Después de unas cuantas horas de avión en la compañía “Turkish airlines”, que no está mal, llegamos al aeropuerto de Estambul donde esperamos un rato para conectar con el vuelo a Ánkara, como le llaman ellos.
Al llegar a dicho aeropuerto la información dada no fue muy buena. Para recoger las maletas estuvimos tropecientas horas. El inglés que hablan es muy “sui géneris”. Les importa poco que les entendamos o no. Así que, como ocurre en otros países, cuando quieren no hacerse entender o simplemente te hablan un inglés entre dientes que no lo entiende ni el Altísimo, o dicen que no hablan inglés. Todo esto en el marco de aeropuertos, hoteles, sitios turísticos en donde se supone que debían hablar un idioma que casi todos entendiéramos. Pues no. Las maletas se nos quedaron esperando en la parte que no debían. O que debían, según ellos. Así que un grupo de extranjeros entre los que se encontraban franceses, italianos y españoles, nos desesperamos sin maletas. Después de aclarar el entuerto (porque yo fui a hablar con una señora para que me dijera qué estaba pasando y ella me dijera que teníamos que ir a otro sitio para recoger las maletas) nos aguardaban a la puerta el representante del tour operador. Nos metimos en un minibús y nos llevaron al hotel. Llegábamos a Ánkara.
Ankara es la capital de Turquía. Pertenece a la región de Anatolia Central. Tiene unos cinco millones de habitantes. Millón arriba, millón abajo. No estaba yo para contar ciudadanos entonces. Es la segunda ciudad más grande del país. Es la sede del parlamento turco, ministerios y cosas que tienen las capitales.
Ankara no tuvo siempre ese nombre. Los hititas la llamaban Ankuwash. Los romanos la llamaron Ancyra. Y en el período bizantino se la llamó Ánkyra.
Está situada en el centro de las redes turcas de autopistas y ferrocarriles. Así que funciona como centro para comercializar los productos de los lugares colindantes. La ciudad fue famosa por sus cabras de pelo largo…
-¿Las cabras hippies?
-No. Se llaman cabras de angora. Y por su lana. La lana mohair. También por sus gatos. Los gatos de angora. Por sus conejos blancos. Por sus peras, su miel y una uva moscatel que produce la región. Los vinos turcos ya se están poniendo en cabeza. Cuidado con la competencia. Aprendes rápidamente que todo es turco. El yogurt, no es inventado por los griegos como dicen ellos. Lo inventaron los turcos. La ruleta rusa no es rusa, sino turca. La tortilla francesa también es turca. La ensaladilla rusa es también turca. Y hasta la paella es turca. Y no te atrevas a contradecir.
Si se quiere visitar algo, lo más importante es el Museo de las Civilizaciones. Y el mausoleo de Kemal Atatürk. De él hablamos luego.
La ciudad creció con los hititas. Que eran unos tipos muy listos. Luego vinieron los frigios. Frígidos no. Frigios. Y se extendieron por ahí también. Se cree que el rey de frigia era el famoso rey midas. DEL QUE VIMOS SU SUPUESTA TUMBA. FLIPAMOS. Hay teorías que dicen que el rey Midas pudo ser el fundador de Ankara. No es una información con mucho fundamento. Pero queda bien, ¿verdad? Cuando el rey Midas se cansó de hacer oro todo lo que tocara y aquella historia, llegaron los lidios y luego los persas. Y al final llegó el gran Alejandro Magno. Con su kit de musculación, su riza pestañas, su profesor de meditación, y su coach. Cuando Alejandro la palmó, sus generales y amigos se repartieron el botín. Ankara quedó bajo el control de un tal Antígono el Tuerto. Le faltaría un ojo. Digo yo. Si le hubiera faltado un brazo hubiera sido el manco. Pero ése era el de Lepanto. Os acordáis ¿verdad? En fin, nobody is perfect.
Tiempo después la ciudad fue conquistada por Augusto en el 25 a. C., pasando así al control del Imperio Romano. Se decidió que sería uno de los tres principales centros de administración. Ánkara se convirtió en una gran ciudad. Se conservan aquí restos del templo de Augusto. Luego llegaron los bizantinos. Años prósperos. En la ciudad vivían unas 200.000 personas. Se convirtió en una especie de ciudad de veraneo para algunos. Como Marbella pero sin corrupción. O con corrupción también. Por qué no. Buenos eran los romanos. Más tarde fue invadida por los godos.
-¿Los gordos?
-No. Godos. Saquearon y lo pusieron todo manga por hombro. Y luego llegan los otomanos y todo eso. Al llegar la primera guerra mundial la ciudad se ocupó por los aliados. Derrotaron a los otomanos. Los territorios según el tratado de Sèvres se repartirían entre los británicos, franceses, italianos y griegos. Para los turcos se dejaba Estambul. Y parte de Asia Menor. Un detalle.
Pero llegó un tipo, oficial del ejército turco llamado Mustafá Kemal Atatürk y dijo que nones. Lideró la resistencia en Ankara. Dijo que estaba contra el imperialismo. Que les dieran. Puso un cuartel general. Lo decoró él mismo. Todo con un gusto exquisito. El tipo era un crack. Inició una guerra de Independencia. Los nacionalistas reemplazaron el imperio otomano con la república de Turquía el 29 de octubre de 1923. O sea, para los turcos, Atatürk fue el padre de la patria. Pero este señor merece un capítulo aparte que le daremos más tarde. Si tenemos ganas, claro está.
