La catástrofe de la selección francesa se ha convertido en una cuestión de Estado. Hasta el extremo de que Nicolas Sarkozy ha convocado una reunión de urgencia en la sede presidencial para oficiar una terapia de grupo.
Han estado en el Elíseo el primer ministro, François Fillon, y Roselyne Bachelot, la ministra de Sanidad y Deportes, cuyo desahogo en el parlamento demuestra la iracundia del propio Sarkozy: "No deberíamos ocuparnos aquí de la selección de fútbol. Pero nos obliga a hacerlo una Federación a la deriva, un entrenador desamparado y sin autoridad, y un grupo de futbolistas inmaduros y mimados", procalama Roselyne Bachelot en la Asamblea Nacional.
Nicolas Sarkozy no ha querido hacer declaraciones, pero ha hecho saber que se organizaran en octubre los estados generales del fútbol. Quiere decirse que el presidente arbitrará un profundo análisis de la realidad deportiva para que Francia pueda encarar con reformas estructurales la Eurocopa de 2016, de la que es anfitriona.
Según avanza el tiempo se empiezana conocer más interioridades acerca del desastre francés en Sudáfrica. Los jugadores franceses estuvieron a punto de pegarse el día del amotinamiento. Evra, Abidal y Ribéry habían ordenado renunciar al entrenamiento del domingo como protesta a la expulsión de Anelka el día anterior, pero los jóvenes, Gourcuff y Lloris entre ellos, se opusieron a la tiranía de la vieja guardia y se propusieron regresar al campo.
Fue entonces cuando proliferaron las amenazas y las intimidaciones. Hasta el extremo de que Evra y sus "matones" estuvieron a punto de agredir a los futbolistas partidarios de entrenar. Lo ha contado la página web de 'Le Nouvel Observateur', aunque la versión puede cotejarse en otras fuentes como ejemplo de la crisis de nervios.El psicodrama francés avanza y se concede particulares grotescos. Entre ellos que los jugadores han decidido renunciar a las primas (¡!). No han ganado un solo partido, pero sus contratos observaban que tenían derecho a unos 140.000 euros por cabeza a cuenta de los beneficios del marketing y de sus prestaciones a los sponsors.Algunos futbolistas, como Evra y Abidal, han prometido contar la verdad en cuanto el avión de los deposite en París el jueves. Es una manera de vengarse a título póstumo de Domenech. De hecho, el propio Evra, capitán de la selección bleu-gandul, ya había declarado que el entrenador le prohibió disculparse de la afición el pasado lunes.
La prensa se ha recreado con la vergüenza, el escarnio y la humillación. 'Le Figaro' hablaba de "año cero", 'Libération' recurría a la ironía en su portada ("Una vez más ¡bravo!") y el diario deportivo 'L’Equipe' redundaba en las versiones crepusculares: "El fin de un mundo".
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