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domingo, 12 de julio de 2009

LAS FIESTAS DE SANFERMÍN


LAS FIESTAS DE SANFERMÍN

No me considero ni detractora ni defensora de los "Encierros de Sanfermín". Me opongo a que se maltrate a los animales. Soy defensora de la vida de los animales. Pero también de la vida del ser humano. Soy defensora de las fiestas. En el mundo en que vivimos lleno de crisis, de noticias graves para el medioambiente, de conflictos eternos, cuando la gente se divierte me parece genial. Me parece menos genial cuando la diversión es simplemente DESFASE. Es decir, exceso de alcohol, drogas, actitudes camicaces que ponen en peligro la integridad física del que las provoca y de los que rodean a tales individuos.
Tenemos otras fiestas en el país. Las que se consideran más famosas e internacionales son LOS SANFERMINES. También la romería del Rocío, que ha dado y dará mucho que hablar. La Semana Santa (en especial la de Sevilla). La tomatina del buñol en Valencia, que es una guerra de tomates donde prevalece el buen humor y el despachurrar tomates contra los demás. Las fallas de Valencia, con el fuego mágico y purificador. La feria de Abril de Sevilla. Los carnavales en Tenerife y Cádiz. La tamborrada de San Sebastián con un ruidoso concierto de 24 horas. Entre otras.

Como andaluza debería decir que me gustan. En especial las que se realizan en mi comunidad autónoma. Sin embargo, no he participado en ninguna. Ni lo haré. Mi concepto de diversión no entra en ninguna de ellas. Pero las respeto a todas. Y vuelvo a decir que me fascina ver como se divierten los demás. Cómo lo pasan bien. Y si esto redunda positivamente en la economía del país, pues “miel sobre hojuelas”.
La persona que se arriesga a correr delante de toros, en los encierros, acompañado de una multitud presa del pánico, a menudo con demasiado alcohol o “euforia” (digámoslo mejor así) en sus cuerpos, debería saber cuál es el peligro. Que no se trata de un paseo por Central Park. En donde también se corre el peligro de que venga un asesino en serie y te asesine. Sin previo aviso. Como los toros. El toro hace su trabajo. No está ahí porque él lo haya elegido. Es un animal. Salvaje. No es un perrito de compañía. Pero, para mí tiene más valor la vida de un buen ser humano que la vida de un toro. Aunque hay algunos humanos que tienen comportamientos menos nobles que los toros. En este caso, me decanto por la vida del toro si hubiera que hacer una elección. Pero es sólo mi opinión personal. Prefiero al animal que al “animal racional” que es el humano. Pero, señores que se arriesgan a correr, no olviden que nadie les pone una pistola para hacerlo. Nadie los obliga. Están ahí porque quieren. Insisto, el toro está ahí porque se decide que esté ahí.
Reitero mi más sentido pésame a las familias de todos los fallecidos en estos encierros. Del mismo modo que a los familiares de fallecidos en accidentes laborales, en accidentes de tráfico, a causa de enfermedades incurables, o porque la vida se los llevó. La muerte es siempre triste. Excepto que creamos que hay un más allá o una etapa kármica donde se encuentra una reencarnación. Allá ustedes con sus creencias.
El Ayuntamiento de Pamplona en su bando, notifica las normas para correr en Los Sanfermines. El problema es cómo hacer que estas normas se cumplan. Y cómo hemos visto en tan repetidas ocasiones incumplir dichas normas que en muchas ocasiones originan los desastres a veces tan graves como la muerte de algunos corredores.

NORMAS PARA CORRER EN LOS SANFERMINES
El Ayuntamiento de Pamplona dicta las siguientes normas o indicaciones para el buen desarrollo de este espectáculo taurino. Se trata de un espectáculo de riesgo que exige capacidad física. Quien no reúna la serenidad, los reflejos y la preparación suficiente no debe participar.
1. No se permite participar a personas menores de 18 años. (Y hemos visto a menores correr delante de toros. Acompañados de sus padres. Lo cual ya es vergonzoso por parte del adulto)
2. Se debe utilizar vestuario y calzado adecuado. (se han visto imágenes de gente vestida de todas formas corriendo)
3. Se prohíbe participar con objetos que entorpezcan la carrera, incluidas mochilas y cámaras. (hay gente que corre con cámaras y con lo que se les apetezca)
4. El acceso de los corredores al recorrido se cierra a las 7.30 horas.
5. No se permite resguardarse (antes de la salida de las reses) en rincones, ángulos muertos, portales o establecimientos situados a lo largo del recorrido.
6. Se debe correr en línea recta, sin cruzarse ni pararse delante de los toros y demás corredores.
7. En ningún caso hay que citar a los toros o llamar su atención. El buen corredor no toca las reses, sino que las desafía desde una distancia prudencial y respetuosa. (cuántas veces hemos visto a los corredores tocando a los animales, gritándoles, incluso con palos.)
8. El corredor no debe pararse súbitamente ni quedarse como espectador en el vallado, en un portal o espacios similares, sino que lo hará por los laterales y de forma progresiva.
9. Al entrar al ruedo, el corredor se refugiará con la mayor rapidez posible tras el vallado, dejándolo libre para los siguientes mozos.
10. Asimismo, no citará a los toros y dejará despejado el ruedo para la intervención de los pastores y dobladores.
Estas normas dicen mucho de la buena intención de los organizadores de la fiesta. Pero el debate está en cómo hacer que no se incumpla todo esto. Bajo mi punto de vista es una ardua tarea.