Al llegar a dicho aeropuerto la información dada no fue muy buena. Para recoger las maletas estuvimos tropecientas horas. El inglés que hablan es muy “sui géneris”. Les importa poco que les entendamos o no. Así que, como ocurre en otros países, cuando quieren no hacerse entender o simplemente te hablan un inglés entre dientes que no lo entiende ni el Altísimo, o dicen que no hablan inglés. Todo esto en el marco de aeropuertos, hoteles, sitios turísticos en donde se supone que debían hablar un idioma que casi todos entendiéramos. Pues no. Las maletas se nos quedaron esperando en la parte que no debían. O que debían, según ellos. Así que un grupo de extranjeros entre los que se encontraban franceses, italianos y españoles, nos desesperamos sin maletas. Después de aclarar el entuerto (porque yo fui a hablar con una señora para que me dijera qué estaba pasando y ella me dijera que teníamos que ir a otro sitio para recoger las maletas) nos aguardaban a la puerta el representante del tour operador. Nos metimos en un minibús y nos llevaron al hotel. Llegábamos a Ánkara.
Ankara es la capital de Turquía. Pertenece a la región de Anatolia Central. Tiene unos cinco millones de habitantes. Millón arriba, millón abajo. No estaba yo para contar ciudadanos entonces. Es la segunda ciudad más grande del país. Es la sede del parlamento turco, ministerios y cosas que tienen las capitales.
Ankara no tuvo siempre ese nombre. Los hititas la llamaban Ankuwash. Los romanos la llamaron Ancyra. Y en el período bizantino se la llamó Ánkyra.
Está situada en el centro de las redes turcas de autopistas y ferrocarriles. Así que funciona como centro para comercializar los productos de los lugares colindantes. La ciudad fue famosa por sus cabras de pelo largo…
-¿Las cabras hippies?
-No. Se llaman cabras de angora. Y por su lana. La lana mohair. También por sus gatos. Los gatos de angora. Por sus conejos blancos. Por sus peras, su miel y una uva moscatel que produce la región. Los vinos turcos ya se están poniendo en cabeza. Cuidado con la competencia. Aprendes rápidamente que todo es turco. El yogurt, no es inventado por los griegos como dicen ellos. Lo inventaron los turcos. La ruleta rusa no es rusa, sino turca. La tortilla francesa también es turca. La ensaladilla rusa es también turca. Y hasta la paella es turca. Y no te atrevas a contradecir.
Si se quiere visitar algo, lo más importante es el Museo de las Civilizaciones. Y el mausoleo de Kemal Atatürk. De él hablamos luego.
La ciudad creció con los hititas. Que eran unos tipos muy listos. Luego vinieron los frigios. Frígidos no. Frigios. Y se extendieron por ahí también. Se cree que el rey de frigia era el famoso rey midas. DEL QUE VIMOS SU SUPUESTA TUMBA. FLIPAMOS. Hay teorías que dicen que el rey Midas pudo ser el fundador de Ankara. No es una información con mucho fundamento. Pero queda bien, ¿verdad? Cuando el rey Midas se cansó de hacer oro todo lo que tocara y aquella historia, llegaron los lidios y luego los persas. Y al final llegó el gran Alejandro Magno. Con su kit de musculación, su riza pestañas, su profesor de meditación, y su coach. Cuando Alejandro la palmó, sus generales y amigos se repartieron el botín. Ankara quedó bajo el control de un tal Antígono el Tuerto. Le faltaría un ojo. Digo yo. Si le hubiera faltado un brazo hubiera sido el manco. Pero ése era el de Lepanto. Os acordáis ¿verdad? En fin, nobody is perfect.
Tiempo después la ciudad fue conquistada por Augusto en el 25 a. C., pasando así al control del Imperio Romano. Se decidió que sería uno de los tres principales centros de administración. Ánkara se convirtió en una gran ciudad. Se conservan aquí restos del templo de Augusto. Luego llegaron los bizantinos. Años prósperos. En la ciudad vivían unas 200.000 personas. Se convirtió en una especie de ciudad de veraneo para algunos. Como Marbella pero sin corrupción. O con corrupción también. Por qué no. Buenos eran los romanos. Más tarde fue invadida por los godos.
-¿Los gordos?
-No. Godos. Saquearon y lo pusieron todo manga por hombro. Y luego llegan los otomanos y todo eso. Al llegar la primera guerra mundial la ciudad se ocupó por los aliados. Derrotaron a los otomanos. Los territorios según el tratado de Sèvres se repartirían entre los británicos, franceses, italianos y griegos. Para los turcos se dejaba Estambul. Y parte de Asia Menor. Un detalle.
Pero llegó un tipo, oficial del ejército turco llamado Mustafá Kemal Atatürk y dijo que nones. Lideró la resistencia en Ankara. Dijo que estaba contra el imperialismo. Que les dieran. Puso un cuartel general. Lo decoró él mismo. Todo con un gusto exquisito. El tipo era un crack. Inició una guerra de Independencia. Los nacionalistas reemplazaron el imperio otomano con la república de Turquía el 29 de octubre de 1923. O sea, para los turcos, Atatürk fue el padre de la patria. Pero este señor merece un capítulo aparte que le daremos más tarde. Si tenemos ganas, claro está.
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