'¡Que Nueva York no se convierta en la Meca!'
A los gritos de "¡No a la mezquita de Obama!", cientos de manifestantes han tomado los alrededores de la zona cero y han convertido el aniversario del 11-S en una manifestación desaforada del sentimiento anti-islámico, alentada por el parlamentario holandés Geert Wilders: "Aquí es donde trazamos una línea... ¡Que Nueva York no se convierta en una nueva Meca!". La tensión entre los detractores y los defensores del polémico centro islámico ha convertido el Bajo Manhattan en escenario de una insólita "guerra santa", con enfrentamientos verbales en cada esquina e intercamios de gritos e insultos. Tan sólo la presencia masiva de la Policía, aislando con vallas a los manifestantes, ha evitado los brotes de violencia.
Las llamadas del presidente Obama a la tolerancia y al auténtico "carácter" de los americanos cayeron en saco roto. Las protestas arrancaron a las 8,46 de la mañana (14,46 en España) cuando los fornidos miembros de la English Defence League -también llegados del otro lado del Atlántico- interrumpieron el minuto de silencio gritando consignas y desplegando una pancarta donde se leía: "No nos rendiremos".
Bajo el lema "Parad la guerra racista contra los musulmanes", decenas de manifestantes confluyeron también en las inmedaciones del Park Place (el lugar donde está proyectada la mezquita), inundado ayer de banderas norteamericanas y de gritos patrióticos de "¡USA, USA!".El arquitecto egipcio Andy Elberry rompió filas y caminó con su esposa (Rasha) y su hermana (Alaa), las dos con el velo islámico y con banderitas norteamericanas, entre los ruidosos detractores del centro islámico. "¡Fuera de Estados Unidos!" o "¡Al diablo con vuestra mezquita!", fueron dos de las consignas más habituales que les cayeron encima.
"He sentido la necesidad de caminar entre esta gente", se explicaba Elberry, seguido por un tropel de cámaras y policías que se esforzaron en mantener las distancias. "No lo he hecho con ánimo de provocar, sino de 'educar' a la gente... Yo me fui de mi país por razones políticas, he tenido tres niños que son americanos y considero este país como mío por lo que siempre ha representado".Desde Washington y ante el Pentágono, Obama redoblaba el llamamiento a la tolerancia y a la libertad religiosa y apelaba al espíritu de la "verdadera" América: "Somos nosotros los que definimos el carácter de nuestro país y no permitiremos que una banda de asesinos que se esconden en cuevas nos roben nuestra identidad (...) No estamos en guerra contra el Islam, sino contra Al Qaeda".
"¡Estamos hartos de oír al presidente musulmán!", se lamentaba Chris Laughton, de Nueva Jersey, que cruzó el río Hudson para sumarse a las potestas, con un cartel donde se leía "No a la ley islámica en EEUU". No muy lejos, de él, comprimida entre medio millar de manifestantes, la cubana Marta Juan -afincada en Miami- exhibía con orgullo la ya popular pegatina de "No a la mezquita de Obama". "No podemos permitir que vengan aquí y nos impongan sus leyes", declaraba Marta Juan. "Si quieren venir, que acaten las nuestras y no prentendan construir una mezquita en este lugar, por respeto a los muertos".
http://www.elmundo.es/america/2010/09/12/estados_unidos/1284247012.html
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