La fiesta y el suplicio
Unos toman mate mientras caminan, envueltos en la bandera de bandas azules. Otros, puro fulgor naranja, desfilan por los bares agarrados a la cerveza. Ciudad del Cabo, una ciudad echada a la calle, se abraza al sol y a la brisa marina en las horas previas a la primera semifinal del Mundial. "Este torneo es una fiesta, pero cada eliminatoria es un suplicio", resumió Óscar Washington Tabárez en la última rueda de prensa previa al partido. Uruguay y Holanda, las dos sorpresas de esta Copa del Mundo, se juegan los cuartos esta noche (20.30 horas) en el coqueto Green Point, recostado a los pies de la Table Mountain, último fulgor de tierra ante la inmensidad de la mar océana.
El fútbol ha devuelto parte de lo que debía a dos minúsculos países emparentados por una arraigada tradición futbolística. Sin embargo, tanto en los protagonistas como en los aficionados, se percibe una sutil diferencia. Los holandeses, con futbolistas más desequilibrantes, no hablan sino del título, ese que se les escapó en 1974 y 1978. Mientras, el entorno y la afición charrúa, ya da por bueno el extraordinario éxito de participar colarse entre los cuatro mejores del mundo 40 años después. Ofrecerán pelea, por algo son uruguayos. Pero en caso de derrota, el aeropuerto de Carrasco también recibirá con honores a los héroes.
Hay pocos uruguayos en Ciudad del Cabo, aunque pasean con el pecho henchido de orgullo. Casi todos tienen entradas y ya lo celebran en el Grand Parade, la zona habilitada por la FIFA para la convivencia de las aficiones. La mayoría de holandeses (unos 5.000 teñirán de color esta noche las gradas) llevan más de una semana alojados en Paarl, a 45 kilómetros de la ciudad, una zona de cámping donde sus antepasados instalaron sus primeros campamentos hace 300 años. Algunos hacen sonar sus vuvuzelas mientras apuran los últimos tragos. Todos sueñan con que el destino les devuelva lo que tantas veces les robó.
Motivos les sobran en la estadística al equipo de Bert Van Marwijk, invicto en sus últimos 24 compromisos, con 13 victorias consecutivas en otros tantos partidos oficiales. Arjen Robben, completamente restablecido de su lesión en el muslo, peleará con Thomas Müller y David Villa, por el galardón de mejor futbolista del torneo. Y Wesley Sneijder ha anotado seis goles las siete últimas veces que vistió la camiseta naranja.
Más cruda es la realidad uruguaya, con las bajas del sancionado Luis Suárez y la lesión de Diego Lugano, capitán y líder del vestuario. Será duda hasta última hora, aunque si participa, lo hará notoriamente mermado. La Celeste se presenta por primera vez en su historia con sólo un jugador de Peñarol y Nacional, los dos clásicos de Montevideo. Se trata de Egidio Arévalo, volante defensivo de corazón amarillo y negro, que ha disputado íntegros los 480 minutos de competición en Sudáfrica.
Son tiempos duros para el fútbol uruguayo, víctima de la fuga de cerebros, cada vez a edades más tempranas, camino de Europa. "En este deporte, la diferencia entre primer y tercer mundo cada vez es más amplia. Pero por suerte, esto es un juego y tendremos nuestras opciones", concluyó ayer Tabárez. Si fueron capaces de sobrevivir a las circunstancias más adversas ante Ghana, hay que seguir contando con ellos.
http://www.elmundo.es/mundial/2010/2010/07/06/fasefinal/1278419062.html
NOTA DE LA AUTORA DE ESTE BLOG: Ánimo Uruguay!!!!!!!!!!!!!!
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