BIENVENIDOS AL OLIMPO

domingo, 25 de septiembre de 2016

Ana María de Diego Porras Nueve años interina, condecorada con la cruz al mérito aeronáutico... y despedida sin indemnización

Nueve años interina, condecorada con la cruz al mérito aeronáutico... y despedida sin indemnización


Unos, los trabajadores precarios, se frotan las manos. Otros, los empresarios y la Administración pública, tiemblan. Pero la gran mayoría no sabe gracias a -o por culpa de- quién. Su nombre es Ana María de Diego Porras, nació hace 52 años en Almería, trabajaba de secretaria y es la mujer que ha motivado una sentencia a la que llaman histórica: el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dictaminado que los empleados interinos como ella tienen derecho a cobrar una indemnización cuando los despiden. Que lo contrario es discriminatorio. "¡Madre mía, la que hemos liado!", le dijo ella a su abogado cuando se enteró de la noticia. Y sí que la ha liado: su cruzada ha provocado un terremoto de consecuencias aún incalculables.
La historia empieza en el Ministerio de Defensa. A él entra Ana María en febrero de 2003, cuando el popular Federico Trillo apura su último año como ministro. No es su primer empleo: licenciada en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid en 1994, trabajó como reclutadora de personal, preparó campañas de comunicación para una consultora dedicada a la investigación de mercados y no llevaba dos años en el Ministerio del Interior, en el área de regularización de ciudadanos extranjeros, cuando dio el salto a Defensa.
Su puesto: secretaria de dirección. Llevaba la correspondencia, la agenda y los viajes de uno de los altos cargos del ministerio. Por sus manos pasaban documentos clasificados que sabía encriptar y desencriptar. Gestionaba los datos del sistema informático relacionado con el Plan Director de Armamento y Material. También el Sistema de Mensajería Oficial y Gestión Documental de un ministerio tan sensible.
Entre ordenadores, papeles y reuniones, Ana María fue encadenando diferentes contratos de interina, que es la figura utilizada en el sector público pero también en el privado para sustituir a un funcionario de carrera o trabajador fijo que esté de baja, de permiso de paternidad o maternidad, en excedencia... Acumuló tres contratos en su primer año y otros dos en 2004. El último lo firmó el 17 de agosto de 2005: a partir de ese día sustituiría a una funcionaria que no trabajaba por ser liberada sindical y que llevaba tanto tiempo fuera de su plaza que casi nadie la recordaba.
Así pasaron los años mientras en Defensa se sucedían los ministros:José Bono, José Antonio Alonso, Carme Chacón... El 24 de junio de 2010, la secretaria recibió incluso una condecoración por sus años de fiel trabajo al ministerio. Sus superiores la distinguieron con la Cruz del Mérito Aeronáutico. Con ella se premia a los militares o guardias civiles que destacan por una misión o servicio importante, pero también a civiles que, como ella, demuestren unas "actividades meritorias relacionadas con la Defensa Nacional" y en concreto, con el Ejército del Aire, según la legislación. A Ana María le otorgaron la cruz con distintivo blanco: en el centro, el emblema del Ejército del Aire con los escudos de Castilla, León, Aragón y Navarra; en su reverso, la inscripción MA (Mérito Aeronáutico) en oro sobre esmalte rojo.
Sólo dos años después, el mismo ministerio que la ha premiado por sus "méritos o servicios distinguidos" en Defensa la despedirá sin un solo euro de indemnización.
Ocurre en 2012, con el quinto ministro que la secretaria ve sentarse en el despacho principal del número 109 del Paseo de la Castellana, el popular Pedro Morenés, hoy en funciones. El Gobierno de Rajoy anuncia su tijeretazo al sector público y entre las medidas urgentes para contener el déficit incluye la reducción de unos 4.000 liberados sindicales. Entre esos empleados que deberán volver al trabajo figura la mujer cuya plaza ocupa Ana María. A la vuelta del verano se lo anuncian: la funcionaria regresa el día 1 de octubre; ella tendrá que marcharse la víspera.
Está despedida. Condecorada y despedida.
Ahí arrancó una batalla judicial con final feliz. La mujer acudió al despacho de Asesores Jurídicos Asociados, a unos pasos de su antiguo trabajo, y demandó al Ministerio de Defensa argumentando que su contrato y su despido no eran legales. El Juzgado de lo Social número 1 de Madrid desestimó su caso, pero Ana María recurrió. El Tribunal Superior de Justicia tampoco le dio la razón: tanto el contrato como su finalización concordaban con la legislación española. Sin embargo, la Sala atendió la petición de sus letrados y decidió suspender el procedimiento para consultar el caso a la UE. La pregunta, aparentemente sencilla: si la directiva comunitaria dice que no puede haber un trato desigual entre trabajadores fijos y temporales, ¿está bien que un interino que ha estado nueve años realizando labores propias de un funcionario no cobre indemnización cuando lo despiden?
La respuesta de Estrasburgo ha llegado este mes: en su caso concreto, la discriminación es clara. Pero la sentencia va más allá: España, viene a decir el tribunal, discrimina a los trabajadores temporales. La secretaria Ana María, madre de dos hijos y hoy asesora de ayudas medioambientales en una consultoría, ha sacudido al país entero.
Porque como ella fue, hay 486.800 trabajadores interinos en España, algo más de la mitad (276.800) en el sector público y el resto (210.000) en empresas privadas, según los datos que el Instituto Nacional de Estadística extrae de la Encuesta de Población Activa (EPA). Son profesores, enfermeros, trabajadores de los juzgados... O, mejor dicho, profesoras y enfermeras, porque ellas son mayoría entre los interinos de España. Del casi medio millón de personas que ocupan un puesto como sustituto, sólo hay 142.000 hombres, mientras que 344.600 son mujeres. Como la protagonista de esta historia.

