Varios expertos abogan por levantar el veto a los gays en las donaciones
MADRID.- "Es tiempo de cambiar la política". Ésta es la petición que lanzan varios expertos canadienses en las páginas de la revista 'Canadian Medical Association Journal'. Argumentan que, si bien en 1983 la prohibición de donar sangre a los hombres que mantienen sexo con hombres estaba justificada, en 2010 no hay ningún argumento científico que respalde este veto para evitar la transmisión del VIH/sida.Entre los firmantes del artículo están Mark Wainberg, codescubridor del 3TC, uno de los primeros fármacos capaces de controlar la infección por VIH y cabeza del programa de investigación sobre sida en el Hospital General Judío de Montreal; y Norbert Gilmore, otro de los expertos más conocidos en la materia en el país norteamericano y profesor de la Facultad de Medicina McGill.En 1983, en virtud del principio preventivo, las autoridades de EEUU y Canadá prohibieron que cualquier hombre que hubiera mantenido relaciones con otro después de 1977, aunque hubiera sido en una única ocasión, donara sangre. La medida, estaba justificada entonces por la ausencia de métodos para detectar el virus del sida –el primero apareció en 1985- y se ha perpetuado en el tiempo a pesar de que el panorama ha cambiado sustancialmente en estos años.
Especialmente, "con el desarrollo de tests de detección del VIH más sensibles", que han hecho que los falsos negativos ocurran de forma "remota", ha explicado Wainberg.
Sin embargo, la prohibición total sigue vigente. En Canadá, como en otros países de Occidente, la prevalencia del VIH entre los varones homosexuales es mucho más alta que en la población general (67 veces más en este caso). El temor a que un fallo en las pruebas permita la entrada de su sangre en los bancos sustenta aún el veto.
Cuestión de justicia social
"Esta política es contraproducente", denuncian los autores. No sólo porque reduce el número de donantes potenciales sino por la imagen que proyecta de estas organizaciones, menoscabando su credibilidad y dando pie a protestas estudiantiles, posibles boicots y denuncias, añaden.En su lugar, este grupo de expertos recomienda la aplicación de los protocolos vigentes en otros países, como Australia, Japón o Suecia, que permiten donar a los varones homosexuales monógamos y con pareja estable. En estos casos, se suele exigir que transcurra un tiempo -uno, cinco, 10 años- desde el inicio de la relación hasta que la persona se convierte en donante.
Adoptar esta política en Canadá en el plazo de un año, por ejemplo, supondría un riesgo de una unidad de sangre contaminada por VIH por cada 11 millones de unidades extraídas. Si el intervalo se sitúa en cinco años, el riesgo de que una muestra contaminada llegara a los bancos sería igual al que existe en la población general.
En cambio, el número de donantes crecería. Así, "tal vez, no sufriríamos los problemas de escasez de sangre que tenemos constantemente", indica Gilmore. Además, "también existe una cuestión de justicia social, que se extiende más allá de la comunidad gay", añade Wainberg."Cuando una política discriminadora no está justificada por la ciencia, genera controversia. Hemos visto protestas, boicots en los campus, así que creo que las agencias de donación estarían en mejor situación si estuvieran de acuerdo con nosotros. Honestamente, sospecho que muchas de ellas ya lo hacen, en privado", concluye Wainberg.
Algunos datos que hacen menos comprensible esta prohibición son que los heterosexuales con múltiples parejas sólo deben esperar un año desde su último encuentro para poder donar. Lo mismo que las mujeres que tienen relaciones con hombres que han tenido sexo con hombres. Paradójicamente, los varones con contactos homosexuales sí pueden donar órganos tras una espera de cinco años. La medida se adoptó en 2007 ante la escasez de donaciones en Canadá.
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2010/05/26/hepatitissida/1274868891.html
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