El Gobierno chileno reacciona ante las críticas por su gestión tras el seísmo
El Gobierno chileno reaccionó en medio de las críticas por la lentitud en su respuesta al potente seísmo del pasado sábado y empezó a enviar asistencia a las castigadas regiones del sur, dio luz verde a la ayuda internacional y reforzó la presencia militar tras los persistentes saqueos.Dos días después del terremoto de 8,8 grados Richter, muchos municipios del país seguían sin agua potable ni electricidad y los afectados denunciaban que no habían recibido asistencia de las autoridades y los vecinos de algunas localidades incluso tuvieron que organizarse y armarse para protegerse de los saqueadores.
Este lunes comenzó el envío desde Santiago al sur de raciones alimenticias para ser distribuidas en numerosas localidades afectadas, incluida una barcaza con 60 toneladas de alimentos que zarpó para asistir a las poblaciones de la costa afectadas por movimiento telúrico y por el maremoto que le siguió.También comenzó a llegar al lugar de la tragedia maquinaria pesada para retirar los escombros dejados por el seísmo, cuyo último balance oficial de víctimas arrojó un saldo de 723 fallecidos y 19 desaparecidos.
Además, el Gobierno abrió por fin formalmente la puerta a la ayuda mundial, al solicitar ante la ONU asistencia concreta para las víctimas.
El embajador de Chile ante la ONU en Ginebra, Carlos Portales, señaló que su país necesita puentes móviles, teléfonos satélites, generadores eléctricos, tiendas de campaña, hospitales, equipos quirúrgicos y centros de diálisis.
Concepción, fuera de control
La ciudad chilena de Concepción, devastada por el terremoto quedó fuera de control el lunes sofocada por saqueos, robos y enfrentamientos, lo que obligó al Gobierno a reforzar la presencia militar con el envío de infantes de marina para tratar de reinstaurar el orden.
En este sentido, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, explicó que su gobierno desplegará en las zonas más afectadas -las regiones de Maule y Concepción- un total de 7.000 soldados para hacer frente a la situación de caos.
"Este martes, cuando nosotros despleguemos todos los efectivos en la región de Biobio y Maule, tendremos 7.000 soldados" en la zona.
En la segunda ciudad más grande de Chile, ubicada 500 kilómetros al sur de Santiago, miles de personas sin luz, agua ni alimentos desvalijaron tiendas. Algunos aprovecharon para robar televisores o lavadoras. "No es aceptable el pillaje y la delincuencia", dijo la presidenta Michelle Bachelet.El Gobierno intentó el domingo controlar la situación imponiendo el toque de queda en la ciudad de 670.000 habitantes en su área urbana, algo que no ocurría desde la dictadura de Augusto Pinochet.Pese a ello, grupos de malvivientes quemaron el lunes al menos un supermercado y una tienda por departamentos, mientras que otras personas asaltaron un cuartel de bomberos en busca de gasolina y agua, luego de uno de los terremotos más fuertes de la historia que dejó más de 700 muertos, millones de damnificados y miles de millones de dólares en pérdidas. "Los saqueadores están mas organizados (...) amenazan la ciudad", dijo la alcaldesa de Concepción, Jacqueline Van Rysselberghe, quien solicitó al Gobierno el envío de más efectivos de las fuerzas de seguridad para ordenar la ciudad.La policía arrojó gases lacrimógenos a los saqueadores, mientras que los cuarteles de bomberos sufrían la ira de quienes no lograban obtener provisiones, con golpes a los efectivos y daños contra los instalaciones y camiones.
"Estos son patos (sujetos) malos. Si ven que no hay comida para qué incendian", dijo una señora que huía del lugar, en referencia a que el supermercado ya había sido saqueado antes.
Desde la noche del domingo, los saqueos se extendieron también a las viviendas, donde los vecinos intentaban organizarse para repeler los ataques.
Los militares intentan controlar la ciudad
En un ambiente de guerra, los militares en grupos de a dos se apostaban en cada una de las esquinas del centro de Concepción.Los policías cambiaron su uniforme tradicional por cascos y chalecos antibalas, mientras que helicópteros sobrevolaban la ciudad y decenas de tanquetas militares comenzaron a desfilar por las calles.Las pocas personas que tenían acceso a la distribución oficial de alimentos eran custodiadas por efectivos policiales para no ser saqueados o agredidos."La ayuda del Gobierno ha sido lentísima, muy lenta. Los militares recién llegaron ayer y eso no alcanza para controlar la situación. Los vecinos de donde yo vivo se organizaron para defendernos porque están saqueando las casas", dijo Carolina Contreras, una profesora de 36 años.
La Armada dijo que 300 infantes de marina comenzaron a llegar el lunes para apoyar las tareas de seguridad en la ciudad y en el vecino puerto de Talcahuano, devastados por el terremoto y tsunamis
http://www.elmundo.es/america/2010/03/01/noticias/1267477636.html
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