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sábado, 2 de marzo de 2013

Wiki-izquierda, la opción que roba la voz al PSOE

Wiki-izquierda, la opción que roba la voz al PSOE

En las democracias conviven liderazgos sólidos anclados en partidos tradicionales asentados en decenas y decenas de procesos electorales, y liderazgos gaseosos y efímeros, basados en la indignación y la protesta, de corte populista y con tantas carencias estructurales que suelen entregarse a meras estrategias de movilización callejera y políticas de pancarta.
La izquierda española, con un PSOE situado en su suelo electoral -110 escaños en el Congreso-, está siendo la principal víctima del vacío de referentes ideológicos y de un severo desgaste político. Prueba de ello es que buena parte de la sociedad desencantada, y llamada a configurar la base real de su electorado, se va entregando a un rosario de espontáneos que deslumbran en los medios de comunicación, acaparan entrevistas y arrancan devociones cuasi mesiánicas en Twitter.
 Todo, por la vía del extremismo y, en muchas ocasiones, de la demagogia. Sin embargo, la realidad evidencia que estos movimientos emergentes, bautizados ya como la wiki-izquierda, están tan faltos de densidad ideológica, de liderazgo social definido y de expectativas reales de consolidación como movimientos políticos organizados que terminan devorándose unos a otros.

Cainismo
 El último ejemplo lo ha protagonizado Beatriz Talegón, la dirigente de las juventudes socialistas internacionales, que abroncó hace dos semanas a los jerarcas de la organización en Europa por celebrar su congreso anual en un hotel de lujo en Cascais. Su discurso molestó y eclipsó a partes iguales al «establishment» de Alfredo Pérez Rubalcaba, que no dudó en neutralizar a toda prisa al personaje que empezó a ser recibido en las redes como «una promesa del socialismo».

Los mismos «colegas» de la joven en el PSOE se ocuparon de atacarla aireando su «gran sueldo» en Viena, donde trabaja. Después llegó su rifirrafe televisivo con la siguiente incipiente cabecilla social, Ada Colau, portavoz de la Plataforma Antidesahucios, quien le espetó: «No somos la misma persona ni mucho menos. Yo soy una ciudadana que no tiene ni cargo, ni militancia en un partido político y, menos aún, que sea responsable del sufrimento de miles de personas».
Saben que basta un poco de espectáculo en las redes sociales para subirse al trono vacante
 El cainismo dentro de la nebulosa de colectivos, plataformas y estrellas efímeras que se suceden en el panorama de la izquierda no es nuevo, y con él cuenta el PSOE para sacudirse a tanto advenedizo que les resta protagonismo. Nunca falla: a Talegón casi la sacan a empujones de una manifestación otros jóvenes tan indignados como ella. Antes, «Democracia Real Ya» (DRY), -germen o consecuencia del 15-M- se rompió en dos justo días antes de cumplir un año de edad, en la primavera de 2012. Se dividieron porque los unos no eran suficientemente «horizontales», ni los otros lo bastante alérgicos al sistema. También por la «marca política», por determinar el liderazgo y la voz cantante... Uno de los nombres más «participativos» de entonces denunció una «ola de insultos brutal» y una «caza de brujas» por parte de sus hermanos en la lucha pacífica.
Desde esta perspectiva, la inoperancia política real de la wiki-izquierda es el gran consuelo del aparato socialista. En el fondo, y pese a que se trata de movimientos sociales crecientes, el análisis de la izquierda tradicional pasa por el siguiente diagnóstico: a día de hoy, son oportunistas ávidos de sus quince minutos de gloria que saben muy bien que basta una dosis de espectáculo convenientemente canalizado por las redes sociales para adquirir protagonismo.
No es un mal exclusivo de la socialdemocracia española, aunque en otros países como Italia, la «rebelión» callejera de la indignación y el descrédito hacia los políticos clásicos, triunfa de la mano de un cómico erigido en portavoz del hastío: Beppo Grillo. De momento, en España, todo permanece solo bajo la pancarta. No en las urnas.

