Sarkozy: un hombre solo
"¿Ha decidido ya si se presentará a las elecciones de abril?", inquirió al jefe del estado uno de los periodistas. "No es momento hoy para anunciar mi candidatura", zanjó Sarko. Pero el caso es que toda su intervención tenía un cierto aroma de candidato no declarado metido en plena pre-campaña. Con los sondeos muy a favor del campeón del PS, el líder conservador decidió "pasar a la ofensiva en el plano de las reformas", como ha señalado el diario económico Les Echos.
Cuentan los blogs políticos del Hexágono que en Presidencia se percibe ya un cierto aroma a fin de ciclo y hay algunos altos cargos que ya trabajan, en los ministerios, para preparar el traspaso de poderes. Incluso el propio presidente evocó, al principio de la semana, la posibilidad de salir derrotado en los próximos comicios y abandonar la política. Pero, si algo de eso ha de ocurrir, quiere despedirse con la cabeza alta y la sensación de haber legislado hasta el último día de mandato.
Como Gerhard Schröder, el canciller socialdemócrata alemán que se quemó en el cargo, víctima de sus reformas, Sarkozy parece intuir que su voluntad de hacer lo que cree correcto en tiempos de crisis, le pasará una dura factura en las urnas de abril. Por eso reivindica estos días al germano, igual que ha invitado al Elíseo a Felipe González o se emocionó recientemente visionando 'La Dama de Hierro', ese biopic de Margaret Thatcher, dirigido por Phyllida Lloyd e interpretado por la impagable Meryl Streep. En las figuras de estos líderes europeos incomprendidos que se vieron obligados a salir por la puerta falsa ve un paralelismo con su sentido del deber.
A saber: la bajada de los costes sociales en la contratación para crear empleo y recuperar la competitividad de las empresas francesas, la subida del IVA en un 1,6% para compensarlo (TVA social), la liberalización del mercado inmobiliario dando permiso durante los próximos tres años para ampliar las viviendas en un 30%: ("lo que impulsará la construcción, aumentará la oferta y bajará los precios"), la creación de un Banco de la Industria para financiarlo, la impulsión de contratos de formación para combatir el paro juvenil, la posible supresión de la semana de 35 horas, la aplicación unilateral por parte de Francia de una tasa del 0,1% sobre las transacciones financieras a partir del próximo mes de agosto...
Sarkozy insiste en aplicar cuanto antes todas esas antipáticas reformas para "crecer, modernizarse, ganar competitividad, frenar las deslocalizaciones y la pérdida de empleos" y que el Hexágono no termine como "Portugal o España". A menos de cien días para el sufragio presidencial, para él la apuesta es a todo o nada. ¿Sondeos desfavorables? El todavía no-candidato no se da por aludido: "La arrogancia es un error muy grave. Yo la tuve de joven y he aprendido la lección. Hay que relativizar las encuestas".
¿Por qué no oficializa ya sus deseos de revalidar el mandato? "Soy presidente de la quinta potencia mundial. Eso es una gran responsabilidad y no puedo imponer al país un presidente-candidato durante meses interminables. No digo que me presentaré, pero tengo la determinación de acabar el trabajo que empecé", apuntaba ayer Sarko. Por si aún quedaban dudas, el pasado sábado, el número dos de Angela Merkel en la CDU, Herman Gröhe, confirmó que la canciller germana se posicionará esta primavera en favor de Sarko y pedirá el voto para él en su primer mitin de campaña.
En cuanto a la oposición socialista, para Manuel Valls, Sarkozy "hace gala de una gran improvisación y trata de poner en marcha ideas con las que contrarrestar el proyecto de François Hollande". Pierre Moscovici, por su parte, señala que el actual presidente "anuncia medidas para el próximo otoño como si no supiera que hay elecciones en abril, mientras que Benoit Hammond habla de "manipulación electoralista".
Desde posiciones más centristas, François Bayrou (MoDem) critica "decisiones del último minuto". Desde la izquierda extrema, Jean-Luc Mélenchon se halla en total desacuerdo con una política que "sangrará Francia y afecta siempre a los más desfavorecidos". Y desde la ultraderecha populista, Marine Le Pen habla de "remedios ultraliberales que más bien parecen un farol de póquer a pocos meses de las elecciones y sin el coraje de proclamarse candidato".
