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viernes, 15 de marzo de 2013

Testigos dicen que Ortega Cano era 'un peligro' y que iba a 140 kilómetros por hora

Testigos dicen que Ortega Cano era 'un peligro' y que iba a 140 kilómetros por hora


Adelantamientos indebidos ignorando líneas continuas y hasta en un paso de peatones, acercamientos peligrosos al vehículo que le precedía, invasión del carril contrario... La noche del 28 de mayo de 2011 José Ortega Cano era un "peligro" al volante, según han declarado varios testigos que coincidieron con el diestro en la carretera poco antes del fatal accidente que le costó la vida a Carlos Parra y por el que se sienta en el banquillo acusado de homicidio imprudente y dos delitos contra la seguridad vial.

Los conductores que han prestado esta mañana declaración ante la juez de lo Penal número 6 han contado cómo la "extraña" conducción de Ortega Cano les llevó incluso a alertar a los servicios de emergencia, al entender que su comportamiento podía suponer un "riesgo" para quien se cruzara en su camino.

Uno de los testigos, Francisco José Rodríguez, ha relatado cómo el Mercedes R320 del torero le adelantó a él y a otro coche minutos antes de que ocurriese el accidente y a escasos metros de una curva cerrada, en un tramo con doble línea continua en la carretera de Burguillos a Castilblanco.

La curva, ha añadido, era peligrosa y no tenía visibilidad, por lo que el doble adelantamiento que observó fue "un peligro". No sólo eso, sino que después de la maniobra, Ortega Cano aceleró. Lo siguiente que vio fue el Seat Altea destrozado y a Carlos Parra muerto. El todoterreno del acusado podía circular, según sus cálculos, a 140 ó 150 kilómetros por hora.

El conductor que circulaba detrás del fallecido, Rafael Vileya, ha confirmado que el torero conducía a una velocidad excesiva. "Iba bastante ligero", ha señalado al tiempo que añadía que a Carlos Parra "no le dio tiempo a reaccionar". Vileya presenció el impacto entre los dos coches, que fue "muy fuerte, tremendo".

Pero las maniobras "peligrosas" habían empezado algo antes, cuando el diestro aún no había llegado a Burguillos. Otro testigo, Álvaro Romero, ha contado cómo el coche de Ortega Cano circulaba justo detrás del suyo y en un momento dado empezó a acercarse y alejarse peligrosamente. "No había justificación alguna, la distancia de seguridad está para algo y no se respetó", ha añadido.

Al menos durante un kilómetro y medio, ha dicho, el torero "venía haciendo cosas raras". Luego, ya dentro del casco urbano, el todoterreno del diestro les adelantó sobre un paso de peatones y superando una línea continua.

"Llegué a pensar que era una broma", ha contado este testigo, que no perdió de vista al torero desde que coincidieron en la carretera de Villaverde a Burguillos y hasta que el torero estacionó junto al hotel La Alquería. En ese trayecto, él y su novia, que le acompañaba y que fue quien avisó al 112, vieron asimismo cómo el torero circulaba, tras adelantarles, por el carril contrario durante unos 500 metros, hasta que maniobró para volver a su carril esquivando una isleta con la que, de otro modo, habría chocado.

Cuando para junto al hotel, Ortega Cano, según lo relatado por este testigo, se inclina como si se encontrase mal y cuando, tras girar, lo vuelve a ver, había dejado el coche con las luces encendidas.En apenas diez minutos, ha resumido este joven, vio a Ortega Cano cometer al menos tres infracciones graves de tráfico.

Sin síntomas de embriaguez


Por su parte, el médico de Castilblanco de los Arroyos que atendió en un primer momento al torero ha manifestado que no "sintió" olor a alcohol cuando se acercó al coche de Ortega Cano y le auxilió. El doctor Francisco Javier Valseca ha explicado que sus esfuerzos se centraron en salvar la vida del diestro, "que se moría", al tiempo que ha respaldado el parte de otro facultativo que certificó que el habla del acusado era "coherente".

La Guardia Civil

En la segunda sesión de juicio por el accidente también han prestado declaración los dos guardias civiles que realizaron el primer atestado, que han ratificado el buen estado en el que se encontraba la vía y su correcta señalización y han coincidido en que el torero debió cometer alguna infracción antes del siniestro.

Cuando llegaron, han afirmado, los bomberos estaban intentando rescatar a Ortega Cano, que había quedado atrapado en su todoterreno, un labor que les llevó aproximadamente una hora. El velocímetro del Seat Altea del fallecido marcaba, según pudieron comprobar, 60 kilómetros por hora.

Aunque ellos no se acercaron a Ortega Cano, sí hablaron con el médico que atendió al torero, quien les contó que no presentaba síntomas de encontrarse bajo los efectos del alcohol, lo mismo que señalaron los otros médicos que atendieron al acusado.
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/03/13/andalucia_sevilla/1363172402.html

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