El sargento 'sádico' de Irak y Afganistán
Coleccionaba los dedos de sus víctimas. Planeó el asesinato de un 'mullah' en Afganistán poniéndole una granada bajo el cuerpo. Ordenó disparar a discreción contra el coche en el que viajaba una familia con niños en Irak. Se tatuaba un cráneo rojo por cada civil muerto en sus acciones... Y aterrorizaba a los miembros de su propia compañía amenazando con asesinarlos cruelmente si le delataban.
Como en una trágica y polvorienta secuela de 'Apocalypse Now', Calvin Gibbs se empeñó en protagonizar su propia película sobre los horrores de la guerra. El sargento 'sádico', como se le conoce ya popularmente en Estados Unidos, comparecerá próximamente en un tribunal militar mientras se van acumulando las pruebas.
El 'New York Times' ofrece un espeluznante retrato del sargento Gibbs a partir de los testimonios de sus compañeros de pelotón, pese a la insistencia de su esposa y madre de su hijo, la soldado Chelsy Gibbs: "Calvin es mi héroe por los sacrificios que ha hecho por nuestro país...".
El Ejército de Tierra investiga entre tanto la involucración del sargento 'sádico' en al menos tres sangrientos episodios en Afganistán y ha decidido reconstruir sus andanzas mientras estuvo desplegado en Irak en el 2004, ante la sospecha de su implicación en varios tiroteos a civiles (y posiblemente en la muerte de soldados en acciones de combate).
Según el soldado Jeremy Morlock, el sargento Gibbs actuó durante meses movido "por el odio a hacia los afganos" y aterrorizó a los miembros de su propia compañía amenazando con matarles si revelaban sus atrocidades.
Gibbs llegó a mutilar a algunas de sus víctimas y a lanzar los dedos recién cortados contra las botas de los soldados para intimidarles. Según su propia confesión a los investigadores, los seis cráneos que llevaba tatuados en el cuerpo correspondían a otras tantas víctimas (tres en Irak y tres en Afganistán).
"Me dijo que el tipo de soldado que quería era aquel capaz de matar sin ningún remordimiento", confiesa otro soldado, Ashton Moore, en la investigación abierta por el Ejército de Tierra y parcialmente revelada por el New York Times. "Estaba buscando gente que dispara contra cualquiera por el mero hecho de disparar".
Según el pliego de cargos, el sargento Gibbs llegó a matar a civiles iraquíes "como deporte" y simuló frecuentemente situaciones de combate para aterrorizarlos. En uno de los episodios, en Kandahar, Gibbs ordenó el asesinato del 'mullah' Allah Dad, que murió al estallarse una granada bajo su cuerpo. "Nos devolvieron el cadáver en una bolsa negra", declara al New York Times su cuñado, Abdullah Jan. "Lo trataron como basura".
El diario neoyorquino ha indagado en la cara oculta del sargento 'sádico', nacido hace 26 años en Billings (Montana) y exculpado de antemano por amigos de su infancia como Eric Thomas: "Calvin no es un asesino". Tras hablar con el por teléfono desde la prisión militar donde se encuentra, Thomas asegura que su viejo amigo sostiene que las atrocidades que se le imputan son falsas.
Otros testimonios hablan sin embargo de la adolescencia conflictiva de Calvin Gibbs, conocido por su ausencias constantes en las aulas y por su implacables marcajes como defensa de fútbol americano. Sus padres decidieron ingresarle en una escuela privada conocida por sus lazos con el ejército.
Como para tantos jóvenes en la América profunda, el uniforme se convirtió en tabla de salvación. Su sueño era ingresar en los Marines, pero se quedó en soldado del Ejército de Tierra, donde fue promovido a sargento. Fue destinado una vez a Irak y en dos ocasiones a Afganistán. Se casó por el rito mormón y en el 2008 tuvo un hijo, Calvin Richard Gibbs Jr.
http://www.elmundo.es/america/2010/10/05/estados_unidos/1286295790.html
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