Desactivar con una foto a la «promesa»
 A Alfredo Pérez Rubalcaba y a Elena Valenciano les ha faltado tiempo para fotografiarse con ella, a sabiendas de que eso irritaría todavía más a quienes han acusado a Beatriz Talegón de activista de lujo y politburó o, lo que es peor, de ser una de ellos.
 Ha sido una forma como otra cualquiera de neutralizarla, de condenar al fuera de juego a la chica que a principios de mes logró sintonizar en un minuto con el hartazgo ciudadano con una clase política que predica progresía, pero no se baja del coche oficial. «Me sorprende mucho cómo pretendemos remover la revolución desde un hotel de cinco estrellas», dijo a los mandamases de la socialdemocracia mundial en Cascais. El PSOE,—siglas en las que milita esta madrileña que se gana la vida como secretaria general de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas—, no se lo ha consentido. Sus propios «colegas» tampoco, como lo demuestra que fueron los primeros en reprocharle que esté ganando un sueldo fruto de la política (ella ha dicho que son 1.500 euros mensuales netos) y viviendo en Viena.
 Beatriz Talegón desveló en una entrevista que recibió una llamada en la que José Luís Rodríguez Zapatero le dijo «que tuviera cuidado, que hay muchos intereses por detrás y se montan conspiraciones extrañas».
 El agitador valenciano 


A Alberto Ordóñez, el PSOE se lo llevó invitado a las Cortes valencianas y, una vez allí, pidió al hemiciclo un aplauso en su honor. Capitalizar el éxito del joven que acababa de salir del calabozo, del mártir de las manifestaciones estudiantiles contra los recortes, era demasiado tentador. Con el pequeño inconveniente de que Ordóñez había contribuido a espolear las revueltas con eslóganes del tipo «esta lucha es a sangre y fuego». Era febrero de 2012 y las imágenes de los enfrentamientos con la polícía dieron la vuelta al mundo. Como puede verse en la imagen, Ordóñez fue paseado a hombros en Valencia por los mismos que un año después le han olvidado. Héroe de Twitter, para su leyenda quedan mensajes tan violentos como el que publicó en una respuesta a Esperanza Aguirre: «Esta gente debería mirar siempre debajo del coche al salir de su casa».

La mujer a la que el PP dijo sí

 

Ada Colau no es nueva en esto. La mujer que le ha robado a Alfredo Pérez Rubalcaba, y a toda la izquierda, la voz y la iniciativa en materia de deshaucios lleva desde los años de la burbuja dando la cara en Cataluña contra los embargos. Y, sea por coherencia o porque ha aprendido mucho, Colau se mantiene hasta ahora deliberadamente alejada de la política convencional y de esos políticos gracias a cuya inoperancia ella goza de posición preferente en las escaletas de los telediarios y tertulias populistas. «La gente te necesita, eres la mejor portavoz de la miseria (...), tienes mi voto», es uno de los encendidos mensajes que adornan su perfil en Facebook.
 Ada Colau llamó «criminal» y «presunto experto» a un representante de la banca y logró una conexión exprés con la calle. Hábilmente, el PP no dejó escapar la Iniciativa Legislativa Popular de «Stop deshaucios» que ella encarnaba y la aceptó, un gesto de reconocimiento que se ha negado durante toda la legislatura a Rubalcaba. Es también la demostración de que el PSOE tiene un problema.

La bomba que estalló en sus manos
 

La izquierda no supo en ningún momento ni qué distancia ni qué perspectiva adoptar ante el terremoto del 15-M, la primavera española que tomó las calles hastiada de esperar del PSOE respuestas que nunca llegaron. Hoy por hoy, aquella bomba de relojería que suponía el 15-M para el PSOE, acabó estallando en las propias manos del movimiento.
 Las intrigas fraticidas en «Democracia real ya» (DRY), —el colectivo que se adjudicó la paternidad de un movimiento que se declaraba contrario a tutelas o líderazgos individuales—, dinamitaron la confianza de muchos en las posibilidades reales de la democracia asamblearia que se proponía en la Puerta del Sol. La «#15Mpedia» suma más de dos docenas de asociaciones que dicen atender a los principios de aquella acampada.
 Esta nebulosa de descontentos fue la primera en robarle el plano al PSOE, entonces dirigido por Zapatero, y después en ponérselo difícil a Rubalcaba, que «pasa» del 15-M porque sabe que no le votan.

http://www.abc.es/espana/20130225/abcp-wiki-izquierda-opcion-roba-20130225.html

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