BIENVENIDOS AL OLIMPO

miércoles, 8 de octubre de 2014

Manuel Torres, enfermero que asiste a Romero, cree que el contagio "pudo evitarse"

“Con el traje estás a 50 grados, desesperado por quitártelo”

Manuel Torres, enfermero que asiste a Romero, cree que el contagio "pudo evitarse"

El equipo recibe terapia psicológica para mantener la calma y no cometer un error fatal

"Esto se podía haber evitado". Lo dice, convencido, Manuel Torres, uno de los enfermeros que en estos momentos está atendiendo a Teresa Romero, la primera contagiada por ébola fuera de África, y a las otras cinco personas en observación por riesgo de contagio. Torres es delegado sindical de CSI-F y ya atendió el pasado agosto a Miguel Pajares, el primer religioso repatriado para ser tratado en Madrid de la enfermedad y que finalmente falleció en el hospital Carlos III. Este miércoles Torres y sus compañeros han empezado a recibir terapia psicológica para superar el estrés que les causa la falta de preparación para afrontar esta crisis y sobre todo, para recuperar la tranquilidad que necesitan para no cometer errores. "La formación que nos dieron es cero. Solo un cursillo rápido sobre el traje de aislamiento, que tenemos que quitarnos en una inclusa estrechísima. Nosotros mismos hemos tenido que ir improvisando el protocolo sobre la marcha. Por ejemplo, nos dimos cuenta de que era fundamental que otra persona supervisara y te fuera indicando por un  micrófono desde fuera cómo quitarte el traje de aislamiento para no contaminarte, porque cuando llevas media hora con él puesto, a 50 grados, estás desesperado por quitártelo". Fue precisamente quitándose el traje cuando la propia Romero cree que se contagió
Torres explica que ese mismo estrés lo sufren los empleados de limpieza que tienen que entrar cada día en la habitación para fregar. "A ellos también hemos tenido que enseñarles a ponerse y quitarse el traje".
Este enfermero está en contacto con Teresa Romero "unas tres veces al día". "Por la mañana entras a darle el tratamiento y el desayuno, se la asea, se le cambian las vías...". Cuando atendió a su primer paciente de ébola, el religioso Miguel Pajares, Torres explica que tenían "descansos de dos horas", pero ese descanso se ha reducido a "cinco o diez minutos" porque el equipo es ahora más pequeño. "Empezamos siendo entre cuatro y seis personas para atender a un paciente [Pajares], y ahora para atender a seis estamos cuatro enfermeros, cuatro auxiliares y un médico". El equipo que atendió a Pajares fue convocado para atenderle, sin opción a negarse. "Pero para tratar al segundo repatriado se estableció que fuera de forma voluntaria porque había gente con hijos que decía que lo pasaba mal", recuerda Torres. Teresa Romero fue una de esas voluntarias.
"Teresa está bien, dentro de lo que cabe. Estable. Pasa el rato hablando por teléfono con su marido o su madre y consultando Internet", relata Torres. "Una situación muy diferente a la del segundo repatriado, el religioso Manuel García Viejo, que ya vino muy, muy mal". Falleció a los cuatro días de llegar a España. 
"Vaya al médico de cabecera"
"No tengo miedo. Llevo muchos años tratando infecciones y empecé con enfermos de sida. Esto es mi trabajo, no me da miedo, pero respeto sí", afirma Torres. Este veterano enfermero critica, además, el protocolo a seguir después del fallecimiento de los dos religiosos. "Nos dijeron que nos tomáramos la temperatura dos veces al día y que si teníamos fiebre llamáramos al servicio de prevención de riesgos laborales del hospital. Como este servicio solo funciona de ocho a tres de la tarde y de lunes a viernes, si nos subía la fiebre fuera de ese horario nos dijeron que teníamos que acudir a nuestro médico de cabecera o a urgencias".
 
 
 http://politica.elpais.com/politica/2014/10/08/actualidad/1412794073_070153.html

No hay comentarios: