La marea negra del Prestige,
que contaminó 1.600 kilómetros de costa y puso en jaque al Gobierno de
José María Aznar y a la Xunta de Manuel Fraga, dejó encima de la mesa
una factura de 4.328 millones de euros. Desde
que ayer el presidente del tribunal que ha juzgado el caso proclamó la
absolución de los tres acusados, esta monumental deuda, que incluye las
pérdidas y gastos ocasionados por el vertido a Administraciones,
empresas y particulares, no tiene quién la pague. Como solo se ha
acreditado un delito de desobediencia por parte del capitán, Apostolos
Mangouras, y este desacato a las autoridades españolas no causó los
daños, esgrime la sentencia, las responsabilidades civiles por lo
ocurrido hace 11 años se esfuman.
Los letrados de las partes consultados, incluidos los abogados del
Estado, asumen, pues, que a la larga guerra judicial para saldar las
cuentas de aquella catástrofe aún le quedan batallas. Ninguna descarta
que, tras el portazo recibido a las reclamaciones económicas en la vía
penal, se produzca un aluvión de demandas
civiles para exigir indemnizaciones por unos daños y perjuicios
acreditados en el juicio y que el propio fallo considera “ingentes”.
“¿Pero a quién diriges tu reclamación civil? Como no hay responsables de
esos daños, no se le puede reclamar a nadie”, advierte un jurista muy
cercano al caso.
La sentencia recuerda que, pese a haberse demostrado que el estado
de mantenimiento del petrolero era deficiente, no se le pueden exigir
responsabilidades penales ni a Universe Maritime, la armadora, ni a
American Bureau of Shipping (ABS), la multinacional privada encargada de
inspeccionar el buque, porque cuando sucedió el naufragio la
legislación española no permitía esta reclamación a personas jurídicas.
El tribunal añade, sin embargo, que sí se les podría demandar a estas
empresas “la oportuna responsabilidad civil”. En lo que atañe a ABS, el
riesgo, explican las fuentes consultadas, es que, debido al fracasado
pleito que presentó contra ella el Gobierno español en Estados Unidos,
el caso podría ser desestimado por tratarse de una “cosa juzgada”.
Los 4.328 millones de factura
que presentó la fiscalía se calcularon con un pionero y exhaustivo
peritaje realizado por la profesora de la Universidad de Santiago María
Loureiro. El estudio cifra no solo las pérdidas en sectores como el
turismo (500 millones) o la pesca (405 millones, 200 de ellos como daños
de imagen) sino que lleva a traducir en dinero las afecciones a la
salud de los voluntarios que limpiaron las playas (5,5 millones). Sin
embargo, tras la sentencia, las únicas indemnizaciones garantizadas son
los 171 millones que debe abonar el Fondo Internacional de Indemnización
de Daños debido a la Contaminación por Hidrocarburos (Fidac), de los
que ya han sido pagados 120. El Fidac estaba pendiente del fallo para
distribuir el resto de los fondos por si el Estado español era
condenado, algo que no ha ocurrido.
No solo las reclamaciones económicas han recibido un varapalo. La
sentencia establece que la gestión política que desató un movimiento de
indignación ciudadana sin precedentes en Galicia no fue delito. Pedro
Trepat, letrado de Nunca Máis, la multitudinaria plataforma nacida del
malestar social, se confesó decepcionado por un fallo “aparentemente
incoherente” que “no hace justicia reparadora”. Al abogado de la
organización que ha capitaneado la acusación contra el único responsable
gubernamental que se ha sentado en el banquillo, el ex alto cargo del
Ejecutivo de Aznar José Luis López-Sors, no le cabe en la cabeza que los
magistrados consideren correcto el asesoramiento técnico al que
recurrió el mando del Ministerio de Fomento para optar por remolcar el petrolero sangrante mar adentro. “Tomó la decisión telefónicamente apenas una hora después del mayday. Esto es una carta blanca para gestionar una nueva crisis” de la misma forma,
lamentó Trepat, quien, al igual que la fiscalía, esperará a leer con
calma el fallo, de más de 260 folios, para decidir si presenta recurso
de casación en el Tribunal Supremo.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/11/13/galicia/1384363037_500842.html
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