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sábado, 22 de mayo de 2010

TOROS EN CATALUÑA.


¡Qué buenos chicos! Los socialistas catalanes piden que se garantice que los toros y caballos no salen dopados. ¡Ah!, ¿pero salen dopados?
Me siento sinceramente conmovida por tanta sensibilidad. Antes de conocer la propuesta pensaba, en mi ingenuidad, que sólo había dos formas de verlo. O estar a favor de torturar a un animal hasta la muerte, para goce de los amantes del instinto básico. O civilizar los instintos, y no permitir que el goce pase por la tortura gratuita. Pero los socialistas catalanes, tan brillantes en el arte del camuflaje, han inventado la tercera vía, y a ella se aferran para justificar que votaran en contra de prohibir las corridas de toros en Catalunya.
Sabemos, pues, dos cosas. Primera, que el PSC ha roto la ambigüedad, se ha sumado a los poderosos intereses del sector y ha ninguneado a los miles de votantes que están en contra de las corridas. Porque, no nos engañemos, si las encuestas oficiales son tan rotundas contra los toros –más del 80% del país–, necesariamente los votantes socialistas están mayoritariamente en contra. Como pasa, por cierto, a pesar de la propaganda oficial, en muchos rincones de la Península. Y lo segundo que sabemos es que al PSC no le duele la tortura hasta la muerte, si se "dignifica" el proceso, lo cual es un eufemismo que, si no fuera infame, sería cómico. El reglamento "para el trato más digno posible" que plantean dice cosas como las siguientes: que se garantice que los animales no salen dopados. ¡Ah!, ¿pero salen dopados?...; que se eviten "manipulaciones contrarias al respeto a los caballos". ¡Ah!, ¿pero es que hacen manipulaciones contrarias al respeto a los caballos?; que se limite el número de veces que el torero intenta matar al toro, cuando se dedica a clavar el estoque por todas partes y no acierta el punto de muerte. Porque hasta ahora les importaba un pepino que un torero inepto masacrara al toro a estoques, antes de matarlo. Y, finalmente, en su magnanimidad, plantean que se regulen las dimensiones de las espadas y banderillas. ¡Ah!, ¿pero no estaban reguladas? Pues es de agradecer de lo que se entera una gracias al PSC: que se dopan caballos y toros, que se maltrata a los caballos, que se permite todo tipo de barbaridades con la espada y que los instrumentos de tortura no están suficientemente regulados. Es decir, que toda la concesión que el PSC hace a la dignificación de una sociedad y a la erradicación de las prácticas bárbaras es plantear un reglamento para ser algo menos bárbaros. Impresionante. Ciertamente, estimados amigos socialistas, vuestra sensibilidad nos emociona hasta el llanto. ¡Hipócritas! Con las cosas claras en can PSC, la piedra está en el tejado de CiU, cuyas declaraciones, hasta ahora, parecen tranquilizadoras. Y si las cuentas salen, con ERC e IC a favor, Catalunya prohibirá finalmente las corridas de toros. Cuando ello ocurra, miraremos hacia el PSC con la esperanza de que a algunos de sus miembros más sensibles les caiga la cara de vergüenza.
Pilar Rahola
La Vanguardia. Barcelona.
16/05/2010

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