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domingo, 17 de febrero de 2008

LAS TONTERÍAS


LAS TONTERÍAS
Existe la Real Academia de la Lengua Española. La Lengua francesa, y otras. Nos dicen lo que está bien y está mal en la lengua. Los errores que cometemos o no al hablar.
Existe un código de la circulación sin el cual no está permitido conducir, un código civil, una constitución que dirige nuestras leyes, o algo así.
Pero me pasé toda la noche pensando que, al menos que yo sepa, no existe una real academia, o un código de las tonterías. Las que queremos hacer, las que no. Las que no queremos hacer pero hacemos. Las que sí queremos hacer pero que no hacemos. Es terrible.
Las tonterías deberían estar clasificadas. Las tonterías tontas. Las tonterías tontas nivel 2. Las tonterías que no son tonterías.
Pero después de haber vivido una vida larga, con experiencias y otras cosas, me atrevo a decir que las tonterías son necesarias y que he vivido rodeada de ellas.
La primera vez que las conocí yo estaba en un aeropuerto. Iba no sé dónde para no sé qué. Entré en una de las tiendas libres de impuestos. En las que no suelo entrar pero como el vuelo se retrasaba, me metí dentro. Para hacer tiempo.
De repente vi una nube que se adentraba.
-Caray, habían dicho que teníamos un anticiclón. Nada de nubes. Estamos en julio. Estamos en un aeropuerto...-Yo intentaba dar explicaciones a dicho fenómeno. Pero estaba en esas cuando la dichosa nube se empujó porque quería exactamente mi posición para ver un perfume. A mí me cabrea un montón que me toquen sin mi autorización. Y menos un desconocido. Y menos que no se disculpen.
-¿Qué hace?- Le dije.
-¿A ti qué te parece? Intento ver el precio de ese perfume.- Dijo la nube.
-Perdona, pero no tienes por qué empujar. Yo estaba ahí.
-Oh, vaya. Tú estabas ahí, menuda cosa.- Aquella salida de tono me exasperó. Y perdí los nervios.
-Mira, no eres más tonta porque no tienes más tiempo.- Era una expresión como otra cualquiera. Para decir que estaba enfadada. Pero ella respondía alegremente.
-¡¡Sí!! ¡¡Qué capacidad de percepción!! Te felicito.
-¿De qué me hablas?
-Soy una tontería. Encantada. Me llamo 6778bbz.- Iba a darme la mano, con el tono buen rollito, de saludo.
-¡¡Esa es la matrícula de mi coche!!
-¡¡Vaya!! Otra coincidencia. Estamos hechas la una para la otra.
-Anda ya...-Yo me iba. No quería saber nada de esta cosa.
Había comprado una revista de cine y me fui a la sala de embarque. Pensé que lo vivido era el resultado de haber estado enferma últimamente. Una mala gripe es siempre una mala gripe. Estaba alucinando. Nada más. Y punto.
-Vaya, te gusta el cine.- Era la misma tontería. No podía creerlo.
-Pero no me fastidies. Qué haces aquí.
-Tomo tu mismo vuelo. Y viajo sola. ¿Te importa que te acompañe?- Yo la miré. Intentando entender qué era lo que tenía a mi lado.
Era redondita, fluctuaba, como la bolsa. Tenía el color de un chicle de menta, pero a veces el color cambiaba. La forma de su cuerpo nebuloso cambiaba también, flotaba, se estiraba, hacía piruetas...Era una nube.
Embarcamos y ella se puso a mi lado. Vaya por Dios. Pero tuve la suerte de adentrarme en el mundo de las tonterías.
Ella me hablaba.
-Somos y muy diferentes. Estamos en todas partes. Desde el nacimiento del ser humano. Hay tonterías chicas y tonterías chicos. Tonterías homosexuales. Tonterías religiosas. Tonterías intelectuales y superficiales. Científicas y literarias. Gastronómicas y cinéfilas. Farmacéuticas y televisivas. Políticas y pacifistas. Enfermas y sanas. Neuróticas y planas.
