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Una vecina fue a saludar a Javier Limón el lunes y éste rechazó el abrazo
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Ninguna medida de protección una semana después de que comenzaran los síntomas
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Los vecinos de Avenida del Pinar, 35, en Alcorcón, no tenían ni idea el martes por la mañana de que la pareja del 6ºA estaba asilada en un hospital por alerta de ébola
"¿Ellos los del ébola? No creo, no puede ser, pero si han estado por
aquí estos días y con todas normalidad...". Lo decía este martes por la
mañana, en la puerta de enfrente de la vivienda de Teresa Romero Ramos y Javier Limón Romero, su vecina, Carmen.
Pero al momento algo hacía click en su cabeza: "Hombre, sí es verdad que anteayer me lo encontré a él en el descansillo y, cuando le fui a besar, porque su madre murió hace poco, de cáncer, una enfermedad que tenía desde hace tiempo... Bueno, pues le iba a besar y me dice: 'No me beses, que estoy malo'".
Mientras tiene lugar la conversación, se oye un 'arf, arf' perruno al otro lado de la puerta del 6ºA, la que ocupan Teresa y Javier. Es Excalibur, el can de la pareja, a quien han dejado encerrado, pero con la terraza abierta, "con 15 kilos de pienso y mucha agua". Entonces, el matrimonio esperaba poder volver pronto junto a su mascota.
Hasta el martes al mediodía, cualquiera podía entrar sin ningún problema hasta la puerta de la casa, tocar el timbre, escuchar al perro, manipular las teclas del ascensor... Algo que sólo unas horas después, cuando en el portal ya se había armado la marimorena de cámaras de TV y fotógrafos, sacaba de quicio a algunos vecinos.
"Es increíble que nadie nos haya dicho nada, yo ahora no toco ni las teclas del ascensor... ¡Qué miedo! Y el perro lo han dejado con la terraza abierta, suelto por la casa... ¿Eso no es peligroso?", decía otra.
De la pareja muy poco trascendía. Tan solo alguna conversación banal sobre la maternidad en la piscina del complejo, muy nuevo, o que él conducía un BMW de color verde oscuro... Y que son gente "muy reservada, muy discreta".
Otros vecinos que decían conocerles "desde hace 16 años" estaban al tanto de que Teresa iba a presentarse a las oposiciones "para sacar la plaza". La mujer llegó a presentarse el sábado pasado. En ese momento, la fiebre que tenía desde el martes ya había subido. El ébola comenzaba a mostrar su verdadero rostro.
Pero al momento algo hacía click en su cabeza: "Hombre, sí es verdad que anteayer me lo encontré a él en el descansillo y, cuando le fui a besar, porque su madre murió hace poco, de cáncer, una enfermedad que tenía desde hace tiempo... Bueno, pues le iba a besar y me dice: 'No me beses, que estoy malo'".
Mientras tiene lugar la conversación, se oye un 'arf, arf' perruno al otro lado de la puerta del 6ºA, la que ocupan Teresa y Javier. Es Excalibur, el can de la pareja, a quien han dejado encerrado, pero con la terraza abierta, "con 15 kilos de pienso y mucha agua". Entonces, el matrimonio esperaba poder volver pronto junto a su mascota.
Hasta el martes al mediodía, cualquiera podía entrar sin ningún problema hasta la puerta de la casa, tocar el timbre, escuchar al perro, manipular las teclas del ascensor... Algo que sólo unas horas después, cuando en el portal ya se había armado la marimorena de cámaras de TV y fotógrafos, sacaba de quicio a algunos vecinos.
"Es increíble que nadie nos haya dicho nada, yo ahora no toco ni las teclas del ascensor... ¡Qué miedo! Y el perro lo han dejado con la terraza abierta, suelto por la casa... ¿Eso no es peligroso?", decía otra.
De la pareja muy poco trascendía. Tan solo alguna conversación banal sobre la maternidad en la piscina del complejo, muy nuevo, o que él conducía un BMW de color verde oscuro... Y que son gente "muy reservada, muy discreta".
Otros vecinos que decían conocerles "desde hace 16 años" estaban al tanto de que Teresa iba a presentarse a las oposiciones "para sacar la plaza". La mujer llegó a presentarse el sábado pasado. En ese momento, la fiebre que tenía desde el martes ya había subido. El ébola comenzaba a mostrar su verdadero rostro.
http://www.elmundo.es/madrid/2014/10/08/5434470e22601d7e268b456d.html
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