PRIMER DÍA DE COLEGIO. NO HAY PERÍODO DE ADAPTACIÓN.
Ayer se empezaron las clases. Soy profesora de inglés. Y por tener esta especialidad he tenido que esperar a estar en un buen sitio bastantes años. Pero elegí esta rama de la docencia porque me gusta. Porque supuse que podría hacer mucho bueno y porque me gusta la enseñanza. Pero hace ya mucho tiempo que me di cuenta de que somos profesores. Tenemos que hacer lo que se nos mande. Las especialidades cuentan si les conviene a la administración. Y si hay que enseñar a hacer albóndigas, se enseña. Que no es la calidad de enseñanza lo que cuenta. Que lo que cuenta es que tengamos grupos de alumnos recogidos en clases muchas veces muy numerosas en las que se dice que hay “un ordenador por niño” y así se queda muy bien frente a la comunidad internacional. Y sitúa a nuestra autonomía en un sitio privilegiado. Y claro que somos privilegiados. Pero no hay que exagerar. Hay un ordenador por niño. Pero no tenemos ni un mísero ventilador. No tenemos folios suficientes. Y los maestros tienen que comprar sus materiales porque los que hay se acaban rápidamente. En invierno las ventanas que cierran mal dejan pasar el frío y el agua. Y en verano en el sur, con cuarenta grados en una clase el ambiente es insostenible. Pero no importa. Ahí estamos. Y estamos con los alumnos. Con los niños que es lo que realmente nos interesa. Yo creo que a todos.
Soy especialista de inglés en un centro de una sola línea. Pequeño. Que al tener niños con discapacidades motóricas debería tener un ascensor. Pero que dicho ascensor no ha funcionado en todo el años pasado. Y sigue sin funcionar. Así que los niños que no pueden caminar hay que llevarlos en brazos. Y como muchos tienen una masa corporal bastante sana, es imposible. Al menos yo no puedo. O acabo con un lumbago galopante.
Como no cubro todas las horas de inglés, evidentemente tenía que hacer los refuerzos y apoyos. Lo que me parece estupendo. Al fin y al cabo conozco a todos los alumnos y todos me conocen a mí ya que el inglés se da desde los cinco años. Pero ayer me tocaba estar con los niños nuevos de tres años. Tres años corresponde a infantil. Y yo soy profesora de primaria. Un niño de tres años es casi un bebé. Y son adorables. Supongo.
Ahí estaban en una fila. Los padres nerviosos viendo a sus minivástagos preparados para ir al matadero. Con sus minimochilitas. En una minifilita….Y yo cargaba con mi guitarra para amenizar algo el panorama a petición de mi compañera Inma, la tutora del curso y una gran profesional a la que adoro. Hasta este curso había un llamado periodo de adaptación. Iban llegando poco a poco. Un día una hora, otro día un poquito más. Para que el niño tan pequeñito se fuera acostumbrando. Pero el período de adaptación se eliminó. Claro, lo eliminan los que no tienen ni pajolera idea de lo que es una clase de niños de esa edad y están en sus despacho tocándose ...las meninges. Y ya está. Y nosotros lo acatamos. Aunque estoy sabiendo que muchos colegios siguen con sus periodos de adaptación y han mandado a la porra la ley o lo que narices sea.
En todo caso nosotras hicimos entrar a los niños. Poco a poco. Y ellos entraban. Ya dos de ellos empezaron a gritar y a correr para evitar que los metieran en una clase. Entre algunos padres, la directora y yo agarramos a los que pudimos y conseguimos meterlos en las clases. Pidiendo a los papás que se fueran.
Y ya estábamos en la clase.
ERA UN HORROR. Como un grupo de animalitos que no sabe dónde va. Allí los padres viendo como su niño que es casi un bebé, entra en una clase. Y les cierran la puerta...
pero de repente...sale uno ESCOPETAO...Y YO SALGO CORRIENDO DETRÁS...con mi vestido moníiiiisimo de la muerte...y mis zapatitos sandalias...moniiiiisimas de la muerte....corriendo detrás de un garbanzito....con una minimochila....que se encaramó al pomo de la puerta, lo abrió y salió como alma que lleva el diablo. Lo pude agarrar y meter...en la clase. SANTO CIELO!!!!!!!!!!!!!
