BIENVENIDOS AL OLIMPO

domingo, 27 de noviembre de 2011

La nueva etapa de gobierno encara enormes desafíos, desde el reajuste del gasto y la racionalización de la administración a la recuperación del respeto entre las instituciones y por parte del ciudadano

La nueva etapa de gobierno encara enormes desafíos, desde el reajuste del gasto y la racionalización de la administración a la recuperación del respeto entre las instituciones y por parte del ciudadano

La epidemia de paro que sufre España arranca de principios de los años ochenta, con la segunda crisis del petróleo y una dura recesión. Desde entonces la tasa de paro marca dos dígitos, excepto en los tres años que van de la primavera de 2005 al invierno del 2007, que registran tasas entre el 8% y el 10%. Durante esos tres años la ocupación creció en dos millones de personas (de 18,5 a 20,5 millones de ocupados) y la población residente llegada de otros países creció en dos millones. Con esa tasa de 8% de parados (dos millones) había demanda de empleo no atendida, es decir parados crónicos, irredentos.
De manera que España tiene un problema severo de empleo, con una tasa de paro insoportable para cualquier otro país, para los que un 8% de paso supone un techo, una alarma, que aquí significa el suelo en una etapa de alto crecimiento. La otra anomalía es que en etapas de estancamiento o recesión, cuando otros países europeos incrementan su paro hasta el 10% (solo Grecia e Irlanda lo superan ahora), en España es el doble. La actual recesión-estancamiento (desde el otoño del 2007) se ha llevado por delante 2,3 millones de puestos de trabajo ya existentes, a los que hay que añadir otras 700.000 personas que demandan los nuevos activos.

Lo que más preocupa a los españoles

Es el problema que más preocupa a los españoles, arruina la historia de éxito de este período y las respuestas desde la política son inanes. El modelo no funciona, es evidente, ni en etapas de máximo crecimiento el paro dejó de ser el primer problema nacional.
Hay que reformar a fondo el sistema, aproximarlo a la media europea, copiar los modelos de los países con menos paro y más empleo. Hay que poner un tapón a los despidos, caros y decepcionantes; que generan un coste altísimo de subsidios (más de 30.000 millones de euros año desde el 2009) y que se agotan con el paso del tiempo. El problema del paro exige medidas de choque, revertir la actitud ante el empleo y el despido, incentivar la contratación, modelos de empleo parcial y de flexibilidad, vincular salarios a productividad y subsidios a empleabilidad. El empleo llama al empleo, no hay otra prioridad que propiciar empleo, porque cinco millones de parados no los puede soportar una sociedad con autoestima y confianza en el futuro.

No hay comentarios: