Contador conquista los Ancares y el jubileo
El madrileño es virtual vencedor de la Vuelta tras aguantar los ataques de Froome y acabar ganando la etapa
Era etapa larga, tan larga que valía como los más de 3.000 kilómetros
de la Vuelta. Tanto ir de aquí para allá para acabar por un paraje tan
desconocido como bello, mirando el segundero, el minutero, el
porcentaje, las rampas, el asfalto de la carretera. Era una etapa de las que incomodan,
de las que asustan, de las que lo mismo te motivan que te deprimen. Era
una etapa para el todo o nada, una etapa para marcar la hora de los
valientes y que el reloj no se quede sin pilas. Una etapa sin retorno,
con las fuerzas justas, ni agotadas ni reservadas. Y sin embargo esa
etapa que decidía la Vuelta tuvo el valor de los instantes.
1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 5h 11m 43s
2. Christopher Froome (R.U./Sky) a 16s
3. Alejandro Valverde (Movistar) a 57s
4. Joaquim Rodríguez (Katusha) a 1m 18s
5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 1m 21s
GENERAL
1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 81h 12m 13s
2. Christopher Froome (R. U./Sky) a 1m 37s
3. Alejandro Valverde (Movistar) a 2m 35s
4. Joaquim Rodríguez (Katusha) a 3m 57s
5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 4m 46s
El primero lo puso Purito Rodríguez, atacando a nueve kilómetros de
meta, una heroicidad en los tiempos que corren. Y se fundió, pero fundió
oro puro. Por valentía, por descaro, por ambición. El segundo, lo puso Froome, a cinco kilómetros, con su pedaleo brutal,
con esas piernas juntas sobre la barra de la bicicleta y los codos
abiertos como quien quiere abarcar el infinito. Era su momento de
desbancar a Contador, y el madrileño hizo una mueca de desagrado.
Parecía que se quedaba, que cedía esos metros que en las subidas
exigentes se antojan intratables. Pero aguantó.
Ahí en ese kilómetro estaba el desenlace de la Vuelta. Atacó más veces Froome, llevó su equipo la carrera exigiendo a uno por uno lo mejor de sí, hasta que Froome se quedó solo ante el peligro. Y se la jugó en ese kilómetro, en su ataque brutal, en ese mordisco con el que no sabes si vas a pillar cacho o te vas a morder la lengua.
Y el tercero fue Contador, o sea el primero, es decir el definitivo. Contador le puso un chicle a la rueda del británico y solo una vez se despegó de su tubular. Un momentito en la hora de los valientes. Luego, el jersey rojo del líder lo inundó todo. Froome buscaba donde no había (es decir en sus piernas, en sus pulmones, en su corazón) y lo que encontraba era el aliento caliente de Contador, el gran campeón que solo flaqueó un par de segundos.
Instantes para el recuerdo. Froome desplegó su ataque después de soltar el manillar para guardarse las gafas de sol en el bolsillo. Quería verlo claro. Contador desplegó el suyo cuando vio que Froome miraba al infinito. Él miraba al triunfo de una Vuelta que ya no se le escapará (la contrarreloj de mañana domingo, 9,7 km, resulta intrascendente a estos efectos). Pero quería la etapa, porque nobleza profesional obliga y quien puede ganar debe ganar, porque la caridad cura heridas pero no soluciona problemas.
Y se fue Contador como una flecha cuando ya había concluido el tramo
duro de la ascensión a Ancares. Se fue como quien tiene prisa por
llegar, no vaya a ser que te cierren las puertas del éxito, no vaya a
ser que te adormezca el olor de los pinos y un cielo blanquiazul de los
que invitan a mirar. Y ganó, porque la mejor manera de ganar es ganando,
porque el mejor honor al derrotado, cuando ha sido bravo y valiente, es
ganarle con la gallardía del humilde. Pero, a Contador le sobró un
gesto. Cuando cruzó la meta, cuando ya era el rey, cuando ya era quien
es y quien ha sido, disparó (como acostumbra) y se señaló la rodilla como un homenaje a su pierna castigada.
