WIMBLEDON
Nadal cae en primera ronda ante el 135 del mundo
De Rosol a Darcis
Si el pasado año fue Lukas Rosol, entonces número cien del mundo, quien
terminó con Rafael Nadal en la segunda ronda de Wimbledon, en esta ocasión ha
sido el belga Steve Darcis, 135º, el encargado de llevarse los titulares al
provocar la primera derrota del español en una ronda inicial de un torneo del
Grand Slam. El belga se impuso por 7-6 (4), 7-6 (8) y 6-4, en dos horas y 53
minutos, dejando fuera al bicampeón del torneo. [Narración
y estadísticas]
Fue un Nadal errático, corto de movilidad, incapaz de realizar la obligada adaptación a una superficie que no pisaba precisamente desde su derrota del 28 de junio de 2012 ante el checo. Aquel golpe supuso el inicio de siete meses de convalecencia debido a una lesión en el tendón rotuliano de su pierna izquierda. Precisamente esa dolencia, que aún no ha terminado de remitir, llevó al reciente campeón de Roland Garros a no participar en ningún torneo previo sobre hierba, como tenía por costumbre antes de presentarse en el All England Club.
Ganador de dos títulos a lo largo de su carrera, Amersfoort, en 2007, y Memphis en 2008, Darcis tiene como mayor logro en un 'grande' la tercera ronda de Roland Garros de 2011. Es su cuarta participación en Wimbledon, donde acaba de ganar su segundo partido. Es su segundo triunfo ante un 'top ten' sobre pasto, tras ganar a Berdych en la primera ronda de los Juegos de Londres. Ante Nadal ofreció un juego mucho más apropiado para el escenario que toca, con golpes breves, planos y directos. Consiguió 51 golpes ganadores, por 32 de su rival, para lograr la primera ruptura del partido en el undécimo juego del primer set.
No le importó verse quebrado de vuelta, y logró tomar ventaja al hacerse con el desempate. En el segundo, la situación se invirtió. Rompió Nadal para colocarse 6-5 y servicio, pero se dejó la cosecha de inmediato, viéndose llevado a un nuevo 'tie break'. Ahí aprovecharía el jugador de Lieja el quinto punto de set, gracias a una derecha larga del zurdo. Nadal había contado antes con su oportunidad para igualar, 8-7 al resto, enviando un revés a la red.
Con la rotura en el primer 'game' del tercer set, quedaba por ver si el de Lieja contaría con los arrestos para lograr la victoria más importante de su vida. Nadal advirtió en las fechas previas que no llegaba en la mejor disposición a la hierba, el escenario más exigente, por el imperativo de desenvolverse casi permanentemente flexionado.
Los siete títulos y dos finales desde que el pasado febrero reapareció en Viña del Mar parecían un aval suficiente a la hora de encarar las rondas iniciales del torneo. Su octava victoria en Roland Garros reabrió incluso, con toda lógica, el debate sobre sus opciones de desafiar los 17 grandes de Federer. Fue su duodécimo major, en una exhibición de autoridad que alcanzó su punto culminante en la semifinal frente a Djokovic.
El salto directo a la hierba, sin transición alguna, se reveló como un riesgo exagerado. Con muchas dificultades en los cambios de dirección, titubeante, sin autoridad, perdió, con un revés a la red, una vía de regreso al encuentro en el octavo juego del tercer set. Hubiera supuesto la igualada a cuatro y la esperanza de una remontada que en cualquier caso aparecía muy lejana. No era el Nadal renacido, pujante, ganador, de la primera parte del curso. Tenía mucho más que ver con el tenista que hace un año por estas fechas inició una larga travesía en el desierto.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/06/24/tenis/1372081809.html
Fue un Nadal errático, corto de movilidad, incapaz de realizar la obligada adaptación a una superficie que no pisaba precisamente desde su derrota del 28 de junio de 2012 ante el checo. Aquel golpe supuso el inicio de siete meses de convalecencia debido a una lesión en el tendón rotuliano de su pierna izquierda. Precisamente esa dolencia, que aún no ha terminado de remitir, llevó al reciente campeón de Roland Garros a no participar en ningún torneo previo sobre hierba, como tenía por costumbre antes de presentarse en el All England Club.
Ganador de dos títulos a lo largo de su carrera, Amersfoort, en 2007, y Memphis en 2008, Darcis tiene como mayor logro en un 'grande' la tercera ronda de Roland Garros de 2011. Es su cuarta participación en Wimbledon, donde acaba de ganar su segundo partido. Es su segundo triunfo ante un 'top ten' sobre pasto, tras ganar a Berdych en la primera ronda de los Juegos de Londres. Ante Nadal ofreció un juego mucho más apropiado para el escenario que toca, con golpes breves, planos y directos. Consiguió 51 golpes ganadores, por 32 de su rival, para lograr la primera ruptura del partido en el undécimo juego del primer set.
No le importó verse quebrado de vuelta, y logró tomar ventaja al hacerse con el desempate. En el segundo, la situación se invirtió. Rompió Nadal para colocarse 6-5 y servicio, pero se dejó la cosecha de inmediato, viéndose llevado a un nuevo 'tie break'. Ahí aprovecharía el jugador de Lieja el quinto punto de set, gracias a una derecha larga del zurdo. Nadal había contado antes con su oportunidad para igualar, 8-7 al resto, enviando un revés a la red.
Con la rotura en el primer 'game' del tercer set, quedaba por ver si el de Lieja contaría con los arrestos para lograr la victoria más importante de su vida. Nadal advirtió en las fechas previas que no llegaba en la mejor disposición a la hierba, el escenario más exigente, por el imperativo de desenvolverse casi permanentemente flexionado.
Los siete títulos y dos finales desde que el pasado febrero reapareció en Viña del Mar parecían un aval suficiente a la hora de encarar las rondas iniciales del torneo. Su octava victoria en Roland Garros reabrió incluso, con toda lógica, el debate sobre sus opciones de desafiar los 17 grandes de Federer. Fue su duodécimo major, en una exhibición de autoridad que alcanzó su punto culminante en la semifinal frente a Djokovic.
El salto directo a la hierba, sin transición alguna, se reveló como un riesgo exagerado. Con muchas dificultades en los cambios de dirección, titubeante, sin autoridad, perdió, con un revés a la red, una vía de regreso al encuentro en el octavo juego del tercer set. Hubiera supuesto la igualada a cuatro y la esperanza de una remontada que en cualquier caso aparecía muy lejana. No era el Nadal renacido, pujante, ganador, de la primera parte del curso. Tenía mucho más que ver con el tenista que hace un año por estas fechas inició una larga travesía en el desierto.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2013/06/24/tenis/1372081809.html
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