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sábado, 9 de julio de 2011

El presidente haitiano, Michel Martelly, en un momento de la entrevista el viernes en Madrid

El cantante y político asegura que la ONU no puede dejar hoy su «abandonado» país, pero confía en que pronto tenga una «fuerza moderna»

«Me encanta España», asegura Michel Martelly en nuestro idioma mientras lo escribe en un papel. Razones no le faltan: España es el tercer donante bilateral y el primero de la UE, según datos de la OCDE, con su compromiso de 346 millones de euros para el periodo 2010-2013. Durante su primera visita de trabajo a España, Martelly ha sido recibido por el Rey y se ha entrevistado con Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy antes de viajar a Francia y Bélgica.
—¿Por qué España es el primer país que visita en Europa?
—Ha sido muy importante para mí escoger a España porque ha renovado la cooperación durante los más de diez años de relación, sobre todo después del seísmo del 12 de enero de 2010. Ha venido a ayudar en el campo humanitario y en el de saneamiento. Y cuando intentaron apartarme de las elecciones, España defendió la democracia. Con el embajador en ese momento, Juan Fernández Trigo, España dijo que había que respetar la voz del pueblo y la voz de la democracia. Ha defendido al pueblo haitiano, los intereses de mi país sin tener en ese momento otro interés. Ahora queremos decirle al pueblo español que Haití está abierto a todos los negocios. Quiero decirles a todos, cara a cara, mirándoles a los ojos, que somos honrados, que vamos a ser honrados y transparentes, que no queremos asistencia, ya no es bienvenida, queremos inversiones. Quiero subrayar que España es hoy el tercer país del mundo que más ayuda a Haití.
—¿Cuándo va a dejar de ser una especie de protectorado de Naciones Unidas y de la comunidad internacional? ¿Hasta cuándo va a permanecer la misión de la ONU (Minustah)?
—Es uno de los problemas, tener un ejército extranjero. Por eso también quise ser presidente. Haití ha sido un pueblo abandonado, mal gestionado, no tiene ejército, el que hay es extranjero. Tenemos que organizar una fuerza moderna que nos ayude en caso de catástrofes naturales, deforestación, de necesidad de primeros auxilios, en la protección de las fronteras. La Minustah no se podría ir hoy porque ¿cómo responder si hubiesen tumultos u otro seísmo? Necesitamos la Misión de la ONU para que mantenga la paz. Pero muy pronto, poco a poco, podremos organizarnos.
—¿Está siendo efectiva la cooperación española o cree que se están derrochando fondos?
—España ayuda muchísimo en el campo humanitario. Ya se ha visto después del terremoto. Ha sido muy eficaz en salvar vidas. Ahora nos está ayudando en el tratamiento de las aguas, en la distribución del agua potable, y esto es capital. También en la recogida de basuras y su transformación, en la construcción. Hemos hablado con el presidente Zapatero sobre un centro de formación para profesores. Todos son proyectos sostenibles. En cuanto a la agricultura, el 60% de la población son campesinos y hay que ponerlos a trabajar porque están en el paro. Pasan del campo a la ciudad y de ahí a las chabolas. Estamos trabajando también en la seguridad alimentaria, en crear empleos en este campo. Todo lo que pueda aportar España es bienvenido.
—¿Como puede ser que año y medio después del terremoto más de la mitad de Puerto Príncipe sigue sin desescombrar y 600.000 personas vivan en campamentos de desplazados?
—No vamos a señalar a nadie con el dedo, pero es una pregunta que yo también me planteo, qué ha pasado con estos 4.000 millones de dólares. Nos han contestado que fueron destinados a salvar vidas, eso se entiende. Pensar que se han inyectado 4.000 millones de dólares en la economía en siete meses, deberíamos ver resultados más tangibles. Pero no vamos a señalar a nadie sino a organizar toda esta ayuda a Haití, disminuir la asistencia diaria y crear empleo, recibir inversores para que sea un crecimiento sostenible.
—¿Qué piensa hacer con los ex mandatarios Preval, Aristide y Duvalier? ¿Serán procesados?
—La última pregunta ha sido la más caliente. Los ex presidentes son ciudadanos de Haití. La Constitución no prevé el exilio, con lo cual están en su casa y tienen derecho a estar en el país. Han sido dirigentes en el pasado y ahora comprenderán que Haití necesita estabilidad y desarrollo económico. Estos ex presidentes tienen que ir evolucionando y ver que Haití irá evolucionando sin problemas. Haití no necesita más problemas. Si tienen problemas con la Justicia, yo estoy a cargo del Ejecutivo y quiero que las instituciones funcionen bien. Pero no quiero emitir ninguna opinión sobre ellos, porque a lo mejor no se entendería bien. Están en su casa.

«Ahora solo canto en la ducha»

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