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lunes, 21 de febrero de 2011

El Genocidio Mexicano

El Genocidio Mexicano

Algunos delincuentes a pesar de la maldad que los embarga, les queda un rescoldo de compasión en el corazón y se arrepienten, pero los narcotraficantes mexicanos parecieran haber perdido todo, el respeto a Dios, a su propia dignidad, la vergüenza y por consiguiente su esencia humana.
Son adoradores de la “santa muerte” y disfrutan quitar la vida como una ofrenda a su deidad. Para hacer alarde del poder difunden en la Internet crímenes, degollando a sus víctimas con sevicia o ametrallando enemigos, aunque a veces caen inocentes.
Esta semana vi con estupor el asesinato sin piedad de dos pequeñas de 8 y 13 años en Guadalajara. Murieron en medio de una balacera, cuando sicarios intentaban secuestrar a un grupo rival.Lamento la pérdida de las chiquillas; asimismo deploro que serán olvidadas. Ellas no sumarán la cifra de homicidios de la guerra del narcotráfico porque, para maquillar la realidad, el gobierno del presidente Felipe Calderón, no las cuenta, considerándolas muertes colaterales.
De diciembre de 2006 hasta octubre de 2010 iban 1600 niños asesinados “colateralmente” y 40 mil huérfanos, de acuerdo a un dato de la Comisión de grupos vulnerables de la Cámara de Diputados.
El año 2010 fue uno de los más violentos, según el propio gobierno. El crimen organizado, macabro protagonista del brutal sacrificio social y ciudadano, es responsable de por lo menos 15723 de los homicidios registrados para sumar más de 35 mil crímenes en todo el gobierno de Calderón, sin contar los colaterales que son cientos más.
Lo que sufre México es una ruina moral y una pérdida de valores que lleva al país a un punto irreversible, lo cual tendrá profundas secuelas en las siguientes generaciones, dejando heridas incurables en la sociedad.
Joaquín “El Chapo” Guzmán, una especie de reencarnación de Pablo Escobar, es uno de los responsables de ese genocidio mexicano.
El Chapo, quien lidera el cartel de Sinaloa, viaja entre México y Guatemala donde autoridades corruptas de ambos países lo encubren. Él cree que la muerte que esparce lo hace por su “México lindo y querido”, por el bien de la familia y que saldrá airoso. Pero cuando deje de ser útil y aparezcan nuevos capos que paguen más a los cómplices que lo cuidan, su suerte cambiará.
Si cae el Chapo, surgirán más Chapos, porque el problema de asesinos despiadados como estos, comienza cuando en los hogares se extinguen los valores familiares, religiosos y morales. Sin esas bases, la maldad surge por inercia y de allí la corrupción y la falta de respeto por la ley. Es un círculo vicioso.
Quien se beneficia del narcotráfico: políticos, periodistas y banqueros que lavan dinero ilegal escondiéndolos en el sistema financiero e inmobiliario, están siendo cómplices del genocidio. Quien vende armas, bien sean Estados o grupos de negociantes para que esa guerra prosiga, también hay que juzgarlos.
Quienes consumen cocaína y heroína, además de arruinarse su salud, están llenando los bolsillos de todo los anteriores. Ninguno de ellos tiene vergüenza ni corazón, frente al genocidio mexicano.
(http://www.raulbenoit.com/)
http://www.elmundo.es/america/blogs/vivimospeligrosamente/2011/01/15/el-genocidio-mexicano.html

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