UN SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO
QUE BIEN PODÍA SER DE OTOÑO.
Tengo un amigo que se ríe de mis viajes. Lo hace con buena intención. Y con humor. Que es lo que más me gusta de él. Eso y otras cosas. pero no es importante ahora.
A él le gustan los viajes a las grandes ciudades como Nueva York, Montreal, México, Tokio…A mí me gustan las visitas a lugares con museos, historia, piedras por todas partes, mausoleos, y momias (lo de momias lo dice él mucho y no le falta razón)
Como habíamos tenido una charla sobre este tema el día anterior, la noche siguiente me invadió un sueño muy raro.
Yo estaba en una abadía. Antigua. Era antigua porque en la puerta había un panel que decía “abadía muy antigua”. El panel estaba hecho de luces de colores y cristalitos que brillaban. Más que una abadía parecía una discoteca de la época de los años setenta. Yo había llegado y estaba entrando. La puerta se abrió automáticamente. Era un sitio moderno a pesar de ser tan viejo. O que se estaba modernizando. Para el turismo.
En el vestíbulo apareció una momia. Con vendajes de colores. Con los colores del arcoiris. Lo que me hizo preguntar:
-Qué clase de momia más rara eres tú, ¿no?
-Yo soy como soy. Soy una momia gay. ¿No ves la bandera a mi alrededor? ¿No serás homofóbica verdad?
-No. Soy claustrofóbica. Pero mi homosexólogo dice que de homofóbica nada.
-Ah, vale. En este caso, que tengas una buena visita. –La momia muy simpática después de la conversación se desvendajó a sí misma…
-Querrás decir desvendó….
-No. desvendajó. De vendaje. De venda….es que no lo pillas….Bueno, pues se quitó parte de los vendajes…
-Entonces era menos momia…
-Sí, de ser una momia al 100% se quedó en momia al 60%...
-¿Y para qué se desvendajó? Que por cierto se dice se desvendó.
-Muy listo. Pero a mí me gusta desvendejar.
-Y dale…que por qué se quitó las vendas…
-Pues tendría calor. O era su hora de cambiar de ropa. O iba a salir. Cualquiera sabe. Pero bueno…Me condujo a la otra estancia muy amplia y llena de luz. De repente del cielo empezaron a caer mausoleos.
-Pues te harían picadillo.
-No. eran mausoleos inocuos. Porque no eran peligrosos. Botaban hasta que se quedaban quietecitos. En fila. Iban pasando uno delante de otro a mi lado dejándome el tiempo de leer las inscripciones y saber quiénes eran los fiambres ilustres que estaban supuestamente allí enterrados.
-Qué cool.
-Ya te digo…ellos mismos aparte de desfilar hacían fotos y luego te las regalaban. Para que no tuviera que molestarme en buscar mi cámara, en nada de nada.
-Menudo chollo.
-Sí. Cuando habían pasado todos se subían a un ascensor muy grande y se subían a la segunda planta. Donde seguirían descansando de su trajín.
-Hasta que llegara el siguiente turista, no?
-Claro. Después de los mausoleos, de unos altavoces muy grandes salía una voz diciendo “de un paso a la derecha…” Y yo daba un paso. “de un paso a la izquierda”…yo hacía lo que me mandaban. “ahora otro a la derecha…”
-Pues te quedabas en el mismo sitio.
-Sí. pero después de un tiempo haciendo el canelo así…
-Sí. la verdad es que más que estar de visita parecías estar haciendo una coreografía de los tricicles…
-Pues de repente…salía del suelo una gran pirámide.
-Qué fuerte.
-Eso. La pirámide se abría y dentro había una ciudad perdida.
-Si estaba dentro de una pirámide…estaría perdida.
-Ya no. porque se había autoencontrado…
-Unos sueños raros tienes tú….¿no sería mejor tener sueños eróticos?
-Ya me gustaría. Pero no tengo de esos.
-Así te va.
-Vas a tener razón. Pues la ciudad…se presentaba allí. Con sus reyes, sus costumbres ancestrales, sus gobernantes robando a diestro y siniestro…
-Vamos, como ahora.
-Pero guardado en una pirámide.
-Estarían más calentitos.
-Ni lo dudes. En unos minutos la ciudad se volvía a encerrar en su pirámide y la pirámide desaparecía. En un momento aparecía un cochecito conducido por una nuez.
-¿Y tú quién eres?
-Soy el conductor del cochecito que te llevará a una gran muralla.
-Pero eres una nuez.
-Sí. es que el resto del hombre está viendo un partido de fútbol en el pub. Sólo vengo yo, su nuez.
-Hubiera preferido una castaña.
-¿No te gustan las nueces?
-Sí.
-Pues tira.
-Pues eso…-Así…tira que tira llegamos a una gran muralla…con pagodas alrededor, plantaciones de té y ciudades prohibidas. Estaban tan prohibidas que todo el mundo estaba allí…
-Eso es lo que pasa con las prohibiciones…-Dijo la nuez.
-Tienes más razón que una nuez.
-Sin coñas.
-Por dicho.-La nuez me devolvió al mismo punto de partida. La momia salió a saludarme.
-¿Ha ido todo bien?
-Pues sí. gracias.
-Pues hala, a seguir bien, ciudadana.
-Muchas gracias…-Allí me vi a la puerta de todo. Sin saber dónde ir. Pero mis sueños siempre son colaboradores…-excepto cuando no lo son. Empezó una granizada de calabacines. Tantos cayeron que se hizo una montaña muy grande muy grande. Subiendo y subiendo llegué hasta la cima del sueño. Allí había una especie de agujerito del que pude salir. Y corrí escopetá. Ni subconscientes, ni freíd ni lechugas. Yo quería estar en mi cama. Y abrí los ojos. Vi el techo de mi cuarto. Vi que todo estaba bien. Y el sueño acabó. Como acaban los sueños. Abriendo los ojos. Y es que lo mejor de los sueños… es la parte real. ¿Tengo razón?
Tengo un amigo que se ríe de mis viajes. Lo hace con buena intención. Y con humor. Que es lo que más me gusta de él. Eso y otras cosas. pero no es importante ahora.
A él le gustan los viajes a las grandes ciudades como Nueva York, Montreal, México, Tokio…A mí me gustan las visitas a lugares con museos, historia, piedras por todas partes, mausoleos, y momias (lo de momias lo dice él mucho y no le falta razón)
Como habíamos tenido una charla sobre este tema el día anterior, la noche siguiente me invadió un sueño muy raro.
Yo estaba en una abadía. Antigua. Era antigua porque en la puerta había un panel que decía “abadía muy antigua”. El panel estaba hecho de luces de colores y cristalitos que brillaban. Más que una abadía parecía una discoteca de la época de los años setenta. Yo había llegado y estaba entrando. La puerta se abrió automáticamente. Era un sitio moderno a pesar de ser tan viejo. O que se estaba modernizando. Para el turismo.
En el vestíbulo apareció una momia. Con vendajes de colores. Con los colores del arcoiris. Lo que me hizo preguntar:
-Qué clase de momia más rara eres tú, ¿no?
-Yo soy como soy. Soy una momia gay. ¿No ves la bandera a mi alrededor? ¿No serás homofóbica verdad?
-No. Soy claustrofóbica. Pero mi homosexólogo dice que de homofóbica nada.
-Ah, vale. En este caso, que tengas una buena visita. –La momia muy simpática después de la conversación se desvendajó a sí misma…
-Querrás decir desvendó….
-No. desvendajó. De vendaje. De venda….es que no lo pillas….Bueno, pues se quitó parte de los vendajes…
-Entonces era menos momia…
-Sí, de ser una momia al 100% se quedó en momia al 60%...
-¿Y para qué se desvendajó? Que por cierto se dice se desvendó.
-Muy listo. Pero a mí me gusta desvendejar.
-Y dale…que por qué se quitó las vendas…
-Pues tendría calor. O era su hora de cambiar de ropa. O iba a salir. Cualquiera sabe. Pero bueno…Me condujo a la otra estancia muy amplia y llena de luz. De repente del cielo empezaron a caer mausoleos.
-Pues te harían picadillo.
-No. eran mausoleos inocuos. Porque no eran peligrosos. Botaban hasta que se quedaban quietecitos. En fila. Iban pasando uno delante de otro a mi lado dejándome el tiempo de leer las inscripciones y saber quiénes eran los fiambres ilustres que estaban supuestamente allí enterrados.
-Qué cool.
-Ya te digo…ellos mismos aparte de desfilar hacían fotos y luego te las regalaban. Para que no tuviera que molestarme en buscar mi cámara, en nada de nada.
-Menudo chollo.
-Sí. Cuando habían pasado todos se subían a un ascensor muy grande y se subían a la segunda planta. Donde seguirían descansando de su trajín.
-Hasta que llegara el siguiente turista, no?
-Claro. Después de los mausoleos, de unos altavoces muy grandes salía una voz diciendo “de un paso a la derecha…” Y yo daba un paso. “de un paso a la izquierda”…yo hacía lo que me mandaban. “ahora otro a la derecha…”
-Pues te quedabas en el mismo sitio.
-Sí. pero después de un tiempo haciendo el canelo así…
-Sí. la verdad es que más que estar de visita parecías estar haciendo una coreografía de los tricicles…
-Pues de repente…salía del suelo una gran pirámide.
-Qué fuerte.
-Eso. La pirámide se abría y dentro había una ciudad perdida.
-Si estaba dentro de una pirámide…estaría perdida.
-Ya no. porque se había autoencontrado…
-Unos sueños raros tienes tú….¿no sería mejor tener sueños eróticos?
-Ya me gustaría. Pero no tengo de esos.
-Así te va.
-Vas a tener razón. Pues la ciudad…se presentaba allí. Con sus reyes, sus costumbres ancestrales, sus gobernantes robando a diestro y siniestro…
-Vamos, como ahora.
-Pero guardado en una pirámide.
-Estarían más calentitos.
-Ni lo dudes. En unos minutos la ciudad se volvía a encerrar en su pirámide y la pirámide desaparecía. En un momento aparecía un cochecito conducido por una nuez.
-¿Y tú quién eres?
-Soy el conductor del cochecito que te llevará a una gran muralla.
-Pero eres una nuez.
-Sí. es que el resto del hombre está viendo un partido de fútbol en el pub. Sólo vengo yo, su nuez.
-Hubiera preferido una castaña.
-¿No te gustan las nueces?
-Sí.
-Pues tira.
-Pues eso…-Así…tira que tira llegamos a una gran muralla…con pagodas alrededor, plantaciones de té y ciudades prohibidas. Estaban tan prohibidas que todo el mundo estaba allí…
-Eso es lo que pasa con las prohibiciones…-Dijo la nuez.
-Tienes más razón que una nuez.
-Sin coñas.
-Por dicho.-La nuez me devolvió al mismo punto de partida. La momia salió a saludarme.
-¿Ha ido todo bien?
-Pues sí. gracias.
-Pues hala, a seguir bien, ciudadana.
-Muchas gracias…-Allí me vi a la puerta de todo. Sin saber dónde ir. Pero mis sueños siempre son colaboradores…-excepto cuando no lo son. Empezó una granizada de calabacines. Tantos cayeron que se hizo una montaña muy grande muy grande. Subiendo y subiendo llegué hasta la cima del sueño. Allí había una especie de agujerito del que pude salir. Y corrí escopetá. Ni subconscientes, ni freíd ni lechugas. Yo quería estar en mi cama. Y abrí los ojos. Vi el techo de mi cuarto. Vi que todo estaba bien. Y el sueño acabó. Como acaban los sueños. Abriendo los ojos. Y es que lo mejor de los sueños… es la parte real. ¿Tengo razón?
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