Y los teléfonos arden

Los sindicatos ya anuncian un aluvión de demandas, los teléfonos arden en los bufetes y hay quien calcula que el coste de las indemnizaciones que les corresponderían (20 días por año trabajado) rondaría los 350 millones de euros. Y el caso de Ana María, con casi una década de ordenadores, papeles y reuniones en el Ministerio de Defensa, no es excepcional. Uno de cada tres sustitutos en España lleva seis años o más en su empleo y casi la mitad, un mínimo de tres.
Este fallo, según la mayoría de los especialistas que se han pronunciado, obligará a cambiar el Estatuto de los Trabajadores, que en lo que respecta a los interinos no ha variado en 36 años. Pero las dudas son importantes: ¿sólo podrán demandar quienes sean despedidos ahora, o también quienes lo hayan sido en el pasado?; ¿habrá que esperar hasta que el Parlamento legisle?; y más aún: ¿afectará el fallo no sólo a los sustitutos, sino a todo el colectivo de trabajadores temporales, que sí tienen derecho a una indemnización por despido procedente pero que es ocho días inferior a la de los empleados fijos?
Si fuera así, si los beneficiados por el ángel de Almería fueran todos los temporales de España (salvo los de prácticas o en prueba), ya no sólo podría reclamar medio millón de personas. Hablaríamos de 3,7 millones. Y de ellos, más de tres millones cobran su sueldo de una empresa privada. Hay expertos que opinan incluso que el fallo pone en jaque las reglas de la contratación temporal en toda Europa...
El debate está abierto. La patronal CEOE desprecia el fallo -dice que es "equivocado"-, al tiempo que el Ministerio de Empleo estudia el alcance de un golpe que puede empujar a España hacia la revolución del contrato único que Ciudadanos no ha podido poner en marcha.
Por eso el "madre mía, la que hemos liado" que Ana María respondió al abogado José Antonio Rello cuando éste la telefoneó entusiasmado. "Está abrumada", cuenta él en el despacho al que hace cuatro años llegó la ex secretaria para denunciar su adiós sin finiquito. Prefiere descansar y no conceder entrevistas a la prensa, mientras espera la sentencia que debe dictar ahora el tribunal madrileño (le espera una indemnización que se moverá entre los 8.400 y los 18.600 euros en caso de que su despido sea declarado procedente o improcedente).
Aunque no ha podido evitar que Fernando Ónega, la gran pluma delpresidente Suárez, la haya bautizado en la radio con un sobrenombre: la "santa patrona de los interinos". 
 http://www.elmundo.es/cronica/2016/09/25/57e789b8ca4741552f8b459f.html

No hay comentarios: