Un nuevo hito en la medicina mundial
- El director de la ONT valora la intervención realizada por el Dr. Cavadas
La sanidad española en general, la valenciana en particular, todo el Hospital La Fe en su conjunto y la figura irrepetible de Pedro Cavadas una vez más como líder del proyecto han conseguido marcar un hito sin precedentes en la medicina mundial. Muchos han sido los logros de nuestro sistema de trasplantes, tanto en cantidad como en calidad, pero hasta ahora no habíamos podido decir que en uno de nuestros hospitales públicos se había realizado un procedimiento hasta entonces no realizado en ningún lugar del mundo.
Lo han hecho posible todas estas instancias, compuestas por profesionales de primerísima línea y sobre todo una vez más la generosidad de la familia de un donante que es la que a fin de cuentas ha permitido afrontar el camino de la recuperación a un paciente de otra forma condenado a una silla de ruedas de por vida.
Hay que dejar muy claro que una amputación unilateral no habría sido objeto de trasplante ni tampoco una bilateral por debajo de la rodilla que habría podido solucionarse con prótesis. La asunción del riesgo de una intervención quirúrgica muy importante, una medicación anti rechazo de por vida como en cualquier trasplante y una rehabilitación que por lo que sabemos de los trasplantes de brazos, va a ser larga y complicada, solo está justificada en un caso como éste sin otra solución posible.
La comisión de trasplantes del consejo interterritorial que hace algo más de un año informó favorablemente esta intervención tuvo muy en cuenta todos estos aspectos, así como el hecho de que el paciente, una vez debidamente informado y enterado de los pros y contras decidió que merecía la pena estos riesgos con tal de recuperar la deambulación. No hay muchos casos como éste de manera que no cabe esperar una proliferación de enfermos similares. Recuerdo sin embargo que cuando la noticia se hizo pública, aparte la natural curiosidad en todo el mundo, desde el Reino Unido plantearon la existencia de soldados británicos en Afganistán con amputaciones altas por minas que podrían ser candidatos a este procedimiento.
Ahora solo cabe esperar la evolución del paciente, respetar la intimidad del mismo y por descontado el anonimato del donante y desear con todas las fuerzas que se haya conseguido lo que para el doctor Cavadas (y para cualquier médico que ame su profesión) constituye una máxima fundamental: hacer lo posible y lo imposible para solucionar un problema a un enfermo.
Nada más y nada menos que eso. Un motivo más para conservar como oro en paño esta joya que representa nuestro Sistema Nacional de Salud.
Lo han hecho posible todas estas instancias, compuestas por profesionales de primerísima línea y sobre todo una vez más la generosidad de la familia de un donante que es la que a fin de cuentas ha permitido afrontar el camino de la recuperación a un paciente de otra forma condenado a una silla de ruedas de por vida.
Hay que dejar muy claro que una amputación unilateral no habría sido objeto de trasplante ni tampoco una bilateral por debajo de la rodilla que habría podido solucionarse con prótesis. La asunción del riesgo de una intervención quirúrgica muy importante, una medicación anti rechazo de por vida como en cualquier trasplante y una rehabilitación que por lo que sabemos de los trasplantes de brazos, va a ser larga y complicada, solo está justificada en un caso como éste sin otra solución posible.
La comisión de trasplantes del consejo interterritorial que hace algo más de un año informó favorablemente esta intervención tuvo muy en cuenta todos estos aspectos, así como el hecho de que el paciente, una vez debidamente informado y enterado de los pros y contras decidió que merecía la pena estos riesgos con tal de recuperar la deambulación. No hay muchos casos como éste de manera que no cabe esperar una proliferación de enfermos similares. Recuerdo sin embargo que cuando la noticia se hizo pública, aparte la natural curiosidad en todo el mundo, desde el Reino Unido plantearon la existencia de soldados británicos en Afganistán con amputaciones altas por minas que podrían ser candidatos a este procedimiento.
Ahora solo cabe esperar la evolución del paciente, respetar la intimidad del mismo y por descontado el anonimato del donante y desear con todas las fuerzas que se haya conseguido lo que para el doctor Cavadas (y para cualquier médico que ame su profesión) constituye una máxima fundamental: hacer lo posible y lo imposible para solucionar un problema a un enfermo.
Nada más y nada menos que eso. Un motivo más para conservar como oro en paño esta joya que representa nuestro Sistema Nacional de Salud.
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