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miércoles, 12 de junio de 2013

Abortos, inanición, grilletes, sogas... Así vivieron 10 años cautivas

Un policía frente a la casa de Ariel Castro donde estuvieron cautivas. | AfpAbortos, inanición, grilletes, sogas... Así vivieron 10 años cautivas



Son detalles incluidos en un memorándum policial que recoge detalles de las declaraciones de las jóvenes secuestradas y que este miércoles publicó una televisión de Clevenland. El documento explica que el secuestrador estuvo presente durante el parto de Jocelyn, que ahora tiene seis años y salió con su madre de la casa de la avenida Seymour.
Castro amenazó con asesinar a Michelle si la niña de Amanda no sobrevivía y la joven llegó a hacerle el boca a boca cuando Jocelyn dejó de respirar. Ningún profesional sanitario examinó a la madre o a la niña durante el embarazo. Las jóvenes sólo abandonaron la casa en dos ocasiones durante su cautiverio para salir al garaje cubiertas con disfraces y pelucas.
El documento desvela que Amanda logró escapar gracias a un descuido insólito de Castro, que al ir el lunes al McDonald's del barrio no cerró con llave la puerta principal. La joven se dio cuenta del error pero al principio no logró salir. Se lo impidió una segunda puerta transparente que tienen aquí la mayoría de las casas para mitigar los daños de las inclemencias del tiempo.
Esa fue la puerta cuya parte inferior rompió Amanda unos minutos antes de las seis de la tarde del lunes con la ayuda del hispano Ángel Cordero, cuyo domicilio se encuentra en la acera del frente. El afroamericano Charles Ramsey, cuyo relato lo convirtió enseguida en el héroe mediático del rescate, sólo llegó al lugar de los hechos en su bicicleta unos minutos después.
Dos minutos después de la llamada de Amanda, varios agentes llegaron a la avenida Seymour. Miraron primero en el sótano y luego subieron por las escaleras siguiendo las indicaciones de la joven, que les advirtió que dentro había dos mujeres más. Michelle se arrojó a los brazos de uno de los policías y Gina DeJesús salió de su dormitorio temerosa de que todo fuera otra trampa de su captor, que solía poner a prueba la sumisión de sus esclavas dejando alguna puerta abierta y apaleándolas si lograban huir.
Amanda no fue la única joven a la que Castro dejó embarazada durante su cautiverio. Michelle sufrió hasta cinco abortos provocados por la crueldad de su secuestrador, que dejaba de alimentarla durante dos semanas y la golpeaba en el estómago hasta que perdía el niño.
El documento policial aporta algunas claves sobre el modo en el que Castro secuestró a las tres jóvenes. A Michelle le ofreció llevarla a casa en su coche en agosto de 2002. El secuestro se produjo en la esquina entre la avenida Lorien y la calle 106. Muy cerca del lugar donde vivían entonces los hijos de Castro y su ex mujer Grimilda Figueroa.
A Amanda la raptó el secuestrador cuando volvía de trabajar en una sucursal del Burger King. Castro la persuadió diciendo que su hijo también trabajaba allí y se la llevó a su casa, donde la encadenó.
A Gina su secuestrador la conocía de antemano porque era una de las mejores amigas de su hija Angie. Ambas estaban juntas unos minutos antes de su desaparición en abril de 2004.
Ariel Castro fue arrestado en el mismo McDonald's del que venía Ramsey junto a su hermano Onil, que preguntó si el arresto tenía algo que ver con su hermano Pedro, al que la policía se encontró borracho y semidesnudo en el jardín de la casa de su madre. Fue ese malentendido el que propició que los tres hermanos fueran detenidos. Pero la policía anunció este miércoles que sólo presentará cargos contra Ariel y dejará en libertad a sus dos hermanos.
El fiscal desveló este miércoles que las jóvenes sufrieron su cautiverio en habitaciones distintas y asegura que cada una sabía que las otras estaban allí. Los expertos del FBI han sacado hasta 200 objetos de la casa de Castro.
Pero han completado el registro sin encontrar restos humanos ni en el sótano ni en el jardín. La policía empezaba a inspeccionar este miércoles un edificio abandonado en la misma manzana de la casa donde permanecieron retenidas las jóvenes en busca de nuevas pruebas que pudieran ayudar a aclarar su situación.
Castro escondía entre sus pertenencias sogas y grilletes y tenía candados en las puertas que daban acceso al ático, al sótano y al garaje de la casa de madera que habitaba desde 1992. Dentro malvivían desde hace una década Amanda Berry, Michelle Knight y Gina DeJesús, obligadas a mantenerse lejos de los ojos de los vecinos y a ejercer como esclavas sexuales de su secuestrador.
Las autoridades intentan aclarar ahora cómo pudo pasar inadvertido el paradero de las chicas en un vecindario puertorriqueño donde todos se conocen y donde los rostros de Amanda y Gina siguieron clavados en los postes de teléfono muchos años después de su desaparición.

http://www.elmundo.es/america/2013/05/09/estados_unidos/1368079213.html

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