El dilema de Mourinho
El técnico portugués, cuestionado por primera vez por la hinchada, discutido en el vestuario y sin coartadas arbitrales, acude al Camp Nou sin otro remedio que cambiar su táctica y arriesgar
Los jugadores creen que el técnico prefiere plantear otro partido conservador
"Evitemos la goleada. Es imposible pasar la eliminatoria", dijo en la charla de mayo
El discurso está grabado en la memoria colectiva de la plantilla como el más significativo que les ha pronunciado el entrenador. Los jugadores consultados lo recuerdan abochornados. El entrenador intentó persuadirlos de que el objetivo era convencer al mundo de que la UEFA y el Barça -"los niños bonitos del fútbol mundial", decía- habían conspirado para dejarles en desventaja mediante la expulsión de Pepe. "En Barcelona hay tres opciones", avisó, "dos imposibles y una posible. La única opción posible es que el partido acabe con un marcador ajustado y perdamos la eliminatoria. La imposible es que nos ganen por goleada. La otra imposible es que ganemos la eliminatoria. Si por casualidad nos clasificamos, ¡perfecto! Pero a mí me vale un 2-1 o un 1-0. Hay que evitar la goleada a toda costa porque, si no, no podremos reclamar por el robo del partido de ida. Porque si nos meten una paliza haremos el ridículo. Todos los medios dirán: '¿Dónde están los árbitros, Mourinho?'. Por eso tenemos que salir a hacer un partido tranquilo. A esperar en nuestro campo y a no descuidarnos atrás".
Los jugadores admiten que se quedaron "alucinados" al oír al técnico, que, además, les pidió que se quejaran de los arbitrajes tras el encuentro. Ayer en el vestuario sospechaban que Mourinho, en lugar de organizar un ataque a gran escala, intentaría plantear mañana otro partido conservador. De nuevo, quiere evitar un resultado humillante. Pero esta vez no sólo no existen razones para pensar en una conspiración -Pepe no está sancionado y él, entonces suspendido por la UEFA, tampoco- sino que los jugadores no están dispuestos a seguirle. Casillas le advirtió a Mourinho en septiembre que no secundaría nunca más una estrategia como la que propuso en aquella visita al Camp Nou.
Los jugadores sospechan que Zidane no tardó ni una hora en llamar a Florentino Pérez, el presidente, para contarle lo sucedido en aquella charla de mayo. Cuando terminó el entrenamiento la directiva ya se había enterado de los detalles. Casillas y Ramos esperaron una llamada del presidente hasta última hora, en la concentración del hotel Juan Carlos I en Barcelona. Creyeron que Florentino Pérez desautorizaría al técnico y les pediría ir a por todas. Pero la llamada no se produjo y Mourinho despidió al equipo en el hotel.
Fue el propio Casillas quien convocó a sus compañeros en el autobús, camino del estadio, para intentar mentalizarles para buscar la victoria. "¡Hay que respetar la táctica pero nuestra actitud tiene que ser la de ir a por la eliminatoria!", le oyeron decir. "¡Se tiene que ver que vamos a por el partido!". La arenga se prolongó hasta el túnel de vestuarios. Pero el partido acabó con un resultado previsto por el técnico: 1-1.
Dicen los jugadores en Valdebebas que nunca han atacado al Barça con todos los medios disponibles. Creen que Mourinho quiere volver a especular pero que no se atreve a pedirles que sean demasiado conservadores esta vez. Sabe que sus ideas ya no arrastran como antes.
Las dudas se multiplican tras las declaraciones de Mourinho el domingo, anunciando que está dispuesto a marcharse. El rumor recorre los pasillos del club desde el verano. El técnico no se entusiasma ante la perspectiva de prolongar su estancia en el Madrid. Le preocupa la pérdida progresiva de su reputación exitosa. Piensa que, de permanecer en España, se expone a la interminable prueba del Barcelona. Un duelo que Mourinho sólo ha ganado una vez de nueve y que mañana ofrecerá su décimo capítulo.
http://www.elpais.com/articulo/deportes/dilema/Mourinho/elpepidep/20120124elpepidep_2/Tes
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