO 1: LAS MENINGES
Es impresionante lo que hace la incultura. Concretamente la mía.
Como tengo fiebre porque tengo una faringitis me he quedado en casa. He hecho pellas. Pero con autorización médica. De hecho estoy hecha puré. Pero tampoco es para tanto. Esto tiene cura.
Pero como os decía, estoy investigando por mi cuenta. Sumergida en el mundo de los trasplantes, de los anticuerpos, de los inmunodepresores y de todas esas cosas.
Yo, que difícilmente sé diferenciar entre una falange y un leucocito. Lo de falange siempre me sonó a la época fascista española. Y lo de leucocito me sonaba a golosina de niño.
Pero, a lo que vamos: que no sé nada del tema. Además soy un pelín hipocondríaca. Tengo un amigo adorable que es médico y él me cuenta a veces las cosas que hace. Y si me habla de que ha tenido un paciente con dolor en un dedo, a mí empieza a dolerme el dedo. Pero intento no decírselo. Para no estresarlo. De hecho él lo sabe y ya desiste. Evita los temas esos porque sabe que me pondré enferma en un plisplás.
Y yo que siempre que estoy hasta el gorro digo “estoy hasta las meninges”, y acabo de descubrir que eso de meninge existe de verdad.
Las meninges son membranas del tejido conectivo. Que hay un tejido que se llama conectivo. Y este tejido cubre el sistema nervioso central. Que hay un sistema nervioso central. Que está ubicado en el cráneo. En el cerebro. Y también en la médula espinal.
Qué cosas. Y además cuando digo “las” meninges, no era casual. Es que hay tres meninges. Mira tú por dónde. Como las tres gracias. Los tres mosqueteros. Los tres tenores. Los tres cerditos.
Y estas meninges tienen nombres:
Duramadre, también llamada externa. Porque saldrá más o algo. Será más sociable, le gustarán las fiestas y eso.
Otra que se llama Piamadre, porque es interna. Y como es pía es que es más beata, una capillita. De casa a la iglesia y todo lo que conlleva.
Y la tercera o hermana pequeña se llama Aracnoide. Tendrá forma de araña, digo yo.
Estas tres meninges limitan tres espacios: el epidural, el subdural y el subaracnoideo. Ah, de ahí lo que ponen a las mujeres que van a tener un bebé. La epidural. Es que el espacio epidural se aprovecha para inyectar anestésicos locales. De ahí en nombrecito. Es que todo tiene su porqué.
Las meninges no están ahí porque sí. Si no tuvieran nada que hacer se irían con viento fresco a hacer un crucero por el Nilo o a hacer cualquier otra cosa.
Las meninges tienen la función de la protección. Impiden, como si fueran un filtro, la entrada de sustancias y cositas que pudieran ir mal a nuestro sistema nervioso. O sea, nos protegen de infecciones. Como la encefalitis, la meningitis. Y otras.
Hay como tres cubiertas meníngeas que rodean el sistema nervioso central. Como esos plásticos que ponemos para que el puré de verduras que hemos preparado por la mañana se pueda comer por la noche. Si lo queremos comer, claro. Pues es lo mismo.
En cada capa circula un liquidito que se llama líquido cefalorraquídeo. Qué nombre. Pero ahí queda. Es un liquidito transparente que amortigua golpes, lubrifica y hace otras cosas. De esta manera los pequeños golpes en la cabeza que nos damos, no ponen en peligro nuestras vidas. De todas formas no hay que abusar de estos golpes porque el líquido cefalorraquídeo podría mosquearse. Y podría no querer amortiguar más y nos quedaríamos p´allá.
Como tengo fiebre porque tengo una faringitis me he quedado en casa. He hecho pellas. Pero con autorización médica. De hecho estoy hecha puré. Pero tampoco es para tanto. Esto tiene cura.
Pero como os decía, estoy investigando por mi cuenta. Sumergida en el mundo de los trasplantes, de los anticuerpos, de los inmunodepresores y de todas esas cosas.
Yo, que difícilmente sé diferenciar entre una falange y un leucocito. Lo de falange siempre me sonó a la época fascista española. Y lo de leucocito me sonaba a golosina de niño.
Pero, a lo que vamos: que no sé nada del tema. Además soy un pelín hipocondríaca. Tengo un amigo adorable que es médico y él me cuenta a veces las cosas que hace. Y si me habla de que ha tenido un paciente con dolor en un dedo, a mí empieza a dolerme el dedo. Pero intento no decírselo. Para no estresarlo. De hecho él lo sabe y ya desiste. Evita los temas esos porque sabe que me pondré enferma en un plisplás.
Y yo que siempre que estoy hasta el gorro digo “estoy hasta las meninges”, y acabo de descubrir que eso de meninge existe de verdad.
Las meninges son membranas del tejido conectivo. Que hay un tejido que se llama conectivo. Y este tejido cubre el sistema nervioso central. Que hay un sistema nervioso central. Que está ubicado en el cráneo. En el cerebro. Y también en la médula espinal.
Qué cosas. Y además cuando digo “las” meninges, no era casual. Es que hay tres meninges. Mira tú por dónde. Como las tres gracias. Los tres mosqueteros. Los tres tenores. Los tres cerditos.
Y estas meninges tienen nombres:
Duramadre, también llamada externa. Porque saldrá más o algo. Será más sociable, le gustarán las fiestas y eso.
Otra que se llama Piamadre, porque es interna. Y como es pía es que es más beata, una capillita. De casa a la iglesia y todo lo que conlleva.
Y la tercera o hermana pequeña se llama Aracnoide. Tendrá forma de araña, digo yo.
Estas tres meninges limitan tres espacios: el epidural, el subdural y el subaracnoideo. Ah, de ahí lo que ponen a las mujeres que van a tener un bebé. La epidural. Es que el espacio epidural se aprovecha para inyectar anestésicos locales. De ahí en nombrecito. Es que todo tiene su porqué.
Las meninges no están ahí porque sí. Si no tuvieran nada que hacer se irían con viento fresco a hacer un crucero por el Nilo o a hacer cualquier otra cosa.
Las meninges tienen la función de la protección. Impiden, como si fueran un filtro, la entrada de sustancias y cositas que pudieran ir mal a nuestro sistema nervioso. O sea, nos protegen de infecciones. Como la encefalitis, la meningitis. Y otras.
Hay como tres cubiertas meníngeas que rodean el sistema nervioso central. Como esos plásticos que ponemos para que el puré de verduras que hemos preparado por la mañana se pueda comer por la noche. Si lo queremos comer, claro. Pues es lo mismo.
En cada capa circula un liquidito que se llama líquido cefalorraquídeo. Qué nombre. Pero ahí queda. Es un liquidito transparente que amortigua golpes, lubrifica y hace otras cosas. De esta manera los pequeños golpes en la cabeza que nos damos, no ponen en peligro nuestras vidas. De todas formas no hay que abusar de estos golpes porque el líquido cefalorraquídeo podría mosquearse. Y podría no querer amortiguar más y nos quedaríamos p´allá.
Cuando a las meninges llegan microorganismos o bichitos malos, bacterias, virus o algo de eso, se puede producir un daño. Podríamos tener una infección o inflamación. Se nos abultaría el cerebro. O no. Esto no lo tengo claro. Pero podríamos tener una meningitis. Si no se actúa rápidamente como en esas series de médicos de la tele, nos podríamos ir al barrio de los callaítos. Así que mejor que no tengamos esas cosas.
Cuidemos nuestras meninges. Vivan las meninges.
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