“Encontré el Olimpo bajo mi cama” es un libro que presenta a la mitología griega bajo un punto de vista cercano.
“Muchas veces ayudó una broma donde la seriedad solía oponer resistencia”, decía Platón.
La novela va dirigida tanto a personas jóvenes como a personas adultas. Es para aficionados a la mitología y a quienes nunca la comprendieron. Para amantes de la literatura como para apasionados del humor.
Sara González Villegas.
BIENVENIDOS AL OLIMPO
domingo, 28 de abril de 2019
Cazarrecompensas: el nuevo, arriesgado y rentable oficio en México, como en el salvaje oeste
Cazarrecompensas: el nuevo, arriesgado y rentable oficio en México, como en el salvaje oeste
Pregunta al cazarrecompensas: ¿Qué pasa por tu mente cuando sales de cacería?
-En chingarme a esos cabrones- responde.
Quien
habla es R16, sobrenombre de un comerciante y dueño de una flotilla de
taxis en Ciudad de México que hace dos años dejó sus empleos por la
serie de fraudes y robos de los que fue víctima. La decisión más difícil
de su vida, confiesa. Una noche, harto como muchos otros
mexicanos, se preguntó llorando qué hacía falta para ponerle un alto al
crimen en un país «donde nadie te ayuda». Y salió a aplicar justicia por su propia mano.
-Hoy
me dedico a lo que me dedico porque la delincuencia nos ha quitado todo
en este país, todo -enfatiza- incluso el miedo a morir.
El nuevo
oficio de R16 se gesta en las calles de todo México: los
cazarrecompensas. En un país donde 99% de los crímenes quedan impunes,
sumado a la publicación de recompensas cada vez más frecuente por parte
de la Procuraduría General de la República para detener a
narcotraficantes, defraudadores o políticos corruptos, se desarrolló
este trabajo único y bien remunerado.
Se trata de
comerciantes, policías retirados, detectives, ex agentes del Ministerio
Público o simplemente forajidos que utilizan las redes sociales para
ofrecer sus servicios como cazarrecompensas. Llegan a encontrar
delincuentes, autos robados, documentos extraviados, defraudadores... en
un tiempo récord: 30 días. Las ganancias rebasan los 100.000 euros en tan sólo 120 días. Crónica ha
localizado en México a la principal agencia de cazarrecompensas que se
desarrolla en el país, donde trabaja R16. En el verano de 2018
establecimos contacto con «Centinelas» a través de un mensaje en
Facebook, pero fue luego de seis meses, y tras pasar varias
pruebas de confidencialidad, cuando los agentes encubiertos nos mandaron
a llamar una de sus oficinas centrales en el corazón de la capital mexicana. Hablaremos con R16.
Mientras
el taxista cruza la ciudad para llegar al lugar de la cita, repasamos
la excusa que ha propiciado esta entrevista: los perfiles de los
cazarrecompensas que se anuncian en redes sociales son un rompecabezas
de acentos, ubicaciones y matices. Pero los Centinelas se distinguen por
su logo, la cabeza de un lobo rabioso y las fotografías sobre sus
misiones: nunca se les ve el rostro a los cazarrecompensas, sólo
se distinguen figuras de hombres corpulentos enfundados en armaduras
negras, inspiradas en el RoboCop de los años 80 [también evoca al
cazarrecompensas futurista Boba Fett, de Star Wars] entregando a supuestos defraudadores a la policía de la Ciudad de México.
Adicional a ello hay fotografías de los autos recuperados de fraudes o robo. De media comparten dos imágenes a la semana.
Lo
que también hay son mensajes públicos de clientes que solicitan su
ayuda: hombres y mujeres víctimas de la delincuencia que no confían en
las acciones para combatir al crimen y pacificar al país anunciadas en
diciembre de 2018 por el presidente en turno Andrés Manuel López
Obrador:
-Me robaron una camioneta de 3.5 toneladas hace cinco meses. No la recuperé. ¿Qué se puede hacer? -¿También buscan personas? Secuestraron a mi hermano hace un mes en Oaxaca. No hay respuesta de la policía.
-¡Estoy
hasta la madre! Me robaron mi auto otra vez. La policía de AMLO [por el
presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador] no ha hecho nada.
¿Ustedes pueden ayudarme a recuperarlo? Pago lo que sea.
El detonador
Un
edificio de paredes blancas, sin algún anuncio que señale a la agencia,
es el lugar. Ahí estaba el portero/jefe de seguridad, resguardando el
lobby. Al caminar hacia el elevador, las cosas cambian. Se abren las
puertas y aparece un hombre vestido de camisa y pantalón negro que nos
da la bienvenida. No brinda su nombre.
