29. EROS SIEMPRE TIENE BUENA PUNTERÍA
CON LAS FLECHAS.
-Estoy embarazada.-Dijo Afrodita a Ares.
-¿Es mío?- Preguntó el dios de la guerra mientras bebía unas cervezas desparramado en el sofá.
-Claro.
-Pues vale.
-Se llamará Eros.
Cuando nació era un niño guapo y dulce. Romántico y sensible.
-Este niño es raro, raro, raro....-Decía Ares, su padre.
-Soy el dios del amor, papá.
-Vaya memez. Esto es cosa de tu madre. Como si lo viera.
-A mí no me metas.-Contestó la diosa.
-Además, míralo. Siempre acompañado de una fauna rarísima...Me pone atacado. Me voy a darme de bofetadas con alguien...
Eros solía llevar su séquito de divinidades la mayoría femeninas. Las Gracias, las Horas, y a Peitho diosa de la persuasión. También iban los genios Himeros y Pothos.
-Yo voy siempre en la pandi de Eros. Me llamo Anteros. Y soy el dios del amor recíproco.
-Es mi hermano.-Decía Eros.
-Yo soy Himeneo, el dios del matrimonio y la virilidad.
-Mira tú qué bien.
-Sí. También voy con Eros. No tengo claro mi árbol genealógico. Dicen que Apolo es mi padre y mi madre una musa. Pero puede que mi madre sea Afrodita y mi padre Dionisos. Tendré que dedicarme un día a aclarar esto de mis orígenes.
-Pero cuentan que realmente Himeneo era un chaval que se dedicaba a rescatar chicas de los piratas. Y como eso les gustó a los dioses, decidieron que fuera uno de ellos...-Una de las Gracias comentó chismosa.
-No es cierto. No has oído bien la historia.
-Pues cuéntala tú.
-Bueno...me enamoré de una mujer. Y ella estaba en una fiesta. Cerca de la fuente Calírroe. A la orilla del mar. Para acercarme a ella, me disfracé de mujer. Y en eso estaba cuando llegaron unos piratas.
-¡¡Mira un grupo de doncellas!! ¡¡Raptémoslas!!-Dijo uno de ellos.
-¡¡Qué horror!! Nos comerán crudas.
-No creo...-En esto a Himeneo se le cayó la peluca y se descubrió que era un muchacho. Las demás se tranquilizaron. Especialmente porque era un chico muy guapo. Los piratas eran feos como un pecado mortal.
-Nos salvarás...
-En eso estaba pensando, monas...Pero, sí. Os salvaré. Esta noche voy a bailar la danza de los siete velos para los piratas. Cuando los seduzca, me los cargo.
-Vale.
-Entre bailes, vinos, juergas, les preparé una ensaladilla rusa con la mayonesa caducada. Se empacharon todos, fueron a vomitar, les empujamos y salvé a las chicas. Así conseguí a la muchacha que yo quería y me casé con ella. Fuimos felices en todo nuestro legítimo matrimonio.
-Por eso van a buscar agua para las ceremonias nupciales a la fuente en la que tú estabas travestido...
-Tú lo has dicho.
-¡¡Pero estábamos hablando de mí!!- Protestó Eros.
-Tienes razón.-Se disculpó Himeneo.- Eros es un bellísimo muchacho con alas de oro y arco y flechas.
-Todo el que es alcanzado por ellas se enamora.
-¿Aunque no quiera?
-Aunque no quiera.
-¿Y quiénes son esos regordetes que giran a tu alrededor?
-Somos los amorcillos. Y no nos llames regordetes. Estamos metiditos en carne. Nada más. Somos compañeros de Eros en las aventuras y somos traviesos.
-Yo personifico el amor entre los sexos. Pero también entre los hombres. La parte de afecto y amistad. En los gimnasios se solía colocar su imagen.
-¿Ah, sí?
-Lo que yo te diga.
-¿Y tus amores?
-Una vez me enamoré. Se llamaba Psiquis. Era una muchacha de una belleza excepcional....
-Afrodita la vio y se sintió celosa...-Intervino un amorcillo.
-Es demasiado guapa. Ya que tú estás más en contacto quiero que hagas que se enamore de alguien feo y zafio.
-Vamos, Afrodita...
-Te lo mando.
-Qué celosa es...-Dijo por lo bajini. Pero cuando fue a ver quién era Psiquis, se dio cuenta de su belleza y se enamoró.
-Empezaron un romance, pero ya que Afrodita había encargado el maleficio Eros le pidió a la chica que nunca lo mirara.
-Un día sin embargo no pudo evitar querer poner los ojos en su amor. De esta forma, Eros desapareció.
-¡¡Te dije que no podías mirarmeeeeee!!-Así desapareció de su vida.
La joven vagó por todas partes, pidiendo que le devolvieran a su amor.
-Ahora vago, vaga, vaga, vaga….Por favor, Afrodita...Devuélveme a mi amado.
-Anda, niña....vete a paseo.
Como la diosa no cedía ningún dios la ayudó. Así que la pobre continuaba su carrera desoladora. Hasta que Afrodita tuvo una idea....
-Mira, puedes hacerme un favor...-Dijo hipócrita la diosa.
-Sí...
EL RESTO DEL CAPÍTULO LO PODÉIS LEER EN EL LIBRO. OS ANIMO A COMPRARLO.
CON LAS FLECHAS.
