Ni Messi evita el bodrio del Barça
El equipo catalán estuvo muy espeso, sin fútbol ni prácticamente oportunidades, iguala sin goles después de ocho victorias seguidas
El Getafe ejecutó el partido que soñó. Para el Barça pareció una pesadilla, aunque no dio la sensación de inmutarse, porque Luis Enrique no intervino para cambiar la partitura táctica, para corregir. De principio a fin fue del todo previsible: la nadería. Por ahora, es un equipo que sin la inspiración personal de sus estrellas no sabe resolver las trabas de forma coral. Antes, en sus momentos de fábula, los genios estaban al servicio del método. Ahora, el sistema es que alguien frote la lámpara por su cuenta. Nada de ello ocurrió en el coliseo.
GETAFE, 0-BARCELONA, 0
Getafe: Guaita; Valera, Velázquez, Naldo, Alexis; Lacen, Míchel; Sammir (Álvaro Vázquez, m. 62), Sarabia, Lafita (Diego Castro, m. 70); y Yoda (Pedro León, m. 76). No utilizados: Codina; Vigaray, Juan Rodríguez y Diawara.Barcelona: Bravo; Alves (Adriano, m. 80), Piqué, Mathieu, Jordi Alba; Rakitic (Iniesta, m. 66), Busquets, Xavi; Messi, Luis Suárez y Pedro (Munir, m. 77). No utilizados: Ter Stegen; Rafinha, Mascherano y Bartra.
Árbitro: Bikandi Garrido. Mostró la cartulina amarilla a Sarabia y Diego Castro.
Estadio Coliseum Alfonso Pérez. Unos 12.000 espectadores.
Ni jugaba ni remataba el Barça, incapaz de coger aire por los costados, donde solo tuvo presencia Jordi Alba en la media hora final. Sin dar amplitud al campo, el equipo se acogotó por dentro, donde se enclaustró a sí mismo ante un Getafe con nueve futbolistas para la cobertura, todos bien ordenados, atentos a las ayudas, con hueso en cada disputa. A falta de Messi u otros ilustres, el encuentro lo definió Velázquez, un uruguayo de solo 20 años, cedido por el Atlético, que se aupó por encima de cualquiera. Inquebrantable, fuera en el juego aéreo, en los cruces o a la hora de achicar. Con Velázquez al frente, el cuadro madrileño se hizo de mármol. No tuvieron respuesta los barcelonistas, fallones en el control, enredados en sobar la pelota en corto en un campo donde el balón brincaba por la mala hierba y la lluvia perpetua. Hasta eminencias como Xavi y Messi tenían dificultades para amansar la pelota. Sin luces cortas, nadie encendió las largas.
Renuente a las bandas, el Barça tampoco encontró el hilo por dentro, donde los volantes no hallaban otra línea de pase que el toquecito al pie. Nadie buscaba los espacios, al equipo le faltaba amplitud, a lo largo y a lo ancho. No pesaba Alves, menos aún Rakitic, extraviado con tanto entrar y salir, como si no supiera con exactitud cuál es su misión, su cuajo.
La réplica del Getafe fue tan consistente que apenas se sintió desamparado. Incluso pudo adelantarse en el marcador tras una jugada de Lafita por la izquierda que dejó malparado a Alves. Su disparo enroscado lo desvió Bravo con una estupenda estirada. No se descolgaban demasiado los azulones, pero lo suyo era fundir las neuronas al Barça, al que solo quedaba apelar al árbitro. Como hizo Messi, con razón, cuando Valera rebañó la pelota con la mano desde el suelo. El colegiado, en las nubes o donde fuera. Como en la continuación de la jugada, cuando la mano fue de Alves dentro del área. O como en la última acción del encuentro, cuando bajó la persiana en una contra local.
Antes de las quejas finales del Getafe, Luis Enrique había dado vuelo a Iniesta, Munir y Adriano. Más de lo mismo, sin consuelo para este Barça que ya no podrá ser líder a fin de año, aunque fuera porque al Madrid le han aplazado una jornada por el Mundial de Clubes. A este Barcelona sin gracia no siempre le respaldan los marcadores. La historia reciente le demanda algo más que lectores de resultados. En Getafe, ni eso.
http://deportes.elpais.com/deportes/2014/12/13/actualidad/1418478897_937156.html
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