Cuando nació 6778bbz, era una tontería muy mona, un bebé tontería. Que no es lo mismo que un bebé tonto. Ni mucho menos. Era muy maja. Era una tontería chica. Una tontería color rosa. Que, vestir de color a un bebé por su sexo ya es un pedazo de tontería.
A pesar de su nombre, 6778bbz, crecía. Era una tontería cada vez mayor. Caprichosa y simpática. Pero a veces cambiaba. Las tonterías son ciclotímicas. A veces esquizofrénicas. A veces, simplemente, son unas cretinas.
Son contagiosas. Se meten por la boca, como los besos. Se mastican como el chicle. Se huelen como un buen perfume francés. Porque los perfumes franceses son los mejores.
-Sí. Y a veces las tonterías francesas son las mejores- Dijo ella.
-Eso es políticamente incorrecto.
-Vale.
Ella seguía contando la historia.
-Adán, el primer hombre sobre la tierra, ya tenía una buena colonia de tonterías viviendo a su lado.
-No digas tonterías.....-Me paré. Pensé. ¿Qué va a decir ella?¿Quién está siendo redundante? Pues, yo....-Adán es sólo un mito. No conoces la teoría de la evolución.
-Darwin también era un nido de tonterías. Bueno, había muchas de nosotras incluso alrededor de los dinosaurios. ¿Por qué te crees que se extinguieron?
-Claro. No se me había ocurrido. O sea, sois una plaga. Y nocivas.
-Para los dinosaurios, sí. No te quepa duda.
-Pero luego llegó el hombre...
-Adán.
-Y dale....
-Bueno, pues sí. Éramos unas paleolíticas y neolíticas muy monas. Pero éramos pocas. El ser humano se fue desarrollando, haciendo mayor, adquiriendo más conocimientos, y nosotras fuimos creciendo.
Las tonterías habían contribuido al nacimiento de la cultura, del avance técnico.
-El hombre mono no quería inventar el fuego. Era demasiado perezoso. Pero una de nosotras le ayudó. A partir de ahí, empezaron a conocer nuevas cosas. A comer un velocirraptor frito y no crudo. Que estaba mucho más bueno.
-Que cuando el hombre estaba en la tierra los dinosaurios se habían extinguido, so inculta.
-Bueno, pues una gallina. Qué más da. Y después, les enseñamos a construir una rueda, vaya cosa más simple...pues ellos no sabían. Porque eran perezosos. Se dedicaban a comer plátanos, cazar todo lo que se ponía por delante y hacer el amor. Y nada más. Todo era demasiado simple. Y así no podíamos proliferar.
-O sea, que vivían genial antes de los avances.
-Sí. Estaban guay.
-Entonces vosotras, con vuestras insensateces, ayudasteis al avance del ser humano, según tú.
-Claro. Especialmente en esa etapa. La prehistoria. Se debería llamar mejor la pretontería. Pero bueno. Es como si el hombre necesitara un empujoncito para ponerles en órbita.
Las tonterías se reproducen pero sin tocarse.
-Vaya sandez.
-Pues sí. Pero es muy higiénico. No me lo negarás.
-Anda ya....
Las tonterías se reproducen sólo los lunes. En las cocinas. Si hay un microondas al lado, mejor. Les gustan los besos. Los besos que se maquillan en la piel y que luego tienes que proteger bajo una bufanda para que no se resfríen.
Las tonterías se reproducen colgadas del techo. Emborrachándose con tisanas. Bebiendo el ritmo de un tango.
Se lanzan teléfonos móviles perdidos las unas a las otras. Y se los tragan. Como si fueran aspirinas. Y hacen la digestión. Se lanzan huevos de cocodrilos. Y se los tragan. Como lacasitos. Y hacen la digestión. Se lanzan abogados corruptos. Y se los tragan. No los digieren y los vomitan convertidos en virus informáticos. Se lanzan salchichas alemanas. Y se las tragan. Y hacen la digestión.
