Dos corneados en los sanfermines
Los corredores están obsesionados con una idea: coger toro. En una calle en la que sólo hay toros y corredores, sin escapatoria posible, parece algo sencillo, pero no lo es. Que se lo digan a los mozos de los primeros tramos en Pamplona. Por ejemplo, hoy. La manada marchaba muy compacta, bien arropada por los cabestros, a una velocidad alta. Y no había forma de coger toro, de ponerse delante de las astas de verdad. Daba igual que se fuera corredor experto o novel. Imposible.
Pero los encierros cambian, las carreras evolucionan de forma imprevisible en cuestión de segundos y poco antes de alcanzar la famosa curva de la Estafeta uno de los ejemplares de Cebada Gago se ha hecho con la delantera del grupo y ha arrollado de forma espectacular a un joven, al que ha provocado una cornada en la espalda, según ha confirmado Cruz Roja.
Desde ese punto, el encierro ha crecido en espectacularidad y peligro. Así era muy sencillo coger toro, hallar un hueco para correr durante unos segundos a toda velocidad por la larga recta de Estafeta, a pesar de varias caídas de los toros y de los mansos, que arrollaban una y otra vez a los corredores. Uno de los toros castaños encabezaba la manada con un galope vivo, pero noble, seguido por el resto del grupo, que tampoco hacía extraños.
Ésa ya era una tercera parte. No se trata tanto de coger o no coger toro, sino de evitar que el toro te coja. Con los 'cebadagados' al galope, no era una tarea sencilla.
Las caídas de los animales provocaron en el último tramo el indeseado caso del toro suelto, un cárdeno precioso llamado 'Cabrero', que se ha comportado con una nobleza excepcional, despistado pero sin buscar ni apretar a ninguno de los corredores que tiraban de él.
Finalmente, tres minutos y medio de encierro muy espectacular que se ha saldado con dos heridos por asta de toro: uno en el tramo Mercaderes-Estafeta, con una cornada grave en el tórax, que ha sido trasladado al Hospital de Navarra; y otro con una cornada en la pierna izquierda.http://www.elmundo.es/elmundo/2010/07/08/paisvasco/1278569842.html
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