Argentina se ceba con la campeona
El sol anunciaba la primavera en Buenos Aires y España, campeona del mundo, se llevó un meneo de impresión en el Monumental. Al menos en el marcador, cruel quizá con sus méritos, porque siempre propuso y cayó de bruces ante un rival que se limitó a golpear con saña. Bastó un cuarto de hora para que Argentina cantara bingo en sus dos primeras llegadas, contundentes, demoledoras. Una ducha fría tirando a congelada cuando la pifió Reina y Tévez colocó el tercero, antes del descanso, demasiado incluso para esta España, siempre fiel con el balón, pero privada por decisión propia de varios titulares imprescindibles. [Narración (4-1)]
Fue la derrota más abultada desde 2001, una fúnebre celebración del Príncipe de Asturias, bien fresco aún en el ánimo de todos. Un severo tropezón, inesperado, más doloroso por lo abultado que por la imagen. Cuatro zarpazos argentinos destrozaron la imagen de invulnerabilidad de un grupo que se ha ganado sobrado crédito. No hay que poner excusas a la derrota, ni siquiera en los tres lanzamientos a los palos, ni en las suplencias de Casillas, Ramos, Xavi o Torres. Se perdió bien, merecidamente. Ya habrá tiempo para rectificar.
Y no miren a Del Bosque, que repartió minutos porque cree en todos, porque Alonso, Busquets y Fábregas han demostrado muchas veces su capacidad para encabezar las operaciones. Y qué decir de Iniesta o Silva como ayudas de cámara de Villa. Sacó España de centro y mantuvo la posesión 105 segundos, sin equivocar la entrega, precisa, segura, campeona. La puesta en escena prometía, aunque todo funcionó al revés. Fue Argentina, con más centrocampistas de los que nunca colocó Maradona, quien replicó furiosa.
Sus dos primeras llegadas se contaron como goles, con transiciones vertiginosas, dos asistencias de Tévez para mayor fortuna de Messi e Higuaín. Nada que objetar al primero, pese a la ajustadísima posición de Leo. Más reprochable el 2-0, facilitado por las dudas de Marchena al tirar el 'órsai'. Un pestañeo no más y el Monumental latía como sólo laten los estadios en Argentina.
Una dura lección para La Roja, sometida por el poder de Mascherano y Cambiasso y la frescura de Banega. Por no hablar de Messi, discutido, dicen. El mejor del mundo, siempre aliado con Tévez, participó siempre vertical, para sacarse la espina del Mundial. La grada coreaba la posesión de su equipo y España sufría horrores para parecerse a sí misma. Incluso así, se ganó metros con esfuerzo y Villa cruzó un zurdazo desde la frontal para hacer crujir la escuadra. Increíble prólogo a la acción más triste de la noche, una sencilla cesión de Arbeloa, un resbalón de Reina y la definición de Tévez.
Cuatro cambios en el descanso
No había ya forma humana de recuperarse de aquello, aunque Villa volviera a tropezarse con la madera en un libre directo que tropezó en Mascherano. Llegó el descanso y Del Bosque metió a Valdés, Cazorla, Navas y Llorente. Fiel a la hoja de ruta, rotaciones para todos, completadas poco después por Pedro y el anhelado Xavi. El caso es que algo mejoró la cosa con Navas en el extremo derecho. Un cabezazo picado de Llorente y una llegada del sevillista servida por Xavi, pusieron en alerta a Romero.
Argentina, por entonces, se complacía en la defensa del resultado. Todos detrás del balón, acompasando la presión, buscando sólo muy de vez en cuando la sorpresa para alegría de Sergio Batista, condenado a una ya pesada provisionalidad. Higuaín pudo también poner el cuarto y el gol de Di María no valió por su claro fuera de juego. La victoria no se discutía, aunque España insistió con encomiable dignidad.
Xavi ordenó los conceptos y se buscó al menos el gol del honor. Lo rozó dos veces Cazorla, primero tras un derechazo de Navas y luego con una volea que desvió Romero y volvió a repeler el travesaño. Ya lo merecía España desde hacía un buen rato. Otra gran mano del arquero antes del gol de Llorente, puro centrodelantero, un giro en el área, aguantando de espaldas y sacando el tiro abajo. Alguno soñó entonces con algo más, pero fue Agüero, tras centro del brutal Heinze, quien cerró el resultado. Todo un alivio para Argentina, que bien que lo necesitaba. Y un aviso para navegantes para la dueña de la copa. Sólo un aviso, porque dudar de ellos sería como dudar de la luz del sol que lleva la primavera a Buenos Aires.
http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2010/09/07/futbol/1283884986.html?a=50652324034486246ce5ff121edd7e84&t=1283927325&numero=
Nota de la autora de este blog, autora también del libro que da título al mismo blog.
Lo que dije ayer, lo mismo. Eso de tanto bombo y platillo con el rollo de "la roja". Son un grupo de niñatos millonarios que a veces juegan al fútbol. Lo dicho: a trancas y barrancas. ¡¡A ver si aprenden de una vez a jugar bien y a trabajar más!!! ¿Por qué no les quitan el dichoso premio "príncipe de asturias"? No se lo merecen. Felicidades Argentina.
“Encontré el Olimpo bajo mi cama” es un libro que presenta a la mitología griega bajo un punto de vista cercano. “Muchas veces ayudó una broma donde la seriedad solía oponer resistencia”, decía Platón. La novela va dirigida tanto a personas jóvenes como a personas adultas. Es para aficionados a la mitología y a quienes nunca la comprendieron. Para amantes de la literatura como para apasionados del humor. Sara González Villegas.
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