Después pasan descansando un tiempo encerradas en un cajón con ropa interior. Apiñadas. Cuando pasa una noche salen. Con sus bebés. Cada una con tres bebés. O cuatro. Depende.
Y el ciclo sigue.
Las tonterías también tienen sentimientos. También se enamoran. Y también se equivocan. Pero no se dan cuenta. Si se dieran cuenta no serían tonterías. Serían senadores, jueces o parlamentarios europeos. También podrían ser simplemente gilipollas. Pero no.
Cuando una tontería se enamora se nota. Cambian de perfume. Pero como tienen una sinusitis crónica, no se dan cuenta. Ni las unas ni las otras. Empiezan a comer pollo frito y hamburguesas. Que es lo que comen siempre. Pero lo hacen de forma distinta. Comen por las orejas. No usan la boca. Porque la boca sólo la utilizan para escuchar música. Los sentidos cambian completamente.
Cuando se enamoran sí se tocan. Se tocan tanto que las nubes que son sus cuerpos, se transforman en lluvia. Lluvia de macarrones. Macarrones con tomate. Así que lo dejan todo hecho un asco.
Si alguna vez llueven macarrones con tomate, es que hay tonterías enamoradas. Si llueven huevos fritos es que el amor es pasión. Y que se ha consumado.
¿Y cómo se consuma el amor entre ellas? Buena pregunta. Ellas tienen un tamagoshi escondido junto a las armas de destrucción masiva que buscan algunos. Ese tamagoshi les dice en qué momento reunirse. Suelen hacerlo dentro de un tarro de mermelada. Nadan y se sumergen entre las frambuesas, naranjas, ciruelas, peras, arándanos o frutas del bosque, dependiendo de qué mermelada sea, claro.
Cuando han nadado y jugado lo suficiente están tan agotadas que no tienen fuerzas para mucho más así que se dedican a morderse entre ellas. Se muerden secretos, risas, canciones y noticias de la BBC.
Cuando se han mordido suficiente, están súper achuchadas y estrujadas pero exhaustas, pasan a la pasión. Pasan al desenfreno y frenesí: bailan una polka. Pero no una polka cualquiera. “La polka de la cerveza sin alcohol”. Bailan y bailan sin parar. Hasta que aparece spiderman que quiere salvar un gato enganchado en una rama de árbol. En este momento el tamagoshi pulsa el botón rojo del orgasmo. Y es así como alcanzan el clímax erótico.
En ese momento un ejército de alcachofas empiezan a cantar “la vie en rose” con acento ruso. Es que son alcachofas rusas. Que salen de una ensaladilla rosa. Como debe ser.
-Querrás decir rusa. Ensaladilla rusa.
-No. Rosa. Ensaladilla rosa. Que no lo pillas.
La clasificación de tonterías es muy vasta.
Las llamadas “Sí pero no” que son las tonterías que se hacen pero no se quieren hacer, son las tonterías inseguras de sí mismas y ellas son a veces las protagonistas de historias interesantes.
Como el descubrimiento de América. Ahí iba colón en una carabela, que era un barquito nada comparado el Titanic (entre otras cosas porque el Titanic acabó bajo las aguas), y se dijo Cristóbal a sí mismo un viernes por la tarde:
-Quiero ir a La India.- Ya esto era en sí una tontería. Pero es que el hombre agarró y erre que erre, a La India. Y resulta que cuando llegaron a ver tierra después de kilómetros y kilómetros, aquello no era la India. Era Centro América. Nada menos que El Caribe. Y un puñado de nativos a los que les llamaron indios. Porque pensaban que aquello era La India, ya te digo.
“ Sí pero sí” que son las que se hacen y se quieren hacer, como enamorarse. Sabemos todos que es una tontería que no conduce a nada bueno casi nunca. Que suele derivar en depresiones, aumento de responsabilidades, disminución de salarios, desengaños, o en el mejor de los casos, conduce a formar una familia que suele derivar en divorcios, psicólogos, abogados...Pero se hace. El ser humano necesita enamorarse, normalmente.
