BIENVENIDOS AL OLIMPO

miércoles, 23 de noviembre de 2016

": doce frases para entender 25 años de Rita Barberá

De "yo no soy una rata" a "NO DIMITO": doce frases para entender 25 años de Rita Barberá

Excesiva, populista, imbatible, cercana, autoritaria, eficaz, indomable. Traje rojo, collar de perlas y bolso de marca. Rita Barberá, fallecida este miércoles tras sufrir un infarto dos días después de declarar en el Supremo, ha sido durante los últimos 25 años no sólo un referente de la política valenciana, sino un símbolo del Partido Popular desde sus orígenes. Bautizada como la "alcaldesa de España" e idolatrada por cualquier dirigente bajo sus siglas. "Rita, eres la mejor", le decía Mariano Rajoy en los tiempos en los que la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se confesaba: "Yo cuando empecé en esto mi madre me decía: 'Si tiene que parecerte a alguien que sea a esa, a la política de Valencia, a Rita'".
La larga carrera de Barberá deja, a parte de muchos votos, bastantes polémicas y demasiados escándalos recientes, una lista de declaraciones que definen la personalidad de una política sin precedentes.

"Soy la próxima alcaldesa de Valencia"

Último día de febrero de 1991. Rita comparece ante los medios de comunicación junto a Pedro Agramunt, presidente y candidato autonómico entonces del PP valenciano. "Soy la próxima alcaldesa de Valencia", anuncia ella sin rodeos. Días antes José María Aznar había ofrecido sin éxito la candidatura municipal al profesor Manuel Broseta, pero la elegida fue ella. Muy cercana a Fraga desde la fundación de Alianza Popular, Barberá será le encargada de desalojar al PSOE del Ayuntamiento de Valencia. No gana en votos a Clementina Ródenas, que obtiene cinco concejales más que ella, pero Rita se alía con Unión Valenciana para asaltar el poder. "Este es el mayor reto de mi vida", proclama Barberá el día que arranca su supremacía en la ciudad. Durante 24 años fue alcaldesa de Valencia, ganando por mayoría absoluta en 1995, 1999, 2003, 2007 y 2011.

"Valencia es mi pasión y ser su alcaldesa es mi amor"

Decía el ex concejal socialista Manolo Mata que Barberá fue una especie de "madrina" del pueblo valenciano. "Su modeló funcionó a la perfección. Pulió su imagen como la gran abrazadora del pueblo valenciano, esa señora de la familia a la que casi no ves pero que va dando premios y caramelos inesperadamente". Rita cultivó su retrato durante más de dos décadas paseándose por los mercados, besando a las pescaderas, siendo exageradamente expresiva en la calle y celosamente reservada en privado o con los medios de comunicación. Así hasta lograr que la identificación de su imagen con la de Valencia fuera absoluta. "Rita creyó que ella era Valencia y que Valencia era ella", decía el periodista Salvador Barber.
Cada vez que sonaban rumores que la colocaban en algún ministerio o insinuaban que su tiempo como alcaldesa se agotaba, Barberá respondía igual: "Valencia es mi pasión y ser su alcaldesa es mi amor".

"Me duele y me mata El Cabanyal"

El conflicto en el barrio marítimo de Valencia marcó su gestión durante décadas. Su plan para prolongar una avenida hasta el mar derribando parte de El Cabanyal provocó una división inagotable entre los vecinos y su enfrentamiento absoluto con la oposición o con los gobiernos socialistas en Madrid. Se acabó marchando del Ayuntamiento sin poder hacer realidad su proyecto. En una entrevista concedida a La Razón en 2011 admitía que la prolongación era la promesa incumplida que más le dolía: "Me duele y me mata El Cabanyal".

"Hemos puesto a Valencia en el mapa"

La Ciudad de las Artes y las Ciencias, la Copa América de vela, la Fórmula 1, la ópera... El lujo, los vips, las copas de Moët, el derroche. "Hemos puesto a Valencia en el mapa" era el mantra que Rita y Camps repetían ante cualquier reproche a la decidida apuesta del PP valenciano por los grandes eventos que marcaron la primera década del siglo XXI. "Hemos conseguido autoestima", decía la alcaldesa. "Nadie puede negar que (los grandes eventos) han sido acontecimientos que han llevado a Valencia a un posicionamiento muy importante en el mundo y que han sido capaces de atraer inversores, turistas y movimiento económico". Pese a los ingresos prometidos, con la crisis económica se esfumaron todos y cada uno de los megaproyectos de Valencia.

