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martes, 29 de noviembre de 2016

Ausencias internacionales en la despedida multitudinaria a Fidel Castro

Ausencias internacionales en la despedida multitudinaria a Fidel Castro

"El comandante de todos los tiempos". La multitudinaria despedida que los cubanos brindan estos días a su Líder Máximo contrasta con la escasa representación de mandatarios de alto nivel que acudieron a La Habana. Nicolás Maduro fue de los primeros en sumarse al homenaje, firmando el libro de condolencias con la dedicatoria que abre esta crónica.
Y añadió, ya en sus redes sociales, a modo de explicación: "Dos gigantes infinitos, dos revoluciones hermanas: la cubana, martiana y fidelista; la venezolana, bolivariana y chavista". El hijo político del "comandante supremo", quien en su juventud permaneció un año en la isla formándose en la escuela de cuadros del Partido Comunista, acudió a la Plaza de la Revolución junto al presidente boliviano Evo Morales. Más tarde esperaban al ecuatoriano Rafael Correa y el nicaragüense Daniel Ortega para cerrar la cuadratura de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (Alba), creada por los dos líderes revolucionarios ya fallecidos.
"Tendrán que lavarse la boca con lejía atómica aquellos que han alzado su voz para malhablar de este gigante... La muerte celebrará con ellos muy pronto su festín en el infierno", disparó Maduro antes de partir a Cuba.
El mexicano Enrique Peña Nieto, cuyo partido, el PRI, fue siempre procastrista; el panameño Juan Carlos Varela y el colombiano Juan Manuel Santos, que tanto le debe a La Habana en la construcción de su proceso de paz, también anunciaron previamente su llegada a la isla. Del resto del continente, representaciones de mayor o menor envergadura y destacadas ausencias de Chile, Brasil (uno de los principales socios comerciales, representado por el canciller José Serra), Argentina y, sobre todo, Estados Unidos, pese al deshielo promovido por Barack Obama y por Raúl Castro. No faltaron siete primeros ministros del Caribe.
El Rey Juan Carlos surgió como la figura más destacada desde Europa. El monarca mantuvo buenas relaciones personales con Fidel Castro, fortalecidas tras su participación en la Cumbre Iberoamericana de 1999 en La Habana. En aquella cita, Juan Carlos intento mitigar los constantes enfrentamientos entre José María Aznar y el héroe de Sierra Maestra.
Francia envió a su ministra de Medio Ambiente, Ségolène Royal, y el resto de los países lo hicieron con figuras diplomáticas, de mayor o menor enjundia. Sí sorprendió la ausencia de Vladimir Putin, representado por su cercano Viatcheslav Volodin, presidente de la Cámara Baja. Todo apunta a que el líder ruso se convertirá en el "mejor nuevo amigo" del recién elegido Donald Trump, quien en las horas previas amenazó de forma vehemente con cerrar la nueva era abierta por su antecesor.
Tampoco faltó el dictador de Zimbawe, Robert Mugabe, ya presente en septiembre en la Cumbre de Países No Alineados de Margarita. Y Jacob Zuma, quien llegó desde Sudáfrica precedido de las constantes alabanzas a la amistad entre Fidel y Nelson Mandela.
Una presencia internacional que sabe a poco después de que durante la última década La Habana se convirtiera en una especie de 'Meca de las Ideas', donde dirigentes latinoamericanos, líderes de la izquierda, incluso mandatarios del resto del mundo buscaron el encuentro, y la fotografía, con el viejo guerrillero.
La última jornada de la despedida habanera de Fidel repitió las mismas multitudes que el lunes, ya sabedoras de que no verían la urna con las cenizas, sino sólo una fotografía, flores y la guardia de honor. Fue la televisión cubana la que desveló el misterio, la misma que ayer cometió un desliz que hizo las delicias de quienes lo presenciaron, ya fuera en directo o después a través de las redes. Dos de sus presentadores discutieron ante el "extremismo" de un censor que les conminó a no saludar con un buenos días por aquello del luto.
Excesos como la ley seca, las limitaciones musicales, el machacón discurso televisivo, incluso la eliminación de los tradicionales dibujos animados están marcando unas jornadas de culto exacerbado al creador de la Revolución cubana.
Fue su hermano el encargado de realizar en la Plaza de la Revolución, precediendo al gran acto de masas, la última guardia de honor, "en tributo al líder histórico", uno de los lemas de estas jornadas. Escoltándole, su colaborador más estrecho, José Ramón Machado Ventura, segundo vicepresidente y compañero de la lucha en Sierra Maestra, como se puede comprobar en la imagen distribuida por los medios oficiales y que dará mucho que hablar a los cubanólogos de dentro y fuera de la isla. 'Machadito, como le llama Raúl', está descartado para la sucesión por su edad.
Y detrás de ambos, el comandante Ramiro Valdés, otro héroe de la guerrilla cuyas broncas con el actual presidente son conocidas, y Miguel Díaz-Canel, vicepresidente del Consejo de Estado y gran favorito para la sucesión de 2018 junto al coronel Alejandro Castro, el único hijo varón de Raúl.
 http://www.elmundo.es/internacional/2016/11/29/583dd4dde5fdeacd2e8b45ab.html

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