-Estoy embarazada.-Dijo Afrodita a Ares.
-¿Es mío?- Preguntó el dios de la guerra mientras bebía unas cervezas desparramado en el sofá.
-Claro.
-Pues vale.
-Se llamará Eros.
Cuando nació era un niño guapo y dulce. Romántico y sensible.
-Este niño es raro, raro, raro....-Decía Ares, su padre.
-Soy el dios del amor, papá.
-Vaya memez. Esto es cosa de tu madre. Como si lo viera.
-A mí no me metas.-Contestó la diosa.
-Además, míralo. Siempre acompañado de una fauna rarísima...Me pone atacado. Me voy a darme de bofetadas con alguien...
Eros solía llevar su séquito de divinidades la mayoría femeninas. Las Gracias, las Horas, y a Peitho diosa de la persuasión. También iban los genios Himeros y Pothos.
-Yo voy siempre en la pandi de Eros. Me llamo Anteros. Y soy el dios del amor recíproco.
-Es mi hermano.-Decía Eros.
-Yo soy Himeneo, el dios del matrimonio y la virilidad.
-Mira tú qué bien.
-Sí. También voy con Eros. No tengo claro mi árbol genealógico. Dicen que Apolo es mi padre y mi madre una musa. Pero puede que mi madre sea Afrodita y mi padre Dionisos. Tendré que dedicarme un día a aclarar esto de mis orígenes.
-Pero cuentan que realmente Himeneo era un chaval que se dedicaba a rescatar chicas de los piratas. Y como eso les gustó a los dioses, decidieron que fuera uno de ellos...-Una de las Gracias comentó chismosa.
-No es cierto. No has oído bien la historia.
-Pues cuéntala tú.
-Bueno...me enamoré de una mujer. Y ella estaba en una fiesta. Cerca de la fuente Calírroe. A la orilla del mar. Para acercarme a ella, me disfracé de mujer. Y en eso estaba cuando llegaron unos piratas.
-¡¡Mira un grupo de doncellas!! ¡¡Raptémoslas!!-Dijo uno de ellos.
-¡¡Qué horror!! Nos comerán crudas.
-No creo...-En esto a Himeneo se le cayó la peluca y se descubrió que era un muchacho. Las demás se tranquilizaron. Especialmente porque era un chico muy guapo. Los piratas eran feos como un pecado mortal.
-Nos salvarás...
-En eso estaba pensando, monas...Pero, sí. Os salvaré. Esta noche voy a bailar la danza de los siete velos para los piratas. Cuando los seduzca, me los cargo.
-Vale.
-Entre bailes, vinos, juergas, les preparé una ensaladilla rusa con la mayonesa caducada. Se empacharon todos, fueron a vomitar, les empujamos y salvé a las chicas. Así conseguí a la muchacha que yo quería y me casé con ella. Fuimos felices en todo nuestro legítimo matrimonio.
-Por eso van a buscar agua para las ceremonias nupciales a la fuente en la que tú estabas travestido...
-Tú lo has dicho.
-¡¡Pero estábamos hablando de mí!!- Protestó Eros.
-Tienes razón.-Se disculpó Himeneo.- Eros es un bellísimo muchacho con alas de oro y arco y flechas.
-Todo el que es alcanzado por ellas se enamora.
-¿Aunque no quiera?
-Aunque no quiera.
-¿Y quiénes son esos regordetes que giran a tu alrededor?
-Somos los amorcillos. Y no nos llames regordetes. Estamos metiditos en carne. Nada más. Somos compañeros de Eros en las aventuras y somos traviesos.
-Yo personifico el amor entre los sexos. Pero también entre los hombres. La parte de afecto y amistad. En los gimnasios se solía colocar su imagen.
-¿Ah, sí?
-Lo que yo te diga.
-¿Y tus amores?
-Una vez me enamoré. Se llamaba Psiquis. Era una muchacha de una belleza excepcional....
-Afrodita la vio y se sintió celosa...-Intervino un amorcillo.
-Es demasiado guapa. Ya que tú estás más en contacto quiero que hagas que se enamore de alguien feo y zafio.
-Vamos, Afrodita...
-Te lo mando.
-Qué celosa es...-Dijo por lo bajini. Pero cuando fue a ver quién era Psiquis, se dio cuenta de su belleza y se enamoró.
-Empezaron un romance, pero ya que Afrodita había encargado el maleficio Eros le pidió a la chica que nunca lo mirara.
-Un día sin embargo no pudo evitar querer poner los ojos en su amor. De esta forma, Eros desapareció.
-¡¡Te dije que no podías mirarmeeeeee!!-Así desapareció de su vida.
La joven vagó por todas partes, pidiendo que le devolvieran a su amor.
-Ahora vago, vaga, vaga, vaga….Por favor, Afrodita...Devuélveme a mi amado.
-Anda, niña....vete a paseo.
Como la diosa no cedía ningún dios la ayudó. Así que la pobre continuaba su carrera desoladora. Hasta que Afrodita tuvo una idea....
-Mira, puedes hacerme un favor...-Dijo hipócrita la diosa.
-Sí...
EL RESTO DEL CAPÍTULO LO PODÉIS LEER EN EL LIBRO. OS ANIMO A COMPRARLO.
1 comentario:
Me encantó el estilo. Realmente, es una formidable y graciosa forma de presentar la mitología. Felicitaciones, y un abrazo desde Argentina
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