"El señor Camps es inocente"

El estallido del caso Gürtel empezó a asomar el principio del fin. Con Camps en el Palau de la Generalitat, Barberá encontró el aliado perfecto, la sintonía que no tuvo antes con Eduardo Zaplana y mucho menos con Alberto Fabra después. La imputación de su amigo Paco y su posterior dimisión por el asunto de los trajes hizo mucho daño a la alcaldesa, que se volcó en el respaldo al ex president. "Camps ha sido un presidente brillante en su gestión política, una persona con bondad humana, honesto, honrado, íntegro y trabajador. Su defecto fue fiarse de quien no debía y se han aprovechado de él".

"Urdangarin me engañó"

El caso Nóos fue el primer gran asunto de corrupción que amenazó seriamente el futuro de Barberá. Iñaki Urdangarin firmó tres ediciones de los llamado Valencia Summit por 3,1 millones de euros y comprometió unos Juegos Europeos por 380.000 euros que nunca se celebraron. Decía el juez Castro que el gobierno de Valencia merecía "el más intenso reproche ético y jurídico", sin embargo Barberá nunca llegó a ser imputada. En su lugar fue procesado su vicealcalde, Alfonso Grau, hasta entonces el político más fiel a la alcaldesa. Barberá declaró como testigo en noviembre de 2013 y aseguró sentirse engañada por Urdangarin, quien le aseguró que su sociedad "no tenía ánimo de lucro".

"El caloret, sin duda, el caloret faller"

Es, sin duda, uno de los episodios más bochornosos de su carrera. En los días previos a las Fallas de 2015, en la tradicional Crida, la alcaldesa se dirige a los valencianos desde las Torres de Serrano y pronuncia un discurso inconexo, delirante, en un valenciano inventado, que se convierte en cuestión de segundos en trending topic nacional y en materia de cachondeo universal. En los mejores momentos del PP la cosa no habría pasado de anécdota, pero en aquel momento, con las encuestas adivinando el fin de su hegemonía, el episodio sirvió para poner en evidencia el desgaste de su imagen. Rita dejaba de ser invulnerable.

"Yo no soy una rata que salta"

En las semanas previas a las últimas elecciones municipales, se vuelve a rumorear que Barberá abandona, que el partido la acomodará en Madrid para evitarle la derrota o que ella optará por el retiro dorado. Nada de eso. "Cuando algo se complica, yo no soy una rata que salta, cojo el timón, enderezo el barco, pongo la velocidad de crucero y adelante para volver a gobernar Valencia", zanja ella, convencida de que solo ella puede mantener la mayoría absoluta del PP.
Su última campaña es la más complicada. Por primera vez es abucheada por la calle, las primeras sospechas de corrupción le atenazan y ella no se cansa de denunciar una "campaña comunista" para acabar con su hegemonía. "Soy el objeto de deseo de una oposición que me odia", asegura.

"¡Qué hostia!... ¡Qué hostia!"

La noche del 24 de mayo de 2015 Rita Barberá pierde el Ayuntamiento de Valencia 24 años después. El PP gana las elecciones pero pasa de 20 a 10 ediles y la alianza de los partidos de la oposición sienta a su odiado Joan Ribó en el trono de alcalde. De aquella noche trágica para su partido en toda la Comunidad queda una imagen y una frase. La todavía alcaldesa abrazada a Serafín Castellano, delegado del Gobierno y detenido semanas después por otro caso de corrupción, y un lamento que captan los micrófonos: "¡Qué hostia!... ¡Qué hostia!".

Pese a su repetido compromiso con la ciudad de Valencia, la ya ex alcaldesa acepta el consuelo de refugiarse en Madrid como senadora tras perder el Ayuntamiento. Ni siquiera asiste a la cesión de la vara de mando al nuevo alcalde de Compromís y se sienta junto a Alberto Fabra, también derrotado, en los escaños de la Cámara Alta. Todos los partidos critican su presencia mientras ella no puede disimular ya los síntomas de una carrera que agoniza. En el reinicio del curso político un micrófono caza su comentarios a los compañeros de partido: "No he dormido nada, estoy deseando llegar a Valencia para meterme en la cama".

No hay comentarios: