bomberos españoles logran rescatar a un niño de dos años en Haití
Ángeles Mirón
Madrid, 15.01.2010
20:20 h.
Resulta difícil ver las fotos sin que las lágrimas se abran paso. Lágrimas de alegría, de emoción, porque entre el horror tras el terremoto de Haití se ha abierto paso la vida. Y porque esa vida era muy corta para dejarla bajo los escombros, aunque otras muchas no han tenido tanta suerte.
Reggie no lo sabe, pero tiene una segunda oportunidad para crecer. Con sólo dos años, ha soportado dos largos días bajo los escombros. Su milagro tiene nombre español.
O mejor, dicho, nombres: Félix del Amo, Carlos Adewunmi, y los otros bomberos españoles que han llegado -procedentes de Castilla y León- hace sólo unas horas a Puerto Príncipe y que ya han logrado rescatar a cinco personas.
Entre ellas, a un pequeño de mirada asustada que se aferra buscando seguridad al hombro de su salvador y que sólo borra el miedo de su cara cuando su ángel de la guarda, con casco y vestido de azul, le deja en manos de sus padres.
Ni Félix, ni Carlos, ni el equipo de bomberos belgas que estaban trabajando con ellos y que han colaborado para hacer posible el milagro olvidarán, posiblemente, esa sonrisa. Ni esos brazos que buscaban protección. Ni la cara de sus padres cuando les entregaron a su hijo. Daphnee Plaisin y Reginald Claude lo han perdido todo. Pero han logrado conservar lo más importante de sus vidas.
Reggie soportó 48 horas bajo toneladas de escombros, al lado de dos cadáveres. Posiblemente lo olvidará con el tiempo. Pero su generación está irremediablemente marcada por una tragedia que estremece, que sacude conciencias y que despierta la solidaridad porque nadie puede quedar indiferente ante tanto horror.
Félix, Carlos, y todo el equipo de bomberos seguirán buscando vida entre la muerte hasta que el reloj les haga entender que ya no hay nada que hacer, hasta que los gritos se apaguen entre las piedras. Les queda por delante un trabajo duro, muy duro. Física y psicológicamente. Volverán, probablemente, marcados por la tragedia.
En Puerto Príncipe se quedará Reggie. Aprendiendo a crecer, probablemente, sin infancia. Pero vivo. Y con sus padres. Algún día sabrá dónde está España. Y el por qué.
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La foto del bombero español con el niño ha sido la portada del prestigioso periódico estadounidense WASHINGTON POST
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