Quien gana, lo hace con lo que tiene para bien y para mal. Toda la
gallardía que manifestó ante los caídos, doloridos, lesionados,
sufridos, en el pelotón, pero se meten su dolor en el maillot y llegan
al final del camino. Primeros o últimos.
Contador ganó una etapa larga, una etapa de más de 3.000 kilómetros. Y la ganó sin flaquear, apenas unos atisbos de debilidad, muy pequeños. Y la ganó ante rivales de postín, ante el valiente Purito, el intrépido Valverde y el gallardo Froome. ¿Qué más se puede pedir?
Un triunfo incontestable que debe ratificar este domingo sin sobresaltos en la contrarreloj de Santiago, un trámite para la clasificación general, una última posibilidad para los desatendidos de la carrera. Santiago puede ser un albergue para la otra clase social de la carrera. Sin el fielato de Tony Martin, retirado en Lagos de Covadonga, la penitencia puede ser un jubileo para muchos de los desheredados. Pero el jubileo final será para Contador, el que primero llegó al final del camino señalando su rodilla y disparando al mismo tiempo. Cosas del ciclismo.
Clasificaciones
ETAPA1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 5h 11m 43s
2. Christopher Froome (R.U./Sky) a 16s
3. Alejandro Valverde (Movistar) a 57s
4. Joaquim Rodríguez (Katusha) a 1m 18s
5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 1m 21s
GENERAL
1. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) en 81h 12m 13s
2. Christopher Froome (R. U./Sky) a 1m 37s
3. Alejandro Valverde (Movistar) a 2m 35s
4. Joaquim Rodríguez (Katusha) a 3m 57s
5. Fabio Aru (ITA/Astana) a 4m 46s
Ahí en ese kilómetro estaba el desenlace de la Vuelta. Atacó más veces Froome, llevó su equipo la carrera exigiendo a uno por uno lo mejor de sí, hasta que Froome se quedó solo ante el peligro. Y se la jugó en ese kilómetro, en su ataque brutal, en ese mordisco con el que no sabes si vas a pillar cacho o te vas a morder la lengua.
Y el tercero fue Contador, o sea el primero, es decir el definitivo. Contador le puso un chicle a la rueda del británico y solo una vez se despegó de su tubular. Un momentito en la hora de los valientes. Luego, el jersey rojo del líder lo inundó todo. Froome buscaba donde no había (es decir en sus piernas, en sus pulmones, en su corazón) y lo que encontraba era el aliento caliente de Contador, el gran campeón que solo flaqueó un par de segundos.
Instantes para el recuerdo. Froome desplegó su ataque después de soltar el manillar para guardarse las gafas de sol en el bolsillo. Quería verlo claro. Contador desplegó el suyo cuando vio que Froome miraba al infinito. Él miraba al triunfo de una Vuelta que ya no se le escapará (la contrarreloj de mañana domingo, 9,7 km, resulta intrascendente a estos efectos). Pero quería la etapa, porque nobleza profesional obliga y quien puede ganar debe ganar, porque la caridad cura heridas pero no soluciona problemas.
Contador disparó (como acostumbra) al cruzar la meta y se señaló la rodilla como un homenaje a su pierna castigada
Contador ganó una etapa larga, una etapa de más de 3.000 kilómetros. Y la ganó sin flaquear, apenas unos atisbos de debilidad, muy pequeños. Y la ganó ante rivales de postín, ante el valiente Purito, el intrépido Valverde y el gallardo Froome. ¿Qué más se puede pedir?
Un triunfo incontestable que debe ratificar este domingo sin sobresaltos en la contrarreloj de Santiago, un trámite para la clasificación general, una última posibilidad para los desatendidos de la carrera. Santiago puede ser un albergue para la otra clase social de la carrera. Sin el fielato de Tony Martin, retirado en Lagos de Covadonga, la penitencia puede ser un jubileo para muchos de los desheredados. Pero el jubileo final será para Contador, el que primero llegó al final del camino señalando su rodilla y disparando al mismo tiempo. Cosas del ciclismo.
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/09/13/actualidad/1410619530_331310.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario