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lunes, 11 de marzo de 2013

Los 100 días del nuevo Gobierno del viejo PRI

Los 100 días del nuevo Gobierno del viejo PRI
"El PRI cuando tiene el poder, sabe perfectamente qué hacer con él", asegura el columnista de 'Jornada' Vicente Pérez Almanza. Y el presidente de México, Enrique Peña Nieto, en sus 100 primeros días en Los Pinos ha demostrado justo eso, que sabe hacer, y ha ejecutado a la perfección y con elegancia un guión cuidadosamente escrito, golpes de efecto incluidos.
 Hay discrepancias sobre el fondo, pero no sobre las formas. Nada queda ya del "candidato teleprompter" como le calificaban sus críticos. Ahora, hasta sus detractores han elevado el listón y en lugar de considerarle una "marioneta del PRI" le equiparan al ex presidente Carlos Salinas de Gortari. Eso sí, la ambigüedad se mantiene. La mayoría de analistas duda de si lo que ha regresado es un presidencialismo democrático o uno autoritario. Y desde el PRI se alimenta esa duda. "Sin dejar de ser esencialmente los mismos, procederemos de manera diferente", decía su presidente, César Camacho, en la primera asamblea nacional priísta desde el regreso al poder del antaño partido hegemónico.
 Según explicó a ELMUNDO.es el investigador y académico en Políticas Públicas del Tecnológico de Monterrey, Luis Miguel Pérez Juárez, Peña Nieto ha ejecutado una "operación impecable" en estos tres meses, gusten o no sus decisiones. Ha revelado un "aprendizaje del gobierno ejercido por Salinas de Gortari pero con más pulcritud" unido a apuestas novedosas, como integrar un gabinete plural que el viejo PRI nunca hubiera imaginado. "Ha desvelado su verdadera cara, impuesto un estilo de gobernar muy distinto al de Felipe Calderón, austero, fuerte y, si no autoritario, sí absolutamente disciplinado". Puede que el PRI le eligiera y utilizara para reconquistar Los Pinos, añade Pérez Juárez, pero ahora "es Peña quien manda sobre el partido, no me cabe ninguna duda".
 En estos tres meses, el mayor gol mediático fue el encarcelamiento por delitos de corrupción y crimen organizado de la que durante años se consideró la mujer más poderosa de México, Elba Esther Gordillo, la líder del sindicato de maestros y una antigua aliada de todos los presidentes desde Salinas de Gortari. De hecho, aunque el 59% de los mexicanos aprueban la gestión de Peña, según una encuesta de Parametría, la detención de 'La Maestra' gustó al 86% del país, de acuerdo a un sondeo de 'Excelsior'.
 Venganza política para unos, lucha real contra la corrupción para otros, lo que nadie niega es que fue una clara demostración de fuerza presidencial y una advertencia para otros polémicos líderes tachados de corruptos, como el dirigente del sindicato de petroleros, Carlos Romero Deschamps. "Nadie está por encima de la ley", "no hay intereses intocables", sentenció Peña, declaraciones grandilocuentes que no se sabe todavía, dice Pérez Juárez, "si son una muestra de cinismo o de honestidad". No obstante, dos maneras de averiguarlo, coinciden muchos analistas, será ver si las reformas energéticas y de telecomunicaciones (que previsiblemente se llevará al Congreso la semana que viene) rompen con los poderes fácticos del país o los perpetúan.

Telenovela nacional

Junto a la detención de Gordillo, los otros momentos clave de lo que el mayor detractor de Peña Nieto, el líder del movimiento izquierdista Morena, Andrés Manuel López Obrador, ha calificado de "telenovela nacional" y "ajustes de cuentas entre las mafias en el poder", son varios. El primero, el pacto de Estado (Pacto por México) para llevar a cabo las principales reformas estructurales pendientes y que Peña firmó junto con los principales partidos políticos al día siguiente de la toma de posesión, consciente de que el PRI no tiene mayoría parlamentaria.Luego llegó la promulgación de la Ley de Víctima de la violencia (tan criticada -por deficiente- como deseada por la sociedad civil), el lanzamiento de la Cruzada contra el Hambre (tachada de "asistencialista" por la izquierda) y la aprobación de la reforma educativa el mismo día que detuvieron a quien más se oponía a ella.

Además, Pérez Juárez subraya la importancia de que Peña Nieto haya logrado que el PRI cambie sus estatutos para poder respaldar sus propuestas más polémicas, la apertura de Pemex a la inversión privada y la imposición de IVA en alimentos y medicinas, tabúes priístas ahora rotos y partes fundamentales de las reformas energética y fiscal, respectivamente, que el presidente llevará al Congreso en el segundo semestre del año.
 Y sin duda, agrega el político, hay un cambio en política exterior con un mayor protagonismo de México en América Latina "aunque después de las torpezas del PAN cualquier cosa que hiciera Peña iba a ser un cambio para bien".

La violencia continúa

Sin embargo, en lo que durante años ha sido la mayor preocupación de los mexicanos, la violencia poco o nada ha cambiado. Pendientes de que se concreten medidas como la Gendarmería Nacional, sólo hay una forma distinta de comunicar, coinciden los analistas. En este sexenio se dan cifras de muertos y desaparecidos y los temas de seguridad parecen relegados de las portadas a las páginas internas de los periódicos pero, como denuncian ONGs como Amnistía Internacional, no se trabaja en acabar con la impunidad.
 En estos tres meses, han muerto 3.157 personas (datos oficiales) en acciones vinculadas al crimen organizado y el gobierno subraya que la cifra de febrero, de 914 ejecuciones, es la más baja en 40 meses. Sin embargo, según asegura el experto en delincuencia organizada Edgardo Buscaglia, que baje el número de homicidios no es garantía de contener la violencia si no se atienden los otros delitos de alto impacto, como la extorsión, el secuestro o la trata de personas, y si no se ataca duramente la corrupción y las estructuras financieras de los cárteles.
 "Lo que quiere lograr el PRI es mayor presencia territorial, en los diferentes lugares donde los grupos criminales han tenido mayor explosión de violencia y fortalecer los organismos de inteligencia pero el peligro es que esa inteligencia se convierta en espionaje político porque no hay controles democráticos eficaces", añade Buscaglia. "Se nota una concentración de poder a la usanza del viejo PRI con la creación de una supersecretaría de gobernación que maneja toda la seguridad", indica por su parte Pérez Juárez. Y eso puede tener ventajas, coinciden ambos, como una mayor coordinación entre estados, pero también inconvenientes.

¿Acabará Peña Nieto convirtiéndose en un presidente priísta "audaz y democrático" o en un líder "imperial y cuasidivino"? se preguntaba recientemente el líder del PRD, Jesus Zambrano. Tiempo al tiempo, pero, de momento, el presidente está tranquilo. "Nos sentimos satisfechos, optimistas", asegura.

http://www.elmundo.es/america/2013/03/09/mexico/1362862542.html

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