“No pero sí” así se llaman a las que no se quieren hacer y se hacen, como por ejemplo, enamorarse. Sí. Ya sé que lo he dicho antes pero esta tiene otra perspectiva diferente. A veces ves que la persona que tienes enfrente no es ni mucho menos la correcta. Sin embargo, tú necio, vas y te enamoras. Acaba igual que lo anterior, o mucho peor. Todo el mundo te lo dice. Te lo dicen tus amigos
-No es la persona que te conviene.
Te lo dicen tus vecinos.
-Vive con otra persona y tiene hijos. Vaya marrón.
Te lo dice tu familia.
-Tiene un trabajo muy inestable y va a mandarte a freír morcillas en cuanto se canse.
Te lo dice tu perro.
-Guau, guau, guau...-que en su lenguaje quiere decir “dame más chuletas de cerdo y déjate de zarandajas...”
Te lo dice tu guía espiritual.
-Es un punto filipino.
Aún así...tú sigues. Haciendo el panoli.
En esta clase de tonterías está para muchos, ir a trabajar. No queremos, pero tenemos que hacerlo.
Para las mujeres, hacernos la cera. Para los hombres ir al urólogo. Para las mujeres seguir casadas con el mismo marido porque de lo contrario pierdes muchas cosas. Para los hombres, seguir casado con la misma mujer porque de lo contrario pierdes muchas cosas.
“No y venga ya”. Estas son las que no se quieren hacer y no se hacen. Como estudiar noruego. No quiero estudiar noruego y no estudio noruego. Hacer puenting. No quiero tirarme de un puente y no lo hago.
Empezamos con nacer. Es una tontería que se hace pero que realmente no se sabe si queremos o no. Así que este es otro grupo de tonterías. A lo mejor no sé si quiero estudiar noruego. Vaya usted a saber...Aquí hay un vacío legal. Ya profundizaremos.
“Macho man” son las tonterías de sexo masculino. Como eso de hacer un concurso de a ver quién llega más lejos con el chorrito a la hora de hacer pis en el campo. En el campo o donde se tercie. Para eso son tíos. También la de mirar de reojo a los colegas en las duchas para ver si la tienen tan pequeña como él. La de aguantar las lágrimas en una película sensible, porque los hombres no lloran.
“667” se denomina a las tonterías que pertenece generalmente al sexo femenino. Creernos que nuestro hombre sólo piensa en nosotras. Creer que una compresa con alas puede cambiarte la vida. Practicar sexo sólo si estamos enamoradas, porque es lo que hacen las mujeres. Fingir que somos estúpidas porque eso gusta más a los demás. Obsesionarnos con el cuerpo perfecto y sumergirnos en eternas dietas y flagelaciones. Pensar demasiado en nuestras familias. No ser infieles porque eso es también sólo cosa de tíos.
“Salídelarmario.com” es el nombre que llevan las homosexuales. Ocultar la tendencia natural es ya una tontería. Llevar lo peor de la mujer y lo peor del hombre. Esto no es sólo una tontería, es un delito. Pero bueno. Exagerar el sexismo puede ser a veces un rasgo. Escuchar a Village People también. Y si se abusa puede tener contraindicaciones.
-Pues a mí me gustan.
-Así te va…
Sin embargo las tonterías nos dan al ser humano un color de naturalidad que puede embellecer. Yo diría que la tontería debería practicarse conscientemente una vez al día. Como el aeróbic, el yoga o el piano.
Cometemos demasiadas tonterías pero si las hiciéramos conscientemente, posiblemente seríamos más felices. Y así podríamos educar el lado que tienen de frustrante. Si hay alguno. No estoy segura.
O sea, que en adelante, en mi horario debería poner...de 18 a 19, sesión de tontería. Creo que tú deberías también intentarlo. Aunque ya dar un consejo es una tontería total. No he dicho nada. Hasta luego.

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