EL AMBIENTE ERA DANTESCO
LLORABAN....Y LLORABAN....NO HABÍA NADA QUE LOS CALMARA. NI GUITARRAS, NI HANNA MONTANA, NI COREOGRAFÍAS INVENTADAS POR LA DIRECTORA Y YO....
Y yo me preguntaba...qué narices hago aquí. Yo no hice esta especialidad. No me gustan los bebés. No me gusta guardar pavos....Pero cuando veía a mi compañera también cansada, embarazada, casi derrotada..eso me daba un poco de ánimo para seguir. Haciendo el imbécil, claro.
Cada niño con su idiosincrasia. Todo sea dicho. Averiguamos allí en vivo y en directo, de sopetón, que a uno le daba por darse golpes contra el suelo. Pero cabezazos. O contra la puerta. Mientras tenía el berrinche. Yo pensaba “si empieza a hablar en arameo y a darle vueltas la cabeza, yo me voy…”
Todos farfullaban un lenguaje ininteligible en el que la única palabra cristiana era MAMAAAAAAAAAAAAAAA
MAMAAAAAAAAAAAAAA
Y yo....casi también llamaba a mi mamá. Francamente.
Cuando parecía que se iban calmando, entonces uno que aparentemente estaba ya adaptado....empezaba a hacer pucheros...y yo me acercaba, presa del pánico:
“...no, no, no...por tu madre...no hagas pucheros...”
PERO HABÍA DICHO LA PALABRA: “MAMÁ”
MADRE...
LO QUE FUERA...
Y EMPEZABA A BERREAR....Entonces aquello originaba una especie de efecto dominó....y el berreamiento...se contagiaba...al de al lado que hasta entonces jugaba con plastilina...y al de al lado que estaba contándose los dedos de los pies...y al de al lado que estaba mirando las musarañas....Y TOOOOOOOOODOS A LLORAR!!!!!!!!!!!
Y SIN UN MAL VENTILADOR....Y SIN PODER ABRIR LA PUERTA....
Llegué a dudar entre si aquello era una clase o una prisión turca. Pero no. Teníamos que resistir. Había que ganar la batalla....y acabar el día.
Yo, pensando en salir para una clase de INGLÉS NORMAL.
Mi compañera Inma, imagino que pensando en que llegaran las 2. O su jubilación anticipada.
Iba tarde a la clase de ingles así que …más carreras para la clase de inglés.
QUÉ GOZADA. NIÑOS. NORMALES. HABLAN. LEEN. HACEN EL GAMBERRO. TE PUEDEN TIRAR UN LIBRO A LA CABEZA. PERO SE LES PUEDE AMENAZAR CON QUEDARSE SIN RECREO. O CON LO QUE SEA. TE ESCUCHAN. O NO.
Luego volví después del recreo. Los niños estaban con Inma en el patio de infantil. Que tiene un tren. En el que se suben. Los que quieren. Con el calor que hacía hubiéramos podido freír huevos en el suelo. Se subían a un tren. Pero el entusiasmo les duraba poco. Los combatientes seguían con su guerra de guerrillas. Carreras p´acá. Carreras p´allá. Que se quieren limpiar los mocos en mi vestido moníiiisimo de la muerte!!!! Pilar corriendo...Pastora también....yo también....
YO SEGUÍA DICIÉNDOME QUE NO HICE ESTA ESPECIALIDAD. QUE NI TENGO LA FORMACIÓN. NI LAS GANAS. QUE SI HUBIERA SIDO DE “INFANTIL” HUBIERA PODIDO ESTAR EN UN MEJOR SITIO ANTES Y NO PASARME VEINTE AÑOS DE ACÁ PARA ALLÁ. QUE NO ERA JUSTO.
Pero....mi perorata revolucionaria interna se calmaba al darme cuenta de que tragamos todo lo que nos echen. De que en peores garitas hemos hecho guardia. De que es trabajo. Y que no podía dejar a una compañera agotada al lado. Y...así fue el día. DEMOLEDOR. Y hoy seguimos. A ver qué tal.
Que paséis una buena jornada, amigos.
sara
“Encontré el Olimpo bajo mi cama” es un libro que presenta a la mitología griega bajo un punto de vista cercano. “Muchas veces ayudó una broma donde la seriedad solía oponer resistencia”, decía Platón. La novela va dirigida tanto a personas jóvenes como a personas adultas. Es para aficionados a la mitología y a quienes nunca la comprendieron. Para amantes de la literatura como para apasionados del humor. Sara González Villegas.
BIENVENIDOS AL OLIMPO
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