Intercambiamos un par de palabras: «Yo trabajo en el búnker; hoy vine aquí a vigilar la entrevista con R16». Al llegar al sexto piso, la atmósfera amena desaparece. Llega una nueva, fría, incierta, cuando nos vemos dentro de una sala de juntas, cara a cara, con uno de esos hombres RoboCop. Él es R16, en persona.
En
México, los anuncios de estos servicios aumentaron en las redes
sociales después de marzo de 2009, cuando el entonces procurador general
de la República, Eduardo Medina Mora, formalizó un programa con
recompensas de hasta con 30 millones de pesos a quien auxiliara a la
dependencia en la captura de líderes del crimen organizado.
Si
bien es cierto que este acuerdo estaba vigente desde febrero 2006,
hasta entonces operaba tras bambalinas y para la protección de testigos.
Pero con la guerra contra el narcotráfico en auge, el gobierno de
Felipe Calderón se vio rebasado en la búsqueda y captura de 37
individuos de alta peligrosidad, entre ellos, El Chapo Guzmán (recapturado en 2016) e Ismael Mario Zambada, alias El Mayo, dos de los líderes del Cártel de Sinaloa. De
las más de 200 recompensas que se ofrecen hasta hoy, sólo se ha pagado
gratificación a ocho personas, el equivalente a 52 millones de pesos
(2.760.000 euros).
Este
tipo de estímulos económicos crearon el clima propicio para el
surgimiento en Internet de cazarrecompensas, sobre todo en páginas de
Facebook, donde un sinnúmero de víctimas postean los objetos que les
fueron robados y ofrecen recompensas.
Para comprender cómo
trabajan hemos hablado con el administrador de una de ellas llamada
«Objetos perdidos y encontrados». Diógenes Bravo, un ingeniero mecánico
de 35 años, respondió a nuestras preguntas. Suma 2.261 miembros desde 2011. Hay 25 publicaciones diarias. -Todo comenzó como un lugar para publicar objetos extraviados y pedir la ayuda de las personas para su búsqueda. Luego, algunos usuarios denunciaron robos. Y otros se ofrecieron para buscar los objetos extraídos. El intercambio va, viene.
-¿Cuál es la tasa de éxito? ¿Hablas con los cazadores?
-Yo
sólo administro -titubea en su respuesta- los intercambios que suceden
ahí son privados. Por los comentarios que leo a diario, diría que hay una tasa de éxito del 30%.
Otras agencias de detectives, que ahora se especializan en búsqueda de personas a base recompensas, como un grupo de mujeres en Aguascalientes llamadas Amazonas, tampoco son muy escrupulosas
ni verifican la información de quien pide el servicio. De principio
sólo necesitan rellenar test con 30 reactivos, entre ellos, datos del
sujeto a investigar, señas particulares del extravío, pistas,
familiares... Y el pago por adelantado.
Así trabaja un cazarrecompensas
De primera vista, R16
intimida sentado frente a nosotros, frente a la cabecera de una larga
mesa. Este hombre mide 1,85 metros de altura y tiene una mirada
desafiante. Los ojos es lo único que se ve de su cuerpo. El
resto es una armadura color negro petróleo: más de 200 aparatos
construyen el traje; destacan las botas industriales y dos cámaras, una
sobre su hombro y otro en el casco. En conjunto todo pesa cerca de 15
kilos. -No cualquiera aguanta esto -dice- pero así recorro las calles todos los días a bordo de una motocicleta. Así son las misiones.
Intranquilo, suelta una mochila sobre la mesa. A primera vista no hay armas. Su voz denota cansancio.
-Aquí hay otros 10 kilos de accesorios para defendernos ante cualquier situación, escenario o clima.
- ¿Incluidas armas?
Titubea antes de dar una respuesta.
-Estén seguros que estamos preparados para todo. Lo que se tenga que hacer se tendrá que hacer. En
los Centinelas, si el cazador atrapa al fugitivo, la recompensa que
recibe es generalmente el 10% del valor del objeto robado. Es
decir, si localizan un auto con un valor superior a los 21.000 euros, el
equipo de cazarrecompensas recibirá 2.100 euros. En contraste, los
sueldos de los policías estatales o federales mexicanos rondan los 400 y
750 euros. -Hemos recuperado 48 autos en el último trimestre y mínimo entregamos un delincuente por mes, cuando
una agencia del Ministerio Público tarda en una detención hasta seis
meses, pese a contar con más de 30 policías de investigación, 15
patrullas, 40 armas largas, 30 armas cortas...