Este año, cuando la fiesta más internacional de nuestro país “Los Sanfermines” aún no ha terminado, nos encontramos con la terrible noticia de la muerte de un joven de 27 años, tras recibir una cornada en el cuello de un toro llamado Capuchino. Fue uno de los toros del cuarto encierro. El joven fallecido era un gran aficionado a la fiesta. Era un muchacho sano, que practicaba regularmente deporte y le apasionaba la fiesta de los Sanfermines. El triste evento se originó cuando él estaba intentar resguardarse de la barullo inducido por el toro suelto. El destino quiso que el animal se ensañara con él hiriéndole en el cuello, causando heridas graves en la aorta y en la vena cava. Poco más tarde murió en el hospital de Navarra. Las heridas eran demasiado graves. Se identificó a la víctima y toda la ciudad se conmocionó ante tal desgraciado evento.
El cadáver se trasladó a Alcalá de Henares, lugar de donde era el muchacho. Desde aquí todas nuestras respetuosas condolencias a la familia y amigos.
Sin embargo, con todo el sufrimiento de esta pérdida, no hay que olvidar que desde 1922 con éste ya son 15 muertos en los encierros. Quince corredores que perdieron la vida en tal aventura.
El problema aquí no son sólo los toros. Es el caos que el pánico o el desfase provoca en los corredores. No siempre los muertos o heridos lo son por el animal. Muchas veces son por los pisotones, golpes, de los mismos corredores que en el empeño de zafarse del peligro, en caso de caída o tropiezo pasan por encima, atropellan o cualquier cosa ya que lo que prevalece no es el orden sino la adrenalina. El intentar salvarse de un animal peligroso. Y de la muchedumbre presa del pánico y del descontrol.
El último corredor muerto por cornada fue el estadounidense Matthew Peter Tasio, que murió en 1995 con 22 años. Sin embargo, el último fallecido en estas fiestas fue el pamplonés Fermín Etxeberría Irañeta, que murió a consecuencia de los golpes recibidos tras ser arrollado por un toro en 2003. La relación cronológica de las personas que han muerto en los encierros de los Sanfermines desde 1922 es la siguiente:
Esteban Domeño Laborra (22 años, Sangüesa, Navarra): corneado el 13 de julio de 1924 en el final de la calle Estafeta. Santiago Martínez Zufía (34 años, Pamplona): el 8 de julio de 1927 fue corneado en la plaza de toros. Gonzalo Bustinduy y Gutiérrez de la Solana (29 años, S. Luis de Potosí, México): corneado el 10 de julio de 1935 en la plaza. Casimiro Heredia (Pamplona): el 10 de julio de 1947 por cogida de toro en la calle Estafeta. El mismo toro corneó y mató también, al llegar a la plaza de toros, a Julián Zabalza (Villava, Navarra). Vicente Urrizola Istúriz (32 años, Pamplona): el 9 de julio de 1961 al ser cogido por un toro en la cuesta de Santo Domingo. Hilario Pardo Simón (42 años, Murchante, Navarra): el 12 de julio de 1969 al ser cogido en la cuesta de Santo Domingo. Juan Ignacio Eraso Martiatu (18 años, Chantrea, Pamplona): el 12 de julio de 1974 en la calle Estafeta al ser corneado. (Imagen de Juan Ignacio Eraso a la izquierda-
Zubieta y Retegui).
Gregorio Gorriz Sarasa (41 años, Arazuri, Navarra): el 9 de julio de 1975 tras ser cogido por un toro en el callejón de entrada a la Plaza de toros.
José Joaquín Esparza Sarasíbar (17 años, Chantrea, Pamplona): el 8 de julio de 1977 en el callejón de la Plaza aplastado por la multitud.
José Antonio Sánchez Navascués (26 años, Cintruénigo, Navarra): corneado en la plaza del Ayuntamiento el 13 de julio de 1980. Posteriormente, en la Plaza de Toros el mismo toro corneó y mató a Vicente Risco Sierra, natural de Badajoz, de 29 años, aunque residente en Uharte Arakil (Navarra).
Mattew Peter Tassio (22 años, Illinois, Estados Unidos): empitonado el 13 de julio de 1995 en la plaza del Ayuntamiento.
Muere el pamplonés Fermín Etxeberría Irañeta de 62 años, miembro de la Junta Directiva de Osasuna y corredor de encierros desde los 14 años, a causa de las heridas sufridas en el segundo encierro de los Sanfermines del 8 de julio de 2003, tras permanecer ingresado en el hospital durante dos meses y medio. Es una fiesta. Pero más peligrosa que las demás. Hagamos lo posible para preservarla pero con más contro. El cómo se hace, yo no lo sé.



1 comentario:

Anónimo dijo...

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