Afganistán es una olla a presión a punto de estallar, pero nadie quiere hacerse cargo del desaguisado. La comunidad internacional, que dejará el país en 2013 incapaz de controlar la zona, prepara ya el agua para lavarse las manos y abandonar al pueblo afgano a su suerte el mismo año en que escogerán a un nuevo presidente.
Nadie niega que la intervención de Estados Unidos para derrocar al gobierno talibán en 2001 y el posterior intento de estabilizar el país han sido un desastre. Los expertos reunido en las jornadas 'Afganistán: contradicciones de la retirada', celebradas por la Asociación por los Derechos Humanos de Afganistán (ASDHA) en colaboración con Afghanistan Analysts Network(AAN), coinciden en que el fracaso viene de muy atrás y culpan a la comunidad internacional de cometer un error tras otro en la gestión de un país ahogado por los conflictos.
"Nunca debieron llevar a las instituciones a criminales de guerra. El pueblo sabe que tienen las manos manchadas de sangre y que sus crímenes han quedado impunes", asegura Sari Kouvo, abogada experta en Derechos Humanos.
Durante la intervención militar de los aliados en 2001, las milicias del norte ayudaron a las tropas de la coalición a tomar el país. El ejército de EEUU se encargó de la ofensiva aérea y las tropas de los 'señores de la guerra' realizaron la parte más dura, el despliegue terrestre. Derrocados los talibán, el Gobierno estadounidense y sus aliados recompensaron a sus 'aliados' afganos con 13 de las 27 carteras del Gobierno de Hamid Karzai.
"Estás mismas personas que están ahora en el poder son las que intentaron echarme ácido en la cara cuando era niña porque mi padre me llevaba a la escuela", explica Rengina Hamidi, una activista afgana en favor de los derechos de la mujer que se ha visto obligada a dejar su patria en dos ocasiones.
Ahora el equilibrio de poderes está cambiando para preparar la salida de las tropas internacionales. Para Martine Van Bijlert, codirectora de AAN, la solución es política y no militar. La inestabilidad creciente de la zona está produciendo una mayor polarización de las elites que se colocan para ocupar un buen asiento en la negociación. "Todos los desconfían de todos. porque nadie quiere ser la parte más débil del conflicto", asegura Van Bijlert.
Mientras todos los actores implicados en el conflicto -comunidad internacional, Gobierno afgano, talibán y señores del norte- luchan por mantener o ganar cuota de poder en el incipiente proceso de paz, el pueblo afgano vuelve a ser el gran olvidado.
En guerra civil desde los años 70, los crímenes, las violaciones, la falta de libertad y la pobreza son la única historia que conoce Afganistán. "Nunca he conocido ni la paz ni la justicia en mi país", explica Hadi Marifat, director de la Organización por los Derechos Humanos y la Democracia en Afganistán. Marifat teme que la vuelta de los talibán acabe con los avances en materia de derechos de la mujer y de las minorías étnicas. "He hablado con un portavoz de los talibán que me asegura abiertamente que volverán a imponer la 'sharia' [ley islámica]. Me dijo en mi cara que irán contra etnias como la mía", explica sorprendida de que EEUU haya iniciado contactos en Qatar con los fundamentalistas islámicos.
Sobre los riesgos de una guerra civil, la economista y miembro de AAN, Doris Buddenberg, asegura que los datos hablan por sí solos: el 25% de la población afgana ha pedido asilo político a otros países. Según el Ministerios de Exteriores, hay 50.000 afganos que han emigrado ante la creciente inestabilidad de la zona.
Vendrell sabe ahora que la coalición liderada por los estadounidenses nunca tuvo la intención de estabilizar y democratizar el país. "Sólo intervinieron en Afganistán para acabar con Al Qaeda. Pero, ¿hacía falta desplegar 140.000 soldados para eso?", se pregunta.
En su opinión, para que el proceso de paz llegue a buen término hace falta conseguir un consenso sólido entre todas las partes. Para ello "es imprescindible que se designe un mediador internacional" elegido por la ONU, explica. El problema no es sólo que EEUU tenga que lograr un acuerdo con todas las etnias, también lo es que no cuente con el beneplácito de países como Irán, China, Rusia o Turquía.
Otra de las preguntas que preocupa a los expertos es el papel que jugará Pakistán una vez que las tropas internacionales abandonen Afganistán. "Pakistán es la gran incógnita. De momento ha permitido dejar salir a los talibán a la reunión de Qatar", explica Vendrell.
Enemigo histórico de La India, el Gobierno paquistaní quiere que en Kabul se forme un gobierno "leal y amigo" para mantener su tutelaje. Pero lo que más le interesa es que el país vecino no tenga como uno de sus aliados de referencia a La India.
En todo caso, "Pakistán debería mirar menos al oeste y más al este", asegura Vendrell en referencia a Irán. "Todo depende de si habrá guerra o no con Irán. Tal situación es indeseable, un conflicto con el que todos saldríamos perdiendo", dice Vendrell.
Por eso, Vendrell advierte de que el principal problema es que la comunidad internacional deje Afganistán en una situación de paz débil. Si así fuese, lo más probable sería que todo el escenario dibujado en Asia central saltase por los aires si EEUU decide intervenir en Irán.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/01/internacional/1328113254.html
Nadie niega que la intervención de Estados Unidos para derrocar al gobierno talibán en 2001 y el posterior intento de estabilizar el país han sido un desastre. Los expertos reunido en las jornadas 'Afganistán: contradicciones de la retirada', celebradas por la Asociación por los Derechos Humanos de Afganistán (ASDHA) en colaboración con Afghanistan Analysts Network(AAN), coinciden en que el fracaso viene de muy atrás y culpan a la comunidad internacional de cometer un error tras otro en la gestión de un país ahogado por los conflictos.
"Los que están en el poder intentaron echarme ácido porque mi padre me llevaba a la escuela"Rengina Hamidi, activista
Durante la intervención militar de los aliados en 2001, las milicias del norte ayudaron a las tropas de la coalición a tomar el país. El ejército de EEUU se encargó de la ofensiva aérea y las tropas de los 'señores de la guerra' realizaron la parte más dura, el despliegue terrestre. Derrocados los talibán, el Gobierno estadounidense y sus aliados recompensaron a sus 'aliados' afganos con 13 de las 27 carteras del Gobierno de Hamid Karzai.
"Estás mismas personas que están ahora en el poder son las que intentaron echarme ácido en la cara cuando era niña porque mi padre me llevaba a la escuela", explica Rengina Hamidi, una activista afgana en favor de los derechos de la mujer que se ha visto obligada a dejar su patria en dos ocasiones.
Ahora el equilibrio de poderes está cambiando para preparar la salida de las tropas internacionales. Para Martine Van Bijlert, codirectora de AAN, la solución es política y no militar. La inestabilidad creciente de la zona está produciendo una mayor polarización de las elites que se colocan para ocupar un buen asiento en la negociación. "Todos los desconfían de todos. porque nadie quiere ser la parte más débil del conflicto", asegura Van Bijlert.
Milicianos talibán en una programa de reconciliación del gobierno. | Reuters
En guerra civil desde los años 70, los crímenes, las violaciones, la falta de libertad y la pobreza son la única historia que conoce Afganistán. "Nunca he conocido ni la paz ni la justicia en mi país", explica Hadi Marifat, director de la Organización por los Derechos Humanos y la Democracia en Afganistán. Marifat teme que la vuelta de los talibán acabe con los avances en materia de derechos de la mujer y de las minorías étnicas. "He hablado con un portavoz de los talibán que me asegura abiertamente que volverán a imponer la 'sharia' [ley islámica]. Me dijo en mi cara que irán contra etnias como la mía", explica sorprendida de que EEUU haya iniciado contactos en Qatar con los fundamentalistas islámicos.
Sobre los riesgos de una guerra civil, la economista y miembro de AAN, Doris Buddenberg, asegura que los datos hablan por sí solos: el 25% de la población afgana ha pedido asilo político a otros países. Según el Ministerios de Exteriores, hay 50.000 afganos que han emigrado ante la creciente inestabilidad de la zona.
"Pakistán es la gran incógnita, pero debería mirar menos al oeste [Afganistán] y más al este [Irán]"Frances Vendrell, ex representante de la UE y la ONU en Afganistán
Una solución rápida
Frances Vendrell, representante especial de la UE en el país de 2002 a 2008 y antes jefe de la misión de la ONU en Afganistán, no confía en que se alcance un consenso sólido. En su opinión, EEUU buscará una paz rápida con los talibán y abandonará la zona porque está "cansado de Afganistán".Vendrell sabe ahora que la coalición liderada por los estadounidenses nunca tuvo la intención de estabilizar y democratizar el país. "Sólo intervinieron en Afganistán para acabar con Al Qaeda. Pero, ¿hacía falta desplegar 140.000 soldados para eso?", se pregunta.
Hamid Karzai, presidente de Afganistán.
Otra de las preguntas que preocupa a los expertos es el papel que jugará Pakistán una vez que las tropas internacionales abandonen Afganistán. "Pakistán es la gran incógnita. De momento ha permitido dejar salir a los talibán a la reunión de Qatar", explica Vendrell.
Enemigo histórico de La India, el Gobierno paquistaní quiere que en Kabul se forme un gobierno "leal y amigo" para mantener su tutelaje. Pero lo que más le interesa es que el país vecino no tenga como uno de sus aliados de referencia a La India.
En todo caso, "Pakistán debería mirar menos al oeste y más al este", asegura Vendrell en referencia a Irán. "Todo depende de si habrá guerra o no con Irán. Tal situación es indeseable, un conflicto con el que todos saldríamos perdiendo", dice Vendrell.
Por eso, Vendrell advierte de que el principal problema es que la comunidad internacional deje Afganistán en una situación de paz débil. Si así fuese, lo más probable sería que todo el escenario dibujado en Asia central saltase por los aires si EEUU decide intervenir en Irán.
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/01/internacional/1328113254.html
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