Currás dimite como alcalde de Santiago y cede el puesto a Agustín Hernández
Las presiones del PP tumban al regidor compostelano, que desiste de formar nuevo gobierno
El alcalde de Santiago, Ángel Currás, asediado por los casos de corrupción
y bajo la presión de la cúpula del PP gallego, ha anunciado esta tarde
su dimisión del cargo. A Currás lo relevará el actual conselleiro de
Infraestructuras y Medio Ambiente de la Xunta, así como número tres
del PP gallego, Agustín Hernández, que en las últimas elecciones
municipales había concurrido de forma simbólica en la candidatura
popular como último de la lista. Hernández tendrá que abandonar su
puesto en el Gobierno gallego, lo que obligará al presidente de la
Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a acometer una crisis en el Ejecutivo.
Desde la pasada semana, Feijóo había evitado dar un respaldo público
al alcalde, a quien dejó solo con el argumento de que la decisión de
continuar o no en el cargo correspondía únicamente al propio Currás.
Hernández será el tercer alcalde de Santiago en los tres años transcurridos desde las últimas elecciones municipales, en las que el PP había conquistado por vez primera la alcaldía de la capital de Galicia. Pero a los pocos meses, en abril de 2013, la fiscalía se querelló contra el entonces alcalde, Gerardo Conde Roa, por defraudar 291.000 euros a Hacienda. Las presiones de su partido forzaron a Conde Roa a dimitir y ceder su puesto a Ángel Currás.
Aquel episodio abrió una grieta en el PP local, que al tiempo fue acumulando imputaciones por diversas causas judiciales. Fue tal la acumulación que 10 de los 13 concejales del PP, incluido el propio Currás, llegaron a estar imputados. La situación se hizo insostenible hace dos semanas, cuando siete ediles del gobierno local tuvieron que dimitir tras ser inhabilitados por sentencia judicial. El fallo les condenó por prevaricación al haber decidido en su día que el Ayuntamiento costease la defensa legal de un compañero suyo imputado en el caso ‘Pokémon’, que investiga el reparto de sobornos y favores a cambio de contratas públicas en varios ayuntamientos gallegos. A la renuncia de esos siete concejales se unió en los mismos días la de otros dos, implicados también en el caso Pokémon.
Currás se quedó entonces con solo cuatro de los 13 ediles que corresponden al PP. Apenas tenía ya recambios en la lista que los populares llevaron a las últimas elecciones —otros tres ediles habían dimitido también anteriormente— por lo que su intención era formar un nuevo gobierno con concejales no electos, reclutados fuera de la corporación. De hecho, Currás había convocado inicialmente a la prensa a las seis de esta tarde para anunciar el nuevo ejecutivo local y en los últimos días había comprometido ya algunos nombres, el más conocido, el del exárbitro internacional de fútbol Raúl García de Loza. Pero la dirección del PP optó por retirarle su apoyo e incrementó en las últimas horas la presión para que dimitiese. Y la comparecencia en la que se iba a detallar el nuevo gobierno se convirtió en el anuncio de la dimisión del alcalde.
"Desde la semana pasada se había producido una situación excepcional que requería una respuesta excepcional", ha explicado Currás. "Mi pasión por gobernar Santiago se había convertido en padecimiento", ha agregado el todavía alcalde, quien ha negado presiones de su partido aunque sí ha reconocido que antes de tomar la decisión conversó "largo y tendido" con Feijóo.
Sobre Currás pesan desde hace un año dos imputaciones judiciales. En el caso Pokémon, una juez de Lugo le acusa de tráfico de influencias por supuestamente haber enchufado a trabajadores en una guardería municipal gestionada por una empresa privada. Además, otra juez de Santiago tiene abierto un procedimiento contra él y otros antiguos responsables municipales por supuesta persecución a un policía local que en su día había denunciado a un miembro del PP a quien sorprendió ebrio en su coche durmiendo en medio de una rotonda de la ciudad.
Hernández será el tercer alcalde de Santiago en los tres años transcurridos desde las últimas elecciones municipales, en las que el PP había conquistado por vez primera la alcaldía de la capital de Galicia. Pero a los pocos meses, en abril de 2013, la fiscalía se querelló contra el entonces alcalde, Gerardo Conde Roa, por defraudar 291.000 euros a Hacienda. Las presiones de su partido forzaron a Conde Roa a dimitir y ceder su puesto a Ángel Currás.
Aquel episodio abrió una grieta en el PP local, que al tiempo fue acumulando imputaciones por diversas causas judiciales. Fue tal la acumulación que 10 de los 13 concejales del PP, incluido el propio Currás, llegaron a estar imputados. La situación se hizo insostenible hace dos semanas, cuando siete ediles del gobierno local tuvieron que dimitir tras ser inhabilitados por sentencia judicial. El fallo les condenó por prevaricación al haber decidido en su día que el Ayuntamiento costease la defensa legal de un compañero suyo imputado en el caso ‘Pokémon’, que investiga el reparto de sobornos y favores a cambio de contratas públicas en varios ayuntamientos gallegos. A la renuncia de esos siete concejales se unió en los mismos días la de otros dos, implicados también en el caso Pokémon.
Currás se quedó entonces con solo cuatro de los 13 ediles que corresponden al PP. Apenas tenía ya recambios en la lista que los populares llevaron a las últimas elecciones —otros tres ediles habían dimitido también anteriormente— por lo que su intención era formar un nuevo gobierno con concejales no electos, reclutados fuera de la corporación. De hecho, Currás había convocado inicialmente a la prensa a las seis de esta tarde para anunciar el nuevo ejecutivo local y en los últimos días había comprometido ya algunos nombres, el más conocido, el del exárbitro internacional de fútbol Raúl García de Loza. Pero la dirección del PP optó por retirarle su apoyo e incrementó en las últimas horas la presión para que dimitiese. Y la comparecencia en la que se iba a detallar el nuevo gobierno se convirtió en el anuncio de la dimisión del alcalde.
"Desde la semana pasada se había producido una situación excepcional que requería una respuesta excepcional", ha explicado Currás. "Mi pasión por gobernar Santiago se había convertido en padecimiento", ha agregado el todavía alcalde, quien ha negado presiones de su partido aunque sí ha reconocido que antes de tomar la decisión conversó "largo y tendido" con Feijóo.
Sobre Currás pesan desde hace un año dos imputaciones judiciales. En el caso Pokémon, una juez de Lugo le acusa de tráfico de influencias por supuestamente haber enchufado a trabajadores en una guardería municipal gestionada por una empresa privada. Además, otra juez de Santiago tiene abierto un procedimiento contra él y otros antiguos responsables municipales por supuesta persecución a un policía local que en su día había denunciado a un miembro del PP a quien sorprendió ebrio en su coche durmiendo en medio de una rotonda de la ciudad.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/06/09/galicia/1402319545_702194.html
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