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jueves, 7 de marzo de 2013

En el epicentro del dolor chavista

En el epicentro del dolor chavista
 
Un padre, con su hijo en brazos, se cuadra ante el féretro; una mujer rompe a llorar al ver su rostro; un joven se santigua; un tetrapléjico intenta besar el ataúd; una abuela con boina roja se golpea el pecho con el puño... Los funcionarios se esfuerzan por agilizar el kilométrico cordón humano que rodea Fuerte Tiuna y apenas permiten detenerse un segundo ante el féretro de Hugo Chávez.
 "Ver al comandante en esas condiciones es algo muy triste y un dolor muy profundo, pero también un amor maravilloso al saber que él murió por nosotros. Y eso nos da valor para seguir", explica Justo Heredia, un joven de 21 años que sale con lágrimas en los ojos después de hacer ocho horas de cola. Son lágrimas de verdad, como todas las del torrente humano que desde este miércoles despide al que consideran el "comandante del amor".
 "Está gordo y no tiene pelo", añade. "Es como si la enfermedad le hubiera tomado por sorpresa", sopesa este estudiante de Sociología. Una imagen que la televisión oficial evita mostrar: Chávez deteriorado por el cáncer "Él desapareció físicamente, pero la semilla está plantada en nuestros corazones. No lo dejaremos morir y estaremos con la misma intensidad revolucionaria con Maduro, porque fue lo último que nos pidió nuestro comandante", arenga Victoria Romero, una estudiante de Caracas que esperó a la intemperie para ver a "su comandante". Primero bajo las estrellas y ahora bajo el inclemente sol de Caracas.
 Un soldado se lleva la mano a la frente, un hombre se desmaya, un cadete se arrodilla, una joven se persigna, una anciana abraza el ataúd, otra chica grita de dolor... El goteo no cesa a pesar de los esfuerzos por agilizar la larga cola.

Sin embargo, el ministro Ernesto Villegas, presente en Fuerte Tiuna, lo advierte: "No todos podrán ver a Chávez. Es materialmente imposible", asegura el ministro que ha estado "informando" al país sobre la evolución de la enfermedad de Chávez.

Dos inquietudes

 
A las puertas del recinto, los buhoneros hacen caja ofertando la última foto de Chávez vivo al precio de un dólar (esa en la que aparece en La Habana junto a sus hijas). Otros reparten folletos impresos por el gobierno con la imagen del líder bolivariano y dos frases: "Venezuela, pueblo libertador. Chávez, Cristo de los pobres".
 Una mujer, otra y otra más. La gente aprovecha la presencia de los medios internacionales como una suerte de muro del desahogo en el que poder soltar todo lo que llevan dentro.
 Fuera de la Academia Militar, las inquietudes de los feligreses del chavismo son dos. La primera es que se investigue a fondo la muerte de Chávez. En la línea apuntada por Maduro, existe la creencia de que el cáncer fue inoculado a Chávez por "los enemigos de Venezuela". La segunda es que el líder bolivariano sea enterrado en el panteón Nacional junto a los restos de Simón Bolívar, a pesar de que la Constitución exige al menos 25 años de haber muerto para poder ocupar el lugar. "Sin embargo, él fue el mejor presidente que ha tenido este país y no me cabe duda de que él es un héroe nacional", sintetiza Heredia, a favor de que lo entierren en el panteón.

Dentro del lugar, un funcionario impide a los simpatizantes detenerse más de dos segundos frente al cadáver. Unos lloran, otros lanzan besos y otros se llevan la mano a la frente en señal de obediencia militar. Entre los fotógrafos de las agencias internacionales todos reconocen que la foto del año será la que consigan hacer de la cara yacente del líder bolivariano. Dentro del lugar el personal de seguridad advierte: "No se permiten cámaras por respeto a su memoria".
http://www.elmundo.es/america/2013/03/07/venezuela/1362667399.html

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