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/30/internacional/1327892929.html
Cuentan los blogs políticos del Hexágono que en Presidencia se percibe ya un cierto aroma a fin de ciclo y hay algunos altos cargos que ya trabajan, en los ministerios, para preparar el traspaso de poderes. Incluso el propio presidente evocó, al principio de la semana, la posibilidad de salir derrotado en los próximos comicios y abandonar la política. Pero, si algo de eso ha de ocurrir, quiere despedirse con la cabeza alta y la sensación de haber legislado hasta el último día de mandato.
Como Gerhard Schröder, el canciller socialdemócrata alemán que se quemó en el cargo, víctima de sus reformas, Sarkozy parece intuir que su voluntad de hacer lo que cree correcto en tiempos de crisis, le pasará una dura factura en las urnas de abril. Por eso reivindica estos días al germano, igual que ha invitado al Elíseo a Felipe González o se emocionó recientemente visionando 'La Dama de Hierro', ese biopic de Margaret Thatcher, dirigido por Phyllida Lloyd e interpretado por la impagable Meryl Streep. En las figuras de estos líderes europeos incomprendidos que se vieron obligados a salir por la puerta falsa ve un paralelismo con su sentido del deber.
Decisiones valientes
La valentía de tomar decisiones incómodas para salvar el país es la consignia –y el probable reclamo electoral– que su partido, la Unión por un Movimiento Popular, quiere transmitir en relación a las medidas para impulsar el crecimiento económico enunciadas ayer por el mandatario.A saber: la bajada de los costes sociales en la contratación para crear empleo y recuperar la competitividad de las empresas francesas, la subida del IVA en un 1,6% para compensarlo (TVA social), la liberalización del mercado inmobiliario dando permiso durante los próximos tres años para ampliar las viviendas en un 30%: ("lo que impulsará la construcción, aumentará la oferta y bajará los precios"), la creación de un Banco de la Industria para financiarlo, la impulsión de contratos de formación para combatir el paro juvenil, la posible supresión de la semana de 35 horas, la aplicación unilateral por parte de Francia de una tasa del 0,1% sobre las transacciones financieras a partir del próximo mes de agosto...
Sarkozy insiste en aplicar cuanto antes todas esas antipáticas reformas para "crecer, modernizarse, ganar competitividad, frenar las deslocalizaciones y la pérdida de empleos" y que el Hexágono no termine como "Portugal o España". A menos de cien días para el sufragio presidencial, para él la apuesta es a todo o nada. ¿Sondeos desfavorables? El todavía no-candidato no se da por aludido: "La arrogancia es un error muy grave. Yo la tuve de joven y he aprendido la lección. Hay que relativizar las encuestas".
¿Por qué no oficializa ya sus deseos de revalidar el mandato? "Soy presidente de la quinta potencia mundial. Eso es una gran responsabilidad y no puedo imponer al país un presidente-candidato durante meses interminables. No digo que me presentaré, pero tengo la determinación de acabar el trabajo que empecé", apuntaba ayer Sarko. Por si aún quedaban dudas, el pasado sábado, el número dos de Angela Merkel en la CDU, Herman Gröhe, confirmó que la canciller germana se posicionará esta primavera en favor de Sarko y pedirá el voto para él en su primer mitin de campaña.
¿Levantará el vuelo?
¿Y cómo han reaccionado la opinión pública y el resto de formaciones políticas galas ante las decisiones esbozadas por el Presidente de la República? Pues aunque él insista en que los franceses "son lúcidos y sabrán apreciar que vivimos una crisis histórica", el diario 'Le Parisien' publicaba anoche un descorazonador estudio en el que 63,9% de los ciudadanos considera que Sarko no logrará levantar el vuelo de aquí al 22 de abril (primera ronda de los comicios), aún a pesar de su inusitada vocación reformista.En cuanto a la oposición socialista, para Manuel Valls, Sarkozy "hace gala de una gran improvisación y trata de poner en marcha ideas con las que contrarrestar el proyecto de François Hollande". Pierre Moscovici, por su parte, señala que el actual presidente "anuncia medidas para el próximo otoño como si no supiera que hay elecciones en abril, mientras que Benoit Hammond habla de "manipulación electoralista".
Desde posiciones más centristas, François Bayrou (MoDem) critica "decisiones del último minuto". Desde la izquierda extrema, Jean-Luc Mélenchon se halla en total desacuerdo con una política que "sangrará Francia y afecta siempre a los más desfavorecidos". Y desde la ultraderecha populista, Marine Le Pen habla de "remedios ultraliberales que más bien parecen un farol de póquer a pocos meses de las elecciones y sin el coraje de proclamarse candidato".
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/30/internacional/1327892929.html
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