- ¿Qué los hace diferentes?
-
Mucho. Contamos con esquemas de colaboración: tenemos una red de
informantes en todo el país, personal colaborando para nosotros al
interior de la PGR, policías retirados que conocen el terreno y una
plataforma de cruce de información que agiliza los hallazgos. En este negocio -afirma el entrevistado- sin fuentes, no eres nada.
Con
frecuencia, este tipo de agentes se relacionan con contactos callejeros
para obtener información. En sus cuentas sociales, les agradecen «su
capacidad de ingresar a ciertas zonas y obtener información que la gente
simplemente no puede obtener».
Para contratar el servicio, sólo se necesita pagar una cuota de inscripción a la plataforma que ronda los 90 euros. Nunca se le da una garantía del 100% al cliente. Sólo sí la cacería tiene éxito, se paga la recompensa.
-Lo
que sí no hacemos es detener al delincuente, para ello tendemos trampas
y, una vez que lo tenemos acorralado, pedimos apoyo de la policía local
-advierte R16, recordando al caso del Perro Chapman.
En junio del año 2003, un famoso cazarrecompensas estadounidense llamado Duane Dog Chapman
(El Perro Chapman) viajó a México para atrapar a Andrew Luster,
heredero de la marca de cosméticos Max Factor, quien había sido
declarado culpable de violación en una corte de California, Estados
Unidos.
El millonario, quien había enfrentado el juicio en libertad, recibió una condena de 124 años de prisión. Duane Chapman ubicó al millonario en un puesto de venta de tacos en Puerto Vallarta, Jalisco,
y tras hacerle plática le roció gas pimienta para someterlo, subirlo a
una camioneta y llevarlo al aeropuerto, donde tomarían un vuelo a
Estados Unidos.
Sin embargo, las leyes mexicanas prohiben las
actividades de cazarrecompensas, incluida la privación de la libertad
con estos fines. Y el Perro no contaba con que los comensales
del puesto de tacos alertaran a la policía sobre un intento de
secuestro, por lo que Duane Chapman fue detenido cuando estaba por
llegar en auto al aeropuerto.
Chapman fue arrestado. Luster bajo el resguardo de las autoridades mexicanas que lo entregaron poco después a agentes del FBI.
Tras depositar una fianza, el Perro huyó
a Estados Unidos. Tres años después fue arrestado en Hawai por este
mismo caso, pero un juez estadounidense negó su extradición a México.
Esta
situación podría cambiar si se llega a aprobar la iniciativa de Armando
Tonatiuh González, diputado del ex partido oficialista PRI, quien desde
2009 intenta que se legalice el oficio de cazarrecompensas al menos en Ciudad de México. Este trabajo ya se realiza, dice, sólo que las autoridades prefieren ignorarlo.
«El
apoyo de la sociedad ayudaría mucho para resolver la saturación de
denuncias de las dependencias», dice González en entrevista.
El legislador detalló que su iniciativa rechazada anteriormente propone
la creación de dos figuras: la de colaborador ciudadano, quien fungirá
como informante, y la de un padrón de agentes civiles para la
recuperación de fugitivos, quienes podrán perseguir, capturar y poner a disposición de la autoridad al probable responsable de un delito.
Tonatiuh González volverá a presentar la iniciativa en el segundo semestre de 2019.
Sed de justicia
La siguiente historia enmudece a todos los presentes:
-En una detención reciente casi perdió la vida.
-¿Cómo fue?
-Un
policía no pudo someter a un defraudador tras tenerlo acorralado.
Nosotros apoyamos, pero el criminal intentaba sacar algo de la mochila.
Creemos un arma. Pero al final todo se soluciona: casi le rompemos el
brazo y cedió.
-¿Dominan técnicas para romper brazos? -Nos defendemos con judo- dice con una mirada de emoción evidente.
Le preguntamos si tiene familia, a lo que contesta asintiendo con la cabeza. No dice más. Se confiesa admirador de Batman y Emiliano Zapata. Ríe a veces.
En
un momento, R16 alza el cuello y deja ver un collar alrededor. Al
preguntarle si se trata de un rosario, con sus manos muestra lo que esconde debajo del escudo que le protege el pecho: una navaja en forma de flechas.
-¿Para qué te sirve?
-Te salva la vida -y repite al final de la entrevista, refiriéndose a los criminales: «Esos hijos de la chingada me quitaron todo. Y tengo sed de justicia».
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