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jueves, 22 de abril de 2010

ELECCIONES REINO UNIDO 2010

El Ave Fénix del laborismo
 En cierto modo se podría decir que Gordon Brown (Glasgow, 1951) es un producto típico del laborismo escocés. Un movimiento impregnado de sus raíces obreras y cristianas en el que el premier se inició gracias al ejemplo de su padre: un pastor presbiteriano que ejerció su ministerio en el pueblo costero de Kirkcaldy, a orillas del mar del Norte.
Hay quien ha atribuido el carácter hosco de Brown a su larga convalecencia juvenil, propiciada por un partido de rugby que le dejó tuerto del ojo izquierdo y muy mermado del ojo derecho. Circunstancias que no le impidieron sacar brillo a un currículo académico impecable y lanzarlo a una carrera política que lo ha llevado a Downing Street.En sus años mozos, Brown siempre tuvo fama de un cierto desaliño indumentario. Lo que no le impidió generar una fama merecida de mujeriego y ligarse a una princesa rumana que le abandonó incapaz de aceptar su estajanovismo enfermizo y su dedicación a la política. Brown fue elegido diputado en 1983 y el destino quiso que una vez en los Comunes compartiera un despacho sin ventanas con otro recién llegado: un jovencísimo Tony Blair. Desde entonces, inició una lenta ascensión en el partido que le llevó a estar entre los elegidos en la carrera sucesoria después de la súbita muerte en 1994 del líder laborista John Smith. Entonces llegó el instante que marcaría el resto de su vida: declinó presentar su candidatura por el liderazgo y ser el escudero de Tony Blair. Una decisión de la que después se ha arrepentido muchas veces y que le convirtió en un animal político rencoroso y conspirador.Brown logró deshacerse de Blair en junio de 2007 y heredar su puesto sin que mediara la voluntad de los británicos ni la de los militantes laboristas, que sólo pudieron votar por él. Al principio ganó prestigio y popularidad por su gestión de un puñado de crisis que incluyeron dos oleadas de inundaciones, dos intentonas terroristas y una epidemia de fiebre aftosa. Sin embargo, su popularidad se desplomó de un plumazo en otoño de 2007 por acariciar la idea de un adelanto de las generales y luego echarse atrás en un afán entre frívolo y calculador. Desde entonces, su mandato fue una sucesión de errores y meteduras de pata con un breve paréntesis: su intervención eficiente en la solución de la crisis bancaria internacional.


http://www.elmundo.es/especiales/2010/04/internacional/elecciones_reino_unido/

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