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domingo, 17 de julio de 2011

DECORANDO INTERIORES DENTRO DE UN LIMÓN LAS REBAJAS

LAS REBAJAS
Todos sabemos qué son. Especialmente las mujeres. Con la crisis la gente se abalanza sobre los reclamos de los grandes almacenes, tiendecitas y todo eso. Se rebaja todo. Las prendas de vestir, el calzado, los muebles, los accesorios, los alimentos…Y se rebaja hasta la dignidad.
Hacemos colas en las tiendas para pagar. En los probadores para ver si lo que hemos elegido nos está bien. Y tenemos la satisfacción de pensar que estamos ahorrando dinero.
Hay gente que compra sólo porque lo que ve está rebajado. No es mi caso. Me gusta ir de compras siempre. Aunque no compre nada. Me despeja la cabeza. Me gusta ver cómo evoluciona la moda, los tejidos. Y muchísimas veces vuelvo a casa sin nada. Así que sé perfectamente lo que los almacenes muestran en temporada y lo que sacan en tiempos de rebajas. A mí no me engañan tan fácilmente a menos que yo me deje engañar.
Este verano las rebajas están siendo patéticas. Encuentras el mismo vestido del año pasado, y del anterior, rebajado diez miserables euros. Manoseado, deshilachado, yo diría que hasta oliendo mal. Y vuelven a sacar los artículos. Y de vuelta la burra al trigo. Y yo miro todo aquello un poco alucinada. Aparentemente los  ricachones propietarios de los establecimientos son lo bastante miserables como para preferir tomar por estúpidos a los clientes y enseñar todo aquello convenciendo de que es hora de comprar. Y son capaces de comerse con patatas todo aquello antes que rebajar realmente sus artículos ya pasados de moda y carentes de calidad. Pues francamente que les den. Que no cuenten conmigo. Si queréis un consejo, suelen ser mejores las rebajas al final. Claro que te arriesgas a encontrar sólo ciertas tallas. Y ciertos modelos. Pero cuando van dándose cuenta de que la gente no pica, pues muchas veces deciden bajar realmente los precios.
Claro que la crisis se nota. Las tiendas y marcas que antes llenaban los lugares de personas entusiasmadas con el juego de las milagrosas reducciones, ahora están ahí paradas y con poca gente que realmente compra.
Las tiendas outlet factory están proliferando por todo el país. Ahí suelen tener rebajas todo el año. Y la gente acude. Marcas como mango, desigual, mustang, reebok, camper, hush puppies, bdba, trucco, guess, nafnaf, tintoretto y otras muchas llevan ahí sus prendas que ya pasaron de moda o que no pudieron vender en su momento. Y más de lo mismo. Los factory son como rebajas en una gran superficie. Todo el año. Pero hay que ir mirando si a las prendas les faltan botones, tienen manchas o están simplemente mal hechas. Pero a veces hay suerte. Si te lo tomas como un juego. Si encuentras, bien. Si no, pues nada.
He encontrado cosas interesantes en martinelli. Zapatos de buena calidad y de buen precio. Por cincuenta euros puedes encontrar mocasines, sandalias y cosas monas. En mango encontré también vestidos monos. Bien rematados y de buen tejido. Por menos de 40 euros. Un vestido que sé que cuesta 120 euros si lo veo a la mitad sí lo considero una ganga. De lo contrario me están tomando el pelo.
Como dije antes este verano las rebajas están siendo una pifia. Por ahora. Y me divierte ver cómo los mismos vestidos, zapatos, accesorios están ahí, en sus perchitas, colgando y esperando ser comprados. Y ahí se quedarán. Acabarán en algún factory dentro de 14 años. O lo guardarán en el cajón de las prendas que no se venden y se apulgararán. Porque es mejor eso que realmente ayudar al pobre ciudadano y poner un precio mucho más asequible.
Felices rebajas.
(Sara González Villegas) 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Je me suis toujours défini comme le lecteur le plus assidu de ce blog. Un fan inconditionnel et non conditionné de son auteur!
Bien entendu, comme les autres lecteurs nous avions souffert de l'absence de texte original depuis quelques temps. Il est vrai que l'on ne peut pas être tout le temps accroché à la littérature. Cependant les écrits de Sara, très souvent nous ont fait sortir de la monotonie des vies plates. Que ce soit avec des textes surréalistes ou elle nous invite à prendre le café dans un champignon géant en nous laissant glisser sous une pluie de pingouins.
Elle nous revient, timidement ces derniers temps. Presque sur la pointe des pieds. Avec des réflexions personnelles très humaines, quotidiennes et normales.
Souvent proches de nous et des nôtres elles nous ramènent vers cette réalité que nous intégrons sans nous poser de question.
Une écriture limpide. Facile à lire et directe.
Merci Sara!
JJ