EL TAJ MAHAL
Por fin se llega al centro turístico para mucha gente cuando se piensa en La India. Visitar el famoso Taj Mahal. Éste no es más que una tumba. O sea, un sitio donde está enterrado alguien. Ni más ni menos. Ni menos ni más. Y se encuentra en una ciudad llamada Agra.
Agra fue capital del imperio mogol. Su máximo apogeo llegó en el siglo XVII. Había un emperador llamado Sha Jahan que estaba muy enamorado de una de sus esposas. Su favorita. Éste ordenó la construcción de dicho edificio. En 1631. La esposa del monarca murió cuando dio a luz a su hija número 14.
-Me muero.
-Anda ya.
-Que sí. Pero te pido unas cosas.
-Pide por esa boquita…-Decía descorazonado el real esposo.
-Que no te vuelvas a casar. Que eduques a nuestros hijos como tus favoritos. Que les des los honores más altos. Y que no me olvides nunca. Para eso me construyes el edificio que será una maravilla del mundo.
-¿No te basta con una incineración y un relicario?
-No seas lila. Que me construyas el Taj Mahal. Ya estás tardando.
-Lo haré.
La reina murió. Y el pobre hombre se puso a la construcción del edificio. Tenía que ser algo único. Una mezcla de arquitectura mogola, islámica, persa. Pero todo esto llevó mucho dinero y energía del pueblo y del monarca.
-Sí. Todo muy bonito, pero hay que poner los puntos sobres las íes. Papá ya está un poco p´allá. Hay que jubilarlo-Dijo uno de sus hijos.
-Vale. Que tú seas el sucesor.
-Eso había pensado. Y llevemos a papá a una residencia de ancianos.
-No hay.
-Pues construyamos un fuerte y ahí se quedará.
De esta forma se llevaron al rey. Y allí se quedó a vivir. Desde el fuerte se puede ver el Taj Mahal. Y el soberano se dedicaba a mirar el edificio donde yacía el amor de su vida. Y por las tardes, después de su partida de dominó y de tomarse una leche con galletas, y un chupito de anís, hablaba con su amada.
-Bueno, querida, estamos separados pero dentro de poco también iré contigo para estar a tu lado por siempre jamás. Nuestros hijos me han metido aquí. Pero no se está tan mal. Estoy como en arresto domiciliario. Pero tengo de todo. O sea que no me puedo quejar...
El monarca Sha Jahan, fue un gran mecenas. Le gustaba el arte y creía en él. Era un hombre refinado y culto. El edificio se podía haber hecho como casi todos, de arenisca roja, lo más común entonces. Pero él prefirió el mármol blanco y las piedras semipreciosas incrustadas. Se contrataron artesanos, obreros especializados, arquitectos, orfebres, fontaneros, electricistas…
-Bueno, electricistas no.
-Pero había otros. Cocineros para dar de comer a todos. Esteticistas, para que todos estuvieran guapos. Podólogos, masajistas, escanciadores de sidra, fabricantes de colchones, inventores de cosas interesantes, magos, y todo lo que hubiera que pudiera servir como apoyo moral. O físico. O ambos.
La parte de jardines también era muy importante. Muchísimos metros cuadrados de flores, senderos, avenidas de árboles, fuentes, cursos de aguas, piscinas que reflejan la imagen del edificio….
-Pero su majestad, de todas maneras los muertos no saldrán a darse un chapuzón.
-Nunca se sabe.
-También es verdad…
El complejo está al lado del río y también tiene otras tumbas de las demás viudas del monarca. Y del sirviente favorito del rey y su esposa.
La tumba de la reina descansa sobre un pedestal cuadrado. Al lado está también la tumba del rey cuando éste murió. Allí se le enterró. Al lado de su amada. Sobre las tumbas está la gran cúpula de mármol blanco. La decoración tanto interior como exterior es bellísima. Con todo tipo de refinamiento y detalles.
Para caminar por allí te hacen poner como unas babuchas de plástico para que no se estropee el suelo ni nada. Y no se puede estar mucho tiempo por si las moléculas y los átomos y cosas chiquititas al respirar que salen del cuerpo humano, pudieran alterar la belleza de la edificación. De hecho dada la polución de Agra, se está temiendo por la salud del Taj Mahal. Esperemos que La India, ya que forma parte de los países poderosos, haga algo al respecto. Y si no lo hace, pues qué se le va a hacer. Visto lo visto, sería mejor que la gente tuviera sitios donde cobijarse y que pudieran comer al menos una vez al día. Pero esto es sólo mi humilde punto de vista.
En todo caso, vale la pena, al menos una vez en la vida, visitar este edificio. luego uno ya se puede morir en paz.
-Además como es una tumba, de paso te entierran allí.
-Bueno, allí lo más probable es que te “cremen” y te lancen al río. Punto pelota.
-Entonces mejor no me muero.
-Mejor.
-O como dice la canción mejicana “que me entierren en la sierra, al pie de los magueyales y que me cubra esta tierra, que es cuna de hombres cabales…"
-Pero entonces quieres que te entierren en Méjico lindo y querido.
-Pues si hay que elegir, claro que lo prefiero.
-Tomo nota.
-Gracias
Por fin se llega al centro turístico para mucha gente cuando se piensa en La India. Visitar el famoso Taj Mahal. Éste no es más que una tumba. O sea, un sitio donde está enterrado alguien. Ni más ni menos. Ni menos ni más. Y se encuentra en una ciudad llamada Agra.
Agra fue capital del imperio mogol. Su máximo apogeo llegó en el siglo XVII. Había un emperador llamado Sha Jahan que estaba muy enamorado de una de sus esposas. Su favorita. Éste ordenó la construcción de dicho edificio. En 1631. La esposa del monarca murió cuando dio a luz a su hija número 14.
-Me muero.
-Anda ya.
-Que sí. Pero te pido unas cosas.
-Pide por esa boquita…-Decía descorazonado el real esposo.
-Que no te vuelvas a casar. Que eduques a nuestros hijos como tus favoritos. Que les des los honores más altos. Y que no me olvides nunca. Para eso me construyes el edificio que será una maravilla del mundo.
-¿No te basta con una incineración y un relicario?
-No seas lila. Que me construyas el Taj Mahal. Ya estás tardando.
-Lo haré.
La reina murió. Y el pobre hombre se puso a la construcción del edificio. Tenía que ser algo único. Una mezcla de arquitectura mogola, islámica, persa. Pero todo esto llevó mucho dinero y energía del pueblo y del monarca.
-Sí. Todo muy bonito, pero hay que poner los puntos sobres las íes. Papá ya está un poco p´allá. Hay que jubilarlo-Dijo uno de sus hijos.
-Vale. Que tú seas el sucesor.
-Eso había pensado. Y llevemos a papá a una residencia de ancianos.
-No hay.
-Pues construyamos un fuerte y ahí se quedará.
De esta forma se llevaron al rey. Y allí se quedó a vivir. Desde el fuerte se puede ver el Taj Mahal. Y el soberano se dedicaba a mirar el edificio donde yacía el amor de su vida. Y por las tardes, después de su partida de dominó y de tomarse una leche con galletas, y un chupito de anís, hablaba con su amada.
-Bueno, querida, estamos separados pero dentro de poco también iré contigo para estar a tu lado por siempre jamás. Nuestros hijos me han metido aquí. Pero no se está tan mal. Estoy como en arresto domiciliario. Pero tengo de todo. O sea que no me puedo quejar...
El monarca Sha Jahan, fue un gran mecenas. Le gustaba el arte y creía en él. Era un hombre refinado y culto. El edificio se podía haber hecho como casi todos, de arenisca roja, lo más común entonces. Pero él prefirió el mármol blanco y las piedras semipreciosas incrustadas. Se contrataron artesanos, obreros especializados, arquitectos, orfebres, fontaneros, electricistas…
-Bueno, electricistas no.
-Pero había otros. Cocineros para dar de comer a todos. Esteticistas, para que todos estuvieran guapos. Podólogos, masajistas, escanciadores de sidra, fabricantes de colchones, inventores de cosas interesantes, magos, y todo lo que hubiera que pudiera servir como apoyo moral. O físico. O ambos.
La parte de jardines también era muy importante. Muchísimos metros cuadrados de flores, senderos, avenidas de árboles, fuentes, cursos de aguas, piscinas que reflejan la imagen del edificio….
-Pero su majestad, de todas maneras los muertos no saldrán a darse un chapuzón.
-Nunca se sabe.
-También es verdad…
El complejo está al lado del río y también tiene otras tumbas de las demás viudas del monarca. Y del sirviente favorito del rey y su esposa.
La tumba de la reina descansa sobre un pedestal cuadrado. Al lado está también la tumba del rey cuando éste murió. Allí se le enterró. Al lado de su amada. Sobre las tumbas está la gran cúpula de mármol blanco. La decoración tanto interior como exterior es bellísima. Con todo tipo de refinamiento y detalles.
Para caminar por allí te hacen poner como unas babuchas de plástico para que no se estropee el suelo ni nada. Y no se puede estar mucho tiempo por si las moléculas y los átomos y cosas chiquititas al respirar que salen del cuerpo humano, pudieran alterar la belleza de la edificación. De hecho dada la polución de Agra, se está temiendo por la salud del Taj Mahal. Esperemos que La India, ya que forma parte de los países poderosos, haga algo al respecto. Y si no lo hace, pues qué se le va a hacer. Visto lo visto, sería mejor que la gente tuviera sitios donde cobijarse y que pudieran comer al menos una vez al día. Pero esto es sólo mi humilde punto de vista.
En todo caso, vale la pena, al menos una vez en la vida, visitar este edificio. luego uno ya se puede morir en paz.
-Además como es una tumba, de paso te entierran allí.
-Bueno, allí lo más probable es que te “cremen” y te lancen al río. Punto pelota.
-Entonces mejor no me muero.
-Mejor.
-O como dice la canción mejicana “que me entierren en la sierra, al pie de los magueyales y que me cubra esta tierra, que es cuna de hombres cabales…"
-Pero entonces quieres que te entierren en Méjico lindo y querido.
-Pues si hay que elegir, claro que lo prefiero.
-Tomo nota.
-Gracias
2 comentarios:
MUY BUENO TU PUNTO DE VISTA. DAN GANAS DE IR A LA INDIA.
entretenida forma de contar su